Tesis (1996) grabó su nombre en la historia del cine español. Desde entonces, Ana Torrent (Madrid, 1966) ha interpretado un sinfín de papeles secundarios en la televisión y el cine. Ahora, encarna a una de las mujeres «más fuertes» de su trayectoria. La actriz interpreta a Silvia en Todas las noches de un día, la obra escrita por Alberto Conejero y dirigida por Luis Luque, que estará hasta el 17 de febrero en el Olympia. La obra es un thriller que arranca con la desaparición de una mujer, Silvia, y se ambienta en un parterre regentado por un jardinero (Carmelo Gómez) locamente enamorado. La trama, que transcurre durante 15 años de la vida de los protagonistas, obliga al espectador a mantener una actitud activa para «ordenar el puzzle» que componen estos personajes.

P «Todas las noches de un día» se ha llevado el beneplácito de la crítica nacional. ¿Cómo ha visto la reacción del público?

R Muy buena. Estoy disfrutando mucho la obra, tanto Carmelo como yo jugamos mucho con los diálogos y los personajes. Estamos muy cómodos sobre el escenario.

P El texto está lleno de alusiones poéticas. Luque ha llegado a describir la obra como un «gran instante de belleza emocional». Ante tal descripción, parece mentira que estemos hablando de un «thriller».

R El thriller es una excusa argumental para hablar de otros temas. La obra se inicia con el interrogatorio de un policía a Samuel, un jardinero que puede tener las claves de la desaparición de Silvia. A partir de ahí, se cuenta una historia que no está basada en hechos, sino en sensaciones difíciles de definir. Aquí es donde entra en juego toda esta poesía.

P ¿De modo que el amor es el objeto de la obra?

R Sí y no. Los personajes hablan de una relación que fue y de cómo la vivió cada uno. Se crea un clima mágico en ese invernadero, que es otro personaje más en la obra. Aunque hay una investigación de fondo, lo que salta al patio de butacas es la historia de amor, las reflexiones vitales y las sensaciones en torno al tiempo, al recuerdo o a la vida.

P ¿El público empatiza?

R Muchísimo. Se mete de lleno en la trama. Samuel es un hombre enamorado y Silvia es una mujer que arrastra una herida. Representan dos formas de amar.

P El autor ha querido activar al público con una estructura temporal enrevesada, ya que los «flashbacks» son habituales en la obra.

R Sí, el público debe ser activo y esforzarse por ubicar cada cosa en su lugar. La obra es un puzzle temporal que el espectador debe componer.

P En plena era Netflix, ¿no cree que el público quiere que le den muchas cosas hechas?

R Para nada. De ahí el valor del teatro. El público está muy acostumbrado a cosas así. Esto viene precisamente de la influencia del cine y de la televisión. En seguida sabe entrar en este código. Además, la obra decide darle una vuelta de tuerca a la estructura, ya que los saltos temporales se producen sin un cambio de escenario o de vestuario. Viajamos a través del tiempo de una frase a otra. Es cierto, que Conejero ha hecho una obra que pide más al público. Le pide escuchar, dejarse llevar y asumir un ritmo en concreto.

P ¿El contexto temporal en la obra es importante?

R En Todas las noches de un día el tiempo es relativo. Tanto Silvia como Samuel viven aislados, viven todo de otra forma. Hay una escena en la que Silvia dice: «Cuando llegué aquí levanté una alambrada y dejé atrás el tiempo». En otra escena, Samuel le dice al policía: «Ese reloj que usted lleva no sirve de nada aquí». La obra también habla de la dificultad de superar ciertas cosas del pasado, cómo vivimos a veces con esos recuerdos que nos arrastran. Los recuerdos llenan ese invernadero y a ellos les basta con eso.

P ¿Cómo se ha preparado el personaje de Silvia? ¿Podemos ver en ella la estela de otros personajes suyos?

R Nunca he interpretado a una mujer como Silvia. Diría que no hay en ella nada de lo que haya hecho antes. Para interpretarla estuve documentándome durante un tiempo sobre traumas infantiles y abusos. Quise saber cuáles son los rasgos comunes de las víctimas. Aunque no puedo decir más para no hacer spoiler. Lo curioso de Silvia, es que a pesar de sus traumas, no es una mujer introvertida, sino que es sensual y abierta.

P ¿Es los traumas también hay belleza y poesía?

R Por supuesto. La obra muestra la caída de Silvia. Una caída desgarradora a la vez que bella.

P Apareció en «El desentierro» (2018), rodada en València, y antes en «Verónica» (2017), del valenciano Paco Plaza. ¿Tiene ganas de volver a aprenderse un guion de cine?

R Bueno, no me lo planteo. Actualmente, estoy muy concentrada en la obra y no voy a coger otro proyecto hasta el verano, cuando acabe la temporada en València y en Barcelona.

Hasta el 17 Teatro Olympia.