Bromea con que vivía encima de un videoclub y que ella era la encargada de elegir las películas que se veían en su casa. Fue en esa época, cuenta Laia Aleman, la conocida Isabel Fuentes en la serie Derecho a soñar (TVE,), cuando decidió ser actriz. Con perspectiva se ríe de todos aquellos sueños escritos en su diario pero exclama: ¡lo he conseguido!

P ¿Isabel y tu os parecéis?

R Las dos somos mujeres que hemos tenido que aprender pronto a hacernos fuertes en la vida, en esa parte he conectado mucho con Isabel. Las dos somos madres trabajadoras con todo lo que eso conlleva. Y para las dos el trabajo y la profesionalidad son cosas muy importantes. Isabel es una perfeccionista, yo estoy intentando dejarlo... Pero lo más importante que tenemos en común es una gran fragilidad debajo de esa apariencia de fuerza y determinación. Y no estoy diciendo que esa entereza sea una tapadera, si no que creo que la fuerza y la fragilidad pueden convivir en una persona por muy opuestas que sean, y conviven en las dos. Pero Isabel tiene mucho más carácter que yo. ¡Yo soy bastante más maja! Espero haber aportado parte de mi sensibilidad a este personaje.

P ¿Guardas alguna anécdota del rodaje?

R Mi personaje es una abogada del bufete de la competencia, junto con los personajes interpretados por Fernando Ramallo y Rafa Reaño. Así que entre los tres nos íbamos alternando los casos, de manera que nunca coincidíamos en plató. Pero en las carpetas de trabajo íbamos encontrando guiones de los otros. Así que aunque nunca me crucé con ninguno de ellos, podía ir dejándoles notas entre caso y caso. Muy de abogados, vamos.

P Te tenía encuadrada en actriz más de teatro que de televisión o cine. ¿Cierto?

R Sí, echo mucho de menos el teatro y a algunos de los personajes que he interpretado. A algunos de ellos los volvería a interpretar sin dudarlo. Mi querida Roberta, de Danny y Roberta por ejemplo... Tengo un nuevo proyecto a la vista, aunque está en estado embrionario. Es un texto potente y con mujeres al frente, y me apetece mucho. Pero también disfruto muchísimo creando personajes para la televisión, como mi querida Isabel de Derecho a Soñar.

P ¿Enganchada a la interpretación?

R La pregunta correcta sería qué es lo que no engancha de actuar. Todo. Recuerdo perfectamente la primera vez que me subí al escenario de niña en el colegio. Fue en una representación de fin de curso, me acuerdo de los nervios de antes de subir, de lo bien que lo pasé encima de las tablas, pero lo que más recuerdo es que no quería bajarme del escenario, literalmente. Una de mis compañeras tuvo que tirar de mí para que saliera de escena. Eso es lo que ocurre cuando actúo, creo que nos pasa a todos, yo no quiero que acabe nunca. Me gusta todo del proceso creativo, conocer y construir al personaje, el trabajo de mesa con el texto, ensayos, pruebas de vestuario, me gusta hasta el trayecto hasta el plató o el teatro, el ambiente en los camerinos... Todo.

P ¿Con qué premio sueñas?

R Lo más importante de los premios es que suelen llegar gracias a un maravilloso proyecto y para mí esa es la mejor parte. Creo que lo importante es que te ponen, de alguna manera, en el punto de mira para directores y productores, es decir, para acceder a otros grandes proyectos. Y al fin y al cabo lo que nosotros queremos es trabajar y zambullirnos en buenos personajes. El mejor premio es siempre el trabajo pero si me das a elegir los quiero todos, póngame uno de cada oiga.

P ¿Proyectos futuros y confesables?

R He montado una productora con mi marido Cromagnon Producciones, y estamos empezando a mover proyectos propios como el cortometraje Karma en el que intervengo como actriz. Cada vez creo más en el actor creador. Creo que parte de nuestra creatividad puede ser dedicada a generar proyectos, esta es la forma en la que yo entiendo que podemos contribuir a la evolución de la ficción. Además tengo una función de teatro en ciernes y otros proyectos que están en camino.