Dice la RAE que, además de un pez teleósteo marino, una rémora es la persona o cosa que retrasa, dificulta o detiene algo. También es el nombre del nuevo disco de Lanuca, otra magnífica colección de canciones en las que la valenciana Ángela Bonet (con Manolo Bertrán, Ana Santos, Vanessa Juan y Santi Serrano, además de Ernest Aparici a la trompeta), alarga el tiempo hasta casi detenerlo pero sin perder la esencia pop. El día 19 de enero lo presentará en el espacio Amstel Arts-Veles e Vents.

P «Rémora» es el primer disco después de los EP «Pómulo», «Gran mandíbula» y «Tibia turbia». ¿Das por finalizada esta especie de trilogía del cuerpo?

R Sí, me parecía que «rémora» es un concepto en sí mismo. Es además el disco más largo que he sacado hasta el momento, tiene tres partes instrumentales que me sugería este rollo de no llegar aún a la siguiente canción. No es conceptual, pero sí tiene algo de entidad por sí mismo y no como los otros, que tenían más similitudes entre ellos.

P ¿La identidad de «Rémora» es sólo temática o también el sonido es diferente?

R El sonido es más ecléctico, cada canción sale en un momento y con unos instrumentos determinados. El trabajo ha sido aunar ese sonido para darle una especie de entidad. Y temáticamente, con «Rémora» quería remarcar ese sentido de «slow motion», como de ir a cámara lenta. Es algo que subyace en el concepto de Lanuca.

P Lo que mantienes es ese contraste en tus canciones entre tu manera dulce de cantar y los sonidos afilados.

R Sí, es algo que me gusta mucho, pero no sólo en las canciones sino en la propia vida. Te das cuenta de cuándo empieza una cosa y acaba la contraria. Es así como veo la vida y así lo reflejo en las canciones.

P Lo que sí he notado es más peso de la electrónica y melodías más pop que en los EP.

R En este disco, a la hora de componer, sí he usado otras instrumentaciones, más sintéticas, con sintetizadores muy básicos, nada sofisticado. A mí el pop me encanta y sale así. A mí el pop me hace muy feliz.

P Y la voz está más en primer plano que en los otros trabajos. ¿Te sientes más segura a la hora de cantar?

R Lanuca no es un grupo, es como el discurso de un individuo y por eso hemos querido darle importancia a la voz. Pero no es una cuestión de seguridad. Yo soy bastante insegura y en el concepto del disco eso se transparenta.

P A principios de año publicaste una película en super 8 que era como un videoclip con tres de las canciones que salen ahora en el disco.

R Queríamos grabar algo con el concepto de «rémora». La idea era como grabar una sesión de ensayo y salían niños que eran como una doble cara: era muy guay que estuvieran ahí y al mismo tiempo dificultaban la tarea de elaborar.

P ¿Cómo te ha afectado en tu trabajo el hecho de ser madre?

R Es difícil, para la mujer y para el padre que está implicado. Nosotros estamos los dos en Lanuca (el padre es el guitarrista Manolo Bertrán) y cuando ensayamos uno de los dos tiene que quedarse con Bruno. Y a la hora de componer lo ha complicado un poco, porque ahora el tiempo está mucho más limitado y no puedo darle vueltas al asunto.

P Cuando un artista hace música sin unas grandes perspectiva comerciales, sino para un público muy limitado, ¿piensas en para qué sacas un disco?

R En mi caso los saco por salud, porque me hace mucho bien. Es una parte muy importante para mí y le dedico mucho tiempo. Forma parte de mi vida y para mí tiene un valor incalculable. Cada vez me doy más cuenta del valor que tiene el proyecto. Yo me cuestionaba mucho la calidad del producto mientras que a mucha gente le gusta. Pienso que si tuviera más difusión podría gustarle a mucha gente, y es triste porque creo que es un producto chulo, bonito y se queda limitado.