En el siglo V a.C. Hipócrates ya describió los síntomas más comunes de la migraña: un dolor incapacitante y palpitante en una mitad de la cabeza, acompañado de náuseas y dificultad para enfocar por un ojo y que se alivia con el vómito. Más de 2.400 años después, aún no se ha descubierto un tratamiento o remedio 100% eficaz para esta enfermedad que solo en España afecta a más de 5 millones de personas, según la Sociedad Española de Neurología.

Según Amalia Sánchez, médico general de mediQuo, «la migraña no se trata de un dolor de cabeza corriente, ya que hablamos de una enfermedad neurológica que, debido a sus fuertes síntomas, es una de las 20 dolencias más incapacitantes según la OMS». La predisposición genética es un factor muy ligado a la aparición de esta enfermedad, aunque también es muy probable que alguien la acabe sufriendo por otras circunstancias desencadenantes como la alimentación, el estrés o incluso las condiciones ambientales. Conscientes de que se trata de una afección de mucha gravedad que afecta a una gran parte de la población, mediQuo recomienda 5 pequeñas rutinas para evitar la migraña o mitigarla, en el caso de que ya se esté padeciendo:

La automedicación, el peor enemigo

Automedicarse es siempre un riesgo que se multiplica en el caso de los pacientes que sufren migraña. Y es que ante un fuerte dolor de cabeza incapacitante, lo primero en lo que se piensa es en tomar analgésicos, pero la doctora Amalia Sánchez recomienda tener mucho cuidado con ellos ya que un consumo excesivo puede desencadenar cefaleas de rebote. Es decir, estos medicamentos pueden cronificar el dolor de cabeza y hacer que el cuerpo se acostumbre a paliarlos con ellos, por lo que el dolor se convierte en casi permanente.

Atención a los síntomas previos al dolor

El 60% de los pacientes de migraña presenta algunos síntomas débiles antes de padecer dolor, como problemas de habla, bajo estado de ánimo, irritabilidad, fatiga, estreñimiento, insomnio, rigidez en el cuello, sensibilidad a la luz y al sonido e incluso antojos de comida. Si se tienen en cuenta estos factores, se puede prevenir el dolor incapacitante y otros síntomas de la migraña.

Neurology.

Atención a la forma de trabajar€

La vuelta al trabajo después de las vacaciones conlleva en muchas ocasiones sobreesfuerzos físicos, mentales e incluso situaciones de ansiedad y estrés. Hay que tener mucho cuidado con estas situaciones en el caso de que se padezcan migrañas ya que se trata de factores desencadenantes muy comunes entre los enfermos. Además, muy relacionado con este punto es el efecto de las pantallas, ya que el trabajo con ordenadores durante horas es un factor de riesgo ya que se fija la mirada y se tiende a tensionar el cuello. Para prevenirlo, lo mejor es tomar descansos si se trabaja mucho con pantallas.

€y a la dieta

Al igual que sucede en cualquier otra enfermedad común, la alimentación es un factor clave en las apariciones de las migrañas. En este sentido, los doctores suelen aconsejar a los pacientes que si son propensos a ataques reduzcan su consumo de alimentos con tiramina, una molécula que puede generar dolor de cabeza y se encuentra de forma natural en alimentos como el vino tinto y los quesos brie y camembert. También hay que tener mucho cuidado con los excesos de alcohol y cafeína, así como con la deshidratación y con saltarse las comidas, ya que se ha demostrado que un nivel irregular de azúcar en sangre es una causa importante en la aparición de migrañas.

El descanso es fundamental

Las luces fuertes, los sonidos intensos e incluso algunos olores también se cuentan entre los múltiples desencadenantes de esta afección, aunque la falta o exceso de sueño pueden darse también como causas posibles. Por ello es muy recomendable que el paciente pare lo que esté haciendo cuando tiene un ataque para descansar en un sitio oscuro y aislado. Y, para prevenirlos, es fundamental respetar los horarios de sueño.

Amalia Sánchez resalta en la importancia de vigilar los ataques de migraña con aura, sufridas por el 60% de los pacientes y que cursan con síntomas neurológicos como la alteración de la vista, la sensibilidad o el habla, «ya que pueden ser síntomas de alarma de infarto cerebral». En este sentido, la doctora insiste en que «si se sufren más de 3 episodios al mes, duran demasiado tiempo o no responden a la medicación, conviene realizar un tratamiento preventivo que no supone una curación, pero puede reducir la frecuencia, intensidad y duración de las crisis. Además, seguir los consejos del médico y llevar hábitos de vida saludables siempre ayudará a mitigar estos ataques».