La artista Christina Rosenvinge publica 'Debut' (Penguin Random House), un libro en el que se mezclan recuerdos, sueños y letras de canciones que le sirve a la artista para crear un "hilo argumental" a sus creaciones desde que comenzó su carrera, a finales de los años 80, hasta la actualidad.

"No se ha normalizado que haya mujeres tocando", ha manifestado Rosenvinge durante una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la publicación de este libro, en el que también hace alusión al machismo en el mundo de la música que, según ha indicado, está "en todas partes", tanto en el "indie" como en el "mainstream".

Sin embargo, la artista ha matizado que esto afecta solo a cómo se percibe el trabajo, porque el local de ensayo y en el estudio siempre ha sido un "territorio de camaradería y hermandad donde no existe el sexismo".

Escribir 'Debut' ha sido más sencillo que hacer canciones, una labor que compara con el "trabajo artesanal de esculpir". En cambio, buscar en agendas y cuadernos, rescatar y formar un relato ha sido más "un juego más lúdico".

El paso del tiempo consigue, en palabras de Rosenvinge, que aquello que no se entendió en el pasado logre comprenderse. Por ello, este libro sirve para dotar a sus creaciones de un "hilo argumental" y para rebatir a quienes criticaron que había pegado "saltos" en su carrera. "No he dado saltos, ha sido todo consecuencia lógica de los tiempos", ha dicho.

Más allá de hacer memoria y recordar sus canciones en términos biográficos, Rosenvinge pretende también con este libro "reivindicar las letras como un género literario en sí mismo", que se rige por las leyes de la música.

"No era tanto la necesidad de contar mi historia como contar la historia de quien se dedica a escribir canciones", ha señalado Rosenvinge, que agrega que detrás del "glamour" aparente hay "una odisea y momentos muy grises", lejos del "fantasilandia" en el que cree que parecen vivir los artistas.

Rosenvinge no se arrepiente de su mayor éxito comercial, '¡Chas! y aparezco a tu lado' (1987), que le parece "una canción maravillosa". "Álex y Cristina pertenecía a la juventud, no podía llegar a los 30 años con las medidas rotas y la chaqueta torera pegando saltos. Corté radicalmente con esto y fue mejor porque no hubo decadencia", resume.

En este libro también revela que hace unos años le diagnosticaron TDAH, un apartado que se toma con "cierto humor" en el libro porque está convencida de que esta enfermedad está potenciada por la industria farmacológica. "Los seres humanos somos diversos y aprendemos de formas muy distintas y no podemos llamarle enfermedad a todo, simplemente hay que atender a la diversidad", ha dicho Rosenvinge.

NUEVA YORK Y EL ARTE "LIBERADOR"

Nueva York le dio a la artista madrileña en los años 80 la oportunidad de acercarse a grandes músicos de en aquella época habría sido imposible en España, según ha confesado, porque tras un éxito temprano necesito apearse del "mundo del mainstream" para apostar por una carrera lenta y de experimentación alejada de la "presión" de la industria. Es decir, que a pesar de tener el "potencial" para fabricar "hits", no tenía el interés por hacerlo.

Rosenvinge nunca se encontró "cómoda" en el papel de artista que se vivía en los 80, cuando uno tenía que comportarse como una "estrella 24 horas al día", porque le parecía "falso e impostado, incluso un poco incoherente artísticamente, porque jugaba a favor de la industria en lugar de la vocación artística", tal y como ha relatado.

Por ello, entrar en contacto con una generación de músicos americanos, entre los que destaca Lee Ranaldo, guitarrista de Sonic Youth, quienes inauguraron una "nueva era", fue "liberador". "Tenía que ver con una larga tradición bohemia del siglo XX: vivir con poco, ser muy radical en lo que haces y deshacerte de la parafernalia del papel de estrella", ha comentado.