Carmen Tórtola Valencia (Sevilla, 1882-Barcelona, 1955) bailó y vivió como quiso. Llegó a ser «la mujer más hermosa de Europa», según la prensa del momento, e inspiró a intelectuales. Su arte era algo más que cuplés y espectáculos de vedettes. Sin embargo, hoy apenas es conocida y, mucho menos, reconocida. La actriz y autora valenciana Begoña Tena, recupera su figura en la obra Tórtola, que se representa hasta el 2 de junio en el Teatre Rialto.

P ¿Cómo llegaste a Carmen Tórtola?

R Hace unos 20 años yo estaba estudiando la carrera de Historia del Arte y me encontré unas fotografías de Tórtola haciendo el baile de la serpiente y eran preciosas. Ahora estan aquí [en el Teatre Rialto] expuestas. Me causaron fascinación. A medida que iba avanzando en la carrera me fui encontrando con ella: aparecía en cuadros como protagonista; leí poemas de Valle-Inclán que se los dedicaba... Era un personaje que iba a apareciendo. Lo guardé en la recámara. También me produjo fascinación la sonoridad de su nombre -Carmen Tórtola Valencia-,... me parecía muy sugerente.

P Tengo entendido que hay poca documentación audiovisual de ella.

R Audiovisual solo hay una copia de un baile que está restaurada aquí por La Filmoteca. Es una danza que está en muy mal estado y es muy breve. Es lo único que hay conservado de ella. Por otro lado, hay dos películas que ella protagonizó, pero poco más.

P ¿Qué te fascinó más de ella: su faceta artística o lo enigmático de su persona?

R Primero tuve una fascinación estética por la puesta en escena de sus fotografías; luego, por la época en la que vive: ese periodo de entreguerras que me interesa bastante, finalmente, por la gran cantidad de incógnitas que rodean su existencia. La hacen un personaje muy interesante, sugerente y es lo que me lleva a decidir rescatarla. Cuando recibí la residencia Ínsula Dramataria [impulsada por el Institut Valencià de Cultura], que versaba sobre la identidad, pensé que Tórtola era perfecta, porque esta mujer construyó su identidad.

P Ella misma alimentó su personaje misterioso.

R Ella crea una imagen que va variando, sobre todo, desde ser una mujer enigmática, femme fatale o sugerente. Los periodistas levantan infinidad de leyendas, que ella ni confirma ni desmiente. Ella alimenta el morbo de no saber qué es verdad y qué es mentira. Cuando empieza a bailar, en sus primeras intervenciones, utiliza bastante la imagen de mujer española, racial, morena... Después se va desprendiendo de esto y entra en una construcción más exótica. Utiliza lo que estaba de moda en aquel momento.

P La llegaron a llamar la «Mata Hari española».

R Sí, así fue. Es que fue tan famosa... Famosísima. Salía en prensa y concedía entrevistas completamente fantásticas. No era una artista o mujer al uso.

P Se dice que tampoco tenía muy buena relación con las artistas del momento.

R Se distanciaba de cupletistas y vedettes en lo artístico. Aspiraba a un arte refinado, culto y por eso atrajo tanto a los intelectuales. Es una mujer modernista. Las músicas que utiliza, generalmente, son de compositores como Chopin, Granados,… Ella quería hacer, como dice Luis Antonio de Villena [gran conocedor de la figura de Tórtola], un arte más clasista, más refinado... Un arte que, por encima de todo, más que el entretenimiento buscaba una belleza exacerbada.

P ¿Dónde fue más libre: en su vida privada o en la artística?

R De su vida personal no se sabe mucho. Nunca escribió sus memorias y en las entrevistas siempre hablaba de cosas artísticas o decía unas mentiras fascinantes. Ante ese enigma lo que he hecho en esta obra es ficcionar.

P Sí ha trascendido que mantuvo una relación con una mujer a la que tuvo que adoptar como hija para guardar las formas.

R Sí, pero De Villena explica que ella nunca dijo públicamente que fuera lesbiana o que Ángeles [Magret-Vilá] fuera su pareja. La adoptó como hija después de la Guerra Civil para acallar las habladurías, para que Ángeles pudiera cobrar la herencia. De su vida privada tengo un ligero aroma por lo que he leído o los álbumes que he encontrado. Sí que era una fetichista y creo que sería bastante egocéntrica. Incluso, en algunos momentos, me parece algo ególatra. Le encantaba hacer álbumes con recortes de prensa sobre ella y sobre la gente que le gustaba... y detestaba. Para mí, fue una mujer bastante poliédrica y contradictoria, pero que intentó vivir la vida que ella quiso. Tomó una decisión muy importante cuando muere su tutor legal: no casarse y eso marcó lo que quería hacer con su vida.

P ¿Por qué decidió eso?

R Supongo que porque quería ser artista. Estuvo a punto de casarse con el marqués de Vinent, que era homosexual y nunca lo escondió. Eran grandes amigos. Junto con Pepito Zamora eran un trío peligroso de la noche madrileña.

P ¿Cómo una mujer tan famosa ha pasado al olvido?

R Decidió retirarse de una forma muy consciente. El arte estaba en un proceso cambiante. Sabía que su forma de hacer arte podía llegar a pasar de moda. Era muy altiva y dijo «yo me retiro antes de que me retiren». Vivió sus últimos años recluida en su casa del barrio de Sarrià en Barcelona. Eso también facilitó el olvido.

P Parece el sino de la mujer artista, sobre todo de las que vivieron otros tiempos.

R Hay tantas mujeres artistas por descubrir. A la vista está que desconocemos un montón de obras de escritoras, artistas o pintoras que no nos han llegado.

P ¿Cómo está la creación femenina en València?

R En València estamos viviendo un momento magnífico de autoras, que son premiadas, y que, aún así, tenemos que quitarnos un lastre de invisibilidad. Precisamente aquí [Teatre Rialto] no se han estrenado muchas obras de autoras en los últimos 15 años. Estamos en un momento en el que las escritoras hablamos de múltiples temas. Nos enfrentamos a la creación desde muchos lugares distintos, con temáticas distintas, lenguajes y estilos diferentes.

P Hay quien aún habla de creación masculina y femenina.

R No puedo dividir la creación para hombres o mujeres. Yo escribo para personas. En Tórtola sí era muy importante que todos los personajes fueran femeninos, para hablar de todas esas mujeres que la historia ha olvidado. Quería mostrar ese periodo tan rico de las vanguardias desde el punto de vista artístico de las mujeres. Pero la creación no tiene género. Eso sí, reivindico que en escena haya personajes femeninos potentes y que sean el motor de la acción.

P ¿Para triunfar hay que salir de casa?

R ¿Qué es triunfar? ¿Que tus obras lleguen a un Teatro Principal o Rialto?

P No lo sé. ¿Qué es para ti triunfar?

R Para mí es seguir trabajando de lo que me gusta y poder vivir de ello. Poder escribir con libertad y vivir dignamente del oficio. Ahora mismo estamos en una época en la que se produce mucho, se estrena mucho, pero necesitamos que nuestras obras estén más tiempo en cartel. Nosotros vamos a estar con una producción pública que cuesta muchísimo dinero y mucho esfuerzo humano y artístico y es una pena que muera.

Teatre Rialto. Hasta el 2 de junio.