A muy pocos kilómetros de las playas más concurridas de la Costa Blanca puedes encontrar una fortaleza mediterránea. Y es que, Villena combina la esencia de una ciudad moderna en constante crecimiento con el patrimonio histórico y cultural que ha dejado su huella desde la Edad del Bronce hasta nuestros días.

Al llegar a Villena lo primero que se ve es su símbolo más característico: el Castillo de la Atalaya. Este municipio se estableció a los pies de esta fortaleza, que es uno de los castillos más importantes y visitados de toda la provincia.

Sin embargo, el municipio es mucho más y en sus calles y edificios esconde un rico patrimonio artístico, cultural y arquitectónico.

Por ello, una de las ofertas más interesantes que puede encontrar el visitante en este municipio, desde el punto de vista arquitectónico y cultural, es la denomina Ruta Modernista, en cuyo recorrido se puede apreciar la influencia del Modernismo en la arquitectura de la ciduad.

Un Modernismo caracterizado por la influencia valenciana, la catalana, el sezession vienés y el modernismo cartagenero. Entre las características de esta arquitectura del siglo XIX destaca que siempre tuvo una finalidad estética y decorativa.

El símbolo más característico es el Castillo de la Atalaya. ED

La Ruta Modernista nos adentrará en la Villena de finales del XIX y principios de XX a través de su historia, personalidades y edificios más destacados, como la sede de la Comparsa de Labradores, la Casa Rocher o el Palacio Selva, sede de la Junta Central de Fiestas.

Además de esta, puedes realizar otras rutas como Villena Misteriosa, una visita guiada teatralizada nocturna con la que descubrir el centro histórico a través de sus numerosas leyendas sobre nigromancia, curanderismo y espiritismo.