Fortuna, velut luna statu variabilis (O Fortuna, eres variable como la Luna)... así se empieza a dibujar el círculo de la que tal vez sea la obra más popular del siglo XX, el Carmina Burana de Carl Orff (lo compuso entre 1935 y 1936, y se basó en 24 poemas del códice original que actualmente se conserva en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich). Una obra escrita sobre textos del siglo XII y XIII que ensalzan el placer por vivir y el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, siempre con una mirada crítica y satírica hacia los estamentos sociales y eclesiásticos de la época. Estos textos son el punto de partida del espectáculo que La Fura dels Baus traerá a València del 30 de mayo al 9 de junio. Un montaje con el que la compañía catalana ha recorrido Europa, Asia y América a lo largo de diez años y actuado ante más de 200.000 espectadores. En esta década, eso sí, han sido diferentes las versiones, algunas más orquestales y otras más centradas en el aspecto lírico. A València llegan con una orquesta de 10 músicos, un coro de 16 integrantes, a dos pianos y percusión.

Desde La Fura dels Baus, explica Carlus Padrissa, director artístico de la compañía, han creado «un espectáculo con fuertes imágenes escénicas, con la intención de ilustrar e iluminar toda la fuerza y poesía de unos textos que, a pesar de tener más de 800 años, hablan de deseos que nos vuelven a unir a lo más ancestral de nuestra especie». Sobre el escenario del Teatro Olympia se dispondrá un cilindro de ocho metros de diámetro que envolverá a los músicos, mientras imágenes proyectadas ilustrarán la obra de principio a fin: una luna gigante, el deshielo, un éxtasis floral, una vendimia en directo, las tabernas, cantantes colgados de grúas y sumergidos en vino, agua y fuego€ Y ahí, entre las 180 personas que dan vida a este espectáculo sobre el escenario, emergerá la figura de la soprano valenciana Amparo Navarro. Nacida en Faura y residente en Benifaraig, Amparo aterrizó en la compañía catalana por casualidad, como suelen suceder las grandes cosas. Padrissa buscaba una soprano para un Carmina Burana escenificado y le hablaron de ella. En 2009 la escuchó en una audición y, sin pensárselo dos veces, la contrató. Su sueño, por el que había trabajado desde muy niña, se hacía realidad. Porque la vida de Amparo siempre ha estado ligada a la música. «Empecé cantando albaes y cant d'estil. Mi abuelo era un gran aficionado a la música y mi madre decidió apuntarme a la banda de música de Faura que, por cierto, este año celebra su 140 aniversario. Paralelamente, inicié mi formación vocal porque mucha gente me decía que cantaba bien. Mira por donde, mi profesor de canto fue luego mi profesor en el Conservatorio de Música de València. Me he ido dejando llevar. A los 19 años, el canto se convirtió en mi profesión y desde entonces no he parado. Empecé con zarzuelas y, audición tras audición, y concurso tras concurso, he ido enlazando trabajos», relata.

Bajo la dirección dramatúrgica de Carlus Padrissa y la dirección musical de César Belda, el montaje es «trepidante», define Amparo; una pieza «llena de momentos maravillosos», apostilla. «Desde el primer momento, Padrissa te mete dentro de ese mundo y lo que no conoces del Carmina Burana te da igual porque es como si estuvieras viendo una película», defiende la soprano solista que, en el sexto acto de nombre Ill Cours d'Amours, canta encadenada y colgada de una grúa a cinco metros de altura con la dificultad que eso entraña. «Es un handicap, sí», bromea tras incidir en que la partitura del Carmina Burana es «muy exigente», ya que obliga a pasar de una entonación muy grave a otra muy aguda. «Y el problema añadido es que tenemos que hacer muchas cosas escénicamente porque Carlus ha montado un jaleo maravilloso sin inventar nada que no esté en los textos», insiste para ensalzar el trabajo «titánico» del barítono y del contratenor .

Feliz por actuar «por fin» en València, cada una de las representaciones son para Amparo «un gran estímulo» porque, a pesar de ser una pieza con poco margen para la improvisación, siempre hay que ganarse al público. «La rutina puede hacer caer en la desidia y cada uno debe buscar en cada representación su estímulo. Cada público supone un reto diferente porque no hay público que reaccione igual», lanza.

La Fura del Baus, a la que avalan sus más de treinta y cinco años de trayectoria, aterrizará en València «para dar mucha guerra». Para ofrecer un «espectáculo total».

Teatro Olympia. Del 30 de mayo al 9 de junio