La Marina de València ha celebrado este sábado su primera regata de artefactos flotantes. En esta ocasión, los participantes, divididos en equipos, competían disfrazados y tripulando su propia embarcación. El objetivo no era tan sencillo: los cacharros debían mantenerse a flote en las aguas del pantalán valenciano.

Lejos del lujo de la Copa del América, esta ha sido una competición divertida y desenfadada que ha reunido sobre las aguas a todo tipo de especímenes flotantes: falleras, tenistas, boxeadores... cualquier disfraz servía para disfrutar de la colorida jornada festiva en La Marina de València.

Entre algunos de los intentos de barco más coloridos, el de un grupo de amigos que había diseñado su propia barraca valenciana para surcar las tranquilas aguas del puerto. En esta competición, en la que lo importante no era ni ganar ni participar, sino no hundirse, casi todos los participantes tenían premio: el mejor disfraz, el artefacto más desternillante, el más innovador, el más ecológico, el más efímero, la familia más intrépida, el tripulante más mayor y el más joven.