Determinación marinera y amplitud de miras. Con esa fórmula avanza Xàbia por el tercer milenio, orgullosa de sus raíces y consciente de que tiene mucho que ofrecerle al mundo para que una parte de la humanidad viajera la elija como destino turístico.

El lujo natural que marca sus límites orográficos es uno de los atractivos de esta villa de pescadores enclavada entre los cabos de La Nau y Sant Antonio, en la comarca de la Marina Alta.

Exponente de la cultura mediterránea en su sentido más puro, exhibe la cal blanca de sus casas, los azulejos y la forja de sus enrejados como identidad singular de un territorio barnizado por la pátina dorada que imprime la tosca, una roca arenisca calcárea formada de dunas de playa hace unos 100.000 años.

Este elemento irrenunciable de la arquitectura local está presente en todos los rincones de la villa y le confiere un sabor clásico monumental.

Xàbia es mucho más que la espectacular El Arenal. Otras ocho playas forman el conjunto de zonas dispuestas en sus 20 kilómetros de litoral para el disfrute de veraneantes, bañistas y submarinistas.

Ser la única sin rastro rocoso, convierte al Arenal en la más conocida y en la más visitada. Sus aguas poco profundas y su ubicación, en el centro de la bahía, en el núcleo urbano al que da nombre elevan su trascendencia.

Junto a ella, se observa el canal que da acceso al mar a pequeñas embarcaciones.

Cala Granadella. ED

La playa de La Grava, que recibe su nombre por el tipo de sedimento que puebla la orilla, está dentro del núcleo urbano de Aduanas del Mar y es anualmente distinguida con la bandera azul.

La Cala Granadella cierra el trío de espacios naturales reconocidos con este sello de calidad turística concedido por la Unión Europea. Se trata de una cala rústica de aguas cristalinas –perfecta para amantes del submarinismo–, que está situada en la zona más meridional de Xàbia.

Se accede a ella a través de una carretera del mismo nombre, que se toma desde el Cabo de la Nao, aproximadamente a unos dos kilómetro antes de llegar a él. Desde la misma carretera de la Granadella se puede acceder al mirador y desde el parking de la cala empieza la ruta de senderismo del Castell de la Granadella.

La conocida como Primer Muntanyar (o Benissero) es una playa semiurbana y abierta de grava y roca que se extiende desde la desembocadura del río Gorgos hasta El Arenal. La talla y extracción de la tosca, explotada como material de construcción, se aprecia a la perfección en este bello emplazamiento.

Cala Ambolo es una reserva naturista casi virgen, de aguas cristalinas, cerca del Cabo de la Nao. Debe su nombre a la torre vigía construida allí en el siglo XVI. En su vertiente más meridional se encuentra la Isla del Descubridor.

Cala Barraca o Portitxol. ED

La Cala Blanca la componen dos caletas contiguas conectadas por el litoral de piedra. Su nombre surge del color de las rocas de sus acantilados. La primera, rústica, de grava y roca, está al final de la avenida Ultramar. Tiene acceso en coche y el último tramo se realiza por un pequeño paseo marítimo.

La segunda, de grava, bolos y roca, se caracteriza por su brazo de piedra tosca que sale hacia el mar a modo de barrera, por lo que sus aguas suelen ser tranquilas y cristalinas. Su acceso se realiza a pie desde la Caleta 1, aunque también se puede llegar a ella desde el Mirador de les Caletes, por unas escaleras. 

Segon MuntanyarCala Sardinera y Cala Barraca (o Portitxol) completan el singular patrimonio playero de Xàbia.