En el año 2012 Maria Aliokhina fue condenada junto a Nadia Tolokonnikova y Katia Samutsevich, componentes las tres del colectivo art-punk Pussy Riot, por asaltar la Catedral de Cristo Salvador para llevar a cabo una de sus llamativas performances, ataviadas con llamativos pasamontañas multicolores y arremetiendo contra el gobierno de Vladimir Putin y la Iglesia Ortodoxa rusa.

Acusadas de odio religioso, fueron condenadas a dos años de prisión por vandalismo, tras un juicio que sirvió de advertencia de las fuerzas políticas y eclesiásticas del país para todos aquellos que pensaran seguir el ejemplo de las polémicas activistas. El proceso se convirtió en un fenómeno mediático de alcance mundial, con manifestaciones a favor de las acusadas y la libertad de expresión en la mayoría de grandes capitales del planeta, pero finalmente fueron recluidas y su liberación no se produjo hasta diciembre de 2013.

Amnistiadas dos años después Marias y Nadia (Katia no llegó a entrar en prisión), las Pussy Riot no han dejado ni mucho menos su actividad política y artística, tal como demostrará la primera este viernes en la Rambleta, donde acude para presentar «Riot days», un show de «teatro-punk» basado a su vez en un libro del mismo título. «'Riot days' es básicamente la historia desde mi primera acción con Pussy Riot hasta mi último día de prisión».

«¡Pero no es una memoria, es un manifiesto!» -advierte-. Es un «manifiesto de elección de vida» que creo que cada uno de nosotros tiene. El libro fue escrito no solo para contar la historia. La idea es poder mostrar a todas las personas que lo lean que todos y cada uno tenemos una opción frente a la vida, que todos podemos ser Pussy Riot. No debemos esperar a que venga alguien a cambiar lo que queremos cambiar ... por ejemplo, la situación en nuestros países. El cambio es algo que podemos hacer nosotros mismos.

El libro, según explica Aliokhina, incluye diarios y notas que escribió en prisión, citas de artistas, de las llamadas «víctimas de la iglesia» e incluso conversaciones con los guardias encargados de vigilarlas. «Por otro lado -añade- hay declaraciones revolucionarias que tenía en mente porque la Revolución francesa es algo que me interesa mucho. Además de citas de mis poetas favoritos porque estaba estudiando poesía y mis poemas se publicaban en esos días en varias revistas».

Desde esta base, «Riot days» se convierte en una mezcla de música, imágenes documentales y comentarios políticos mordaces basados ??en aquellas memorias de prisión.

Durante el espectáculo, dos pantallas muestran imágenes de las diversas actuaciones y protestas de Pussy Riot con subtítulos en inglés, mientras Alyokhina, con su característico pasamontañas rosa, narra en ruso y a una velocidad endiablada su paso por prisión. A ella se le suman tres músicos -un saxofonista con gafas de sol, un cantante que la acompaña rapeando con chaqueta de cuero y una especie de hombre orquesta con el torso desnudo-, que llevan a la actuación desde la rave al free jazz pasando por el techno punk y el rap. «Me encantan los experimentos. Me encanta hacer algo que no he hecho antes porque siempre es un desafío. Siempre es una oportunidad de entender algo que no sabías antes», subraya Maria Aliokhina.