"Un caramelo envuelto en celofán negro", dice el festival Tagomago que es el grupo valenciano Tercer Sol, que abrirá el viernes por la tarde, a las 19.00 horas en la Mutant, la quinta edición de este certamen de música de vanguardia. "Un grupo de sujetos siniestros", decía también sobre ellos una hoja promocional del año 2014, cuando publicaron un primer EP que no tuvo continuidad hasta hace unas semanas cuando publicaron a través del respetable sello barcelonés BCore un larga duración titulado "Lejos".

Escuchar "Lejos" provoca una sensación insana y agradable a la vez, parecida a la que a uno también le despierta la música de Velvet Underground, los Pixies, Spaceman 3, Surfin' Bichos o The Jesus and Mary Chain. Las canciones están sometidas a una tensión muy fuerte, provocan desazón, incluso incomodidad, pero es imposible no moverse o incluso no bailar con ellas. "En el EP que sacamos hace cinco años ya nos surgía así de forma natural -explica Almirante, voz y guitarra de Tercer Sol, donde también están Raúl Pérez (batería también en Wind Atlas), Adrián Polo (bajo, sintetizador) y Miguel Molina (teclados). "Nos gustan los bucles y las movidas repetitivas y nos ha salido un bucle que te invita a moverte, es bastante hipnótico. Y en directo es más bailable todavía".

"Hay sitios donde la gente no ha escuchado el disco y ve que los conciertos son muy cañeros -añade Almirante sobre la traslación de "Lejos" a directos como el del viernes en la Mutant-. En el disco buscas algo que sea quizá más audible, pero en el directo nos permitimos pasarnos un poco más, hacer los desarrollos largos más largos...".

El disco tiene como dos almas, una más oscura y otra más cercana al pop. "En realidad, desde el primer disco a este al principio éramos más oscuros, y ahora hay un rollete no más indie pero sí más sosegado -concede Almirante-. Al final sí que es intencionado el empezar con lo más trallero y oscuro y terminar con algo más optimista. Sí que queríamos acabar el disco con algo que dejara buen sabor de boca, que no fuera tan agobiante y oscuro".

Parece que en esta dualidad, en esta desasosegante mezcla entre tensión y cierta paz, han tenido bastante que ver las propias tensiones individuales de la banda. "Supongo que se transmite porque la grabación, la composición ha sido muy tortuosa -explica el cantante-, porque aquí todos tenemos mala... Cada uno tiene su carácter y son bastante difíciles de llevar. Ha habido discusiones y todo eso, pero esperamos que se note para bien".

Esto recuerda a aquello de los "sujetos siniestros" con el que Tercer Sol eran descritos en 2014, pese a que Almirante asegura que la oscuridad de entonces se ha ido haciendo menos densa. "No hemos querido huir de eso, pero sí que hay que reciclarse o morir. A todos los del grupo nos gustan cosas muy diversas y al final tiendes a hacer lo que te divierte. Ha sido bastante natural, en estos años hemos ido sacando nuevas ideas y lo difícil ha sido hacerlas convivir todas y que tengan una coherencia. Al final ha salido lo que ha salido".

Para este año, el objetivo de Tercer Sol es "tocar lo máximo posible" porque la grabación y publicación de "Lejos" ha supuesto para ellos una "inversión importante". Ello también implica intentar ir más allá de esa València subterránea y efervescente que se mueve a través de locales como La Residencia, Umbral o, hasta hace nada, Magazine. "Yo soy otra generación, pero hay mogollón de chavales y una efervescencia brutal. Hay cosas superinteresantes. Estuve viendo a Finale el otro día y me fliparon. Lo que pasa que mucha de esa efervescencia se queda en el camino y salir del círculo de los tres o cuatro garitos de València es complicado. Mola porque nos conocemos todos y uno tiene su proyecto techno, el otro es más punky, pero no creo que se pueda hablar de un sonido de la ciudad".