El centro de Alzira es un atractivo en sí mismo. El barrio de La Vila, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), alberga entre sus estrechas calles un entramado urbano y un conjunto monumental digno de elogios por parte de sus visitantes.

Entre los conjuntos a destacar se encuentran la Casa Consistorial (s. XVI), de estilo gótico-renacentista; el Palacio de Casassús (s. XVIII), muestra del gótico tardío en la comarca; la fachada barroca de la iglesia de Santa Catalina, o el entorno de la plaza Mayor de la ciudad.

Asimismo, en la plaza del Sufragio se encuentra el campanario gótico, una torre del siglo XIII con espadaña que se encuentra semienterrada. Precisamente, este campanario, que presenta una leve inclinación, forma parte de la iglesia de Santa Catalina.

También han sido consideradas Bien de Interés Cultural (BIC) y Patrimonio Histórico de España las históricas Murallas de Alzira. Este vestigio medieval de origen musulmán fue construido en el s. XII, y todavía se conservan algunos torreones y paredes defensivas de su conjunto, que se estructuraba alrededor de un baluarte en el Pont de Sant Gregori. Posteriormente, la muralla fue recrecida en época cristiana. En la zona que limita con el parque de la Vila se puede observar una parte interesante de la muralla, en un entorno acompañado por numerosas palmeras. Junto a la muralla, además, se hallan los restos de la ermita de la Sangre (s. XVI-XIX).

A todo ello hay que sumar otros conjuntos como el monasterio de la Murta con su «torre de los palomos» y su portal renacentista, o el antiguo convento de los Capuchinos (s. XVII), con su retablo y sus destacados paneles cerámicos. C).