Se trata en realidad de un conjunto de tres cavidades localizadas en el barranco de Hongares, afluente del Cazuma, en Bicorp, que contienen restos de pinturas rupestres que son uno de los mejores y más interesantes conjuntos de todo el Arte Levantino. Entre sus composiciones destaca la conocida escena de la recolección de la miel, una actividad que todavía hoy siguen desarrollando los habitantes de la zona.

Estas manifestaciones artísticas se encuentran enclavadas en un entorno natural de alto valor ecológico conformado por un gran macizo montañoso cuyas alturas más significativas son: Toro (893 m.), Santís (949 m.), Hongares (842 m.), La Cazmilla (986m.) y la Muela de Bicorp (904 m.). El río Cazuma, que se forma por la unión de los barrancos de Llatoneros y de Hongares, cruza el término de Bicorp, de oeste a este.

Su clima es mediterráneo aunque presenta algún rasgo del clima continental, consecuencia de la ubicación alejada del litoral; los vientos dominantes son sudeste y nordeste, este último provoca lluvias, generalmente de noviembre a mayo.

En su entorno destacan las grandes masas forestales de pino carrasco y pino rodeno, así como zonas de carrascas y fresnos, con un sotobosque muy denso de coscoja, aliaga, romero, estepa, lentisco, palmito, esparto, enebro entre otros.

Hacia el norte del término municipal se encuentra la Reserva Nacional de Caza, que aprovechando la gran masa forestal, se creó para la pervivencia de animales como la cabra montesa o el muflón. Otra fauna característica son los jabalíes, conejos, zorras, jinetas, gato montés, liebres, perdices, águila real, halcón peregrino, águila culebrera, búho real y víbora entre otras.

En estas tres cavidades descubiertas en 1920, los motivos pintados se pueden agrupar en los estilos de Arte Esquemático (motivos en zig-zag y antropomorfos) y de Arte Levantino (motivos cinegéticos entre los que destaca una cacería de cabras monteses y representaciones de ciervos, cabras y un gran toro).

Pero sin duda alguna la escena que ha dado mayor relevancia a este conjunto es la escena de recolección de la miel. Se trata de una representación muy cuidada en la que una figura humana situada en el extremo de unas cuerdas extrae la miel de un panal situado en un pequeño orificio de la roca. Un enjambre de pequeñas abejas se mueve a su alrededor. Esta escena, a pesar de la sencillez, constituye el primer documento gráfico sobre la recolección de la miel en la prehistoria y ha pasado a convertirse en símbolo mundial de la apicultura. Si bien es difícil determinar su origen, se calcula que estas pinturas podrían tener entre 7.000 y 8.000 años de antigüedad.