Con la llegada oficial del invierno, la nieve se convierte en una de las alternativas favoritas de los valencianos para pasar su tiempo de ocio. Una opción que gana muchos enteros de cara a las fiestas navideñas, a pesar de estar viviendo un inusual comienzo de temporada en la que el blanco elemento aún no se ha hecho presente en buena parte de las principales estaciones de esquí repartidas por la península.

La oferta deportiva y vacacional de la nieve cuenta con una gran número de adeptos en toda la Comunitat Valenciana. Los destinos de nieve se han convertido en mucho más que un mero escenario donde disfrutar del esquí. La aparición de nuevas modalidades, junto a un cada vez más amplio abanico de opciones de ocio destinadas a deportistas de todos los niveles, a la familia o del ámbito cultural y gastronómico, han reforzado a un sector que en 2017 batió todos sus récords en materia de visitantes y ocupación hotelera.

En este escenario de crecimiento, los valencianos cuentan con un gran protagonismo, a pesar de encontrarse a una considerable distancia de los principales focos de atención del «universo blanco». Si bien el destino por excelencia para tanto por cercanía como por ser el escenario idóneo para aquellos que se inician en el esquí o el snowboard, son las estaciones de Javalambre y Valdelinares, a poco más de hora y media en coche de València, el Pirineo Aragonés y Catalán, la granadina estación de Sierra Nevada y Andorra, son los puntos de referencia para los aficionados.

oferta en constante evolución

Unas estaciones cuya oferta de servicios crece de manera considerables con motivo de la Navidad, como muestra de la evolución de un negocio turístico hasta hace unos años basado de manera casi exclusiva en la práctica deportiva, pero que ahora va mucho más allá. De esta manera, los diferentes centros invernales cuentan con un nutrido calendario de actividades acordes a las fechas festivas con la programación de acciones especiales con motivo de la visita de Papá Noel y los Reyes Magos o especiales celebraciones de fin de año, dirigidas a todo tipo de público.

En este sentido, el turismo familiar tiene un papel especial en el conjunto de esta oferta. Los complejos invernales proponen numerosas actividades dirigidas a este sector, tanto para los esquiadores como para los no esquiadores, que incluyen clases especiales de esquí para los más pequeños, jardines infantiles en las pistas -donde los niños pasan un buen rato jugando mientras sus progenitores practican el deporte blanco-, parques lúdicos y de aventura para todas las edades o actividades de divulgación del espacio natural del entorno de las estaciones.

Tanto los aficionados al esquí como los que no han esquiado nunca, pero que encuentran en la montaña una amplia oferta de ocio y una opción de recreo más para pasar unos días de vacaciones, descubrirán por estas fechas un amplísimo programa de actividades para todos los gustos y edades relacionadas con la nieve, como los trineos tirados por perros, heliesquí, senderismo con raquetas, patinaje sobre hielo, solárium y motos de nieve, entre otras especialidades, además de toda una serie de actos de carácter lúdico, cultural, gastronómico y fiestas tradicionales. No obstante el turismo deportivo sigue siendo la principal razón de ser de estos centros, con el esquí tradicional y el snowboard como principales protagonistas, junto a modalidades como el esquí de montaña y el nórdico las cuales no paran de ganar adeptos, año tras año.

Los destinos preferidos

El esquiador valenciano se reparte de manera muy dispersa entre la numerosa oferta existentes de destinos «blancos». Junto a las estaciones turolenses del Sistema Ibérico, el grupo Aramón cuenta con tres nombres que son todo un clásico para el aficionado, como es el caso de Cerler y Formigal, junto a las también aragonesas de Astún y Candanchú.

Sin salirnos del Pirineo, aunque esta ven en el lado catalán, la provincia de Lleida es otro de los puntos neurálgicos para los valencianos los cuales vienen a representar aproximadamente un 7 % del total. Este porcentaje supone unos 90.000 forfaits del 1.300.000 que se vendieron la temporada pasada. Las estaciones de Port-Ainé, Espot Esquí i Tavascan en la comarca del Pallars Sobirà, así como la de Boí Taüll en la Alta Ribagorça i Baqueira Beret, en la Val d'Aran, son las principales destinatarias en cuanto a esquí alpino.

Por otro lado, Andorra se mantiene todo su protagonismo en el panorama del turismo de invierno. La combinación de deporte y compras, así como las múltiples oportunidades que ofrece el pequeño principado son siempre un valor seguro. Los grandes dominios esquiables que ofrecen Vallnord (Pal Arinsal y Ordino Arcalís) y Grandvalira (Pas de la Casa, Grau Roig y Soldeu El Tarter), componen una de las ofertas más completas y extensas para todo tipo de aficionados.

También hay que tener en cuenta el «otro» Pirineo, el francés. Del Atlántico al Mediterráneo, las 38 estaciones galas disponen de más de 1.000 pistas de esquí, a las cuales acudieron más de 30.000 valencianos durante la pasada temporada. Una cifra más que notable y que tiene como puntos de destino estaciones como las de Les Angles, Piau Engaly, Font Romeu o Saint-Lay, entre otras. Además cuenta con espacios únicos como el Pic du Midi con su observatorio astronómico incluido, a 2.887 metros.

Sierra Nevada cierra la nómina de lugares preferidos por los valencianos para disfrutar de la nieve. La carismática estación andaluza coronada por el Veleta se mantiene como una de las más destacadas del panorama del esquí español, con una superficie esquiable y un nivel de instalaciones sobresaliente.