Un un baño de la sala Play Club, tras el concierto en el que presentó su álbum «Eurococa» -trabajo más reciente-, tuvo lugar esta entrevista realizada junto a su manager y una compañera de la redacción. En la excéntrica situación y entorno, ambientado por el concierto de Cecilio G sonando tras las paredes, transcurrió la conversación de la que resultó esta entrevista.

Iniciándose en el mundo del rap, Pedro Ladroga ha ido construyendo un estilo particular que pasa por varios géneros como el trap, el hip hop o el flamenco, pero siempre con el toque personal, electrónico y «vaporoso» característico del cantante, que da como resultado un universo narrativo y visual propio e inconfundible.

Es uno de los fundadores del colectivo Ladroga Lab, que el cantante define como un «sello de internet» en el que confluyeron un grupo de artistas con características diferentes a la música del momento, donde subían sus canciones y se reflejaba una imagen, una estética y un pensamiento más cercano del futuro que del presente. «Ladroga Lab siempre ha hecho un rollo más experimental y aflamencado, ha sido independiente y sigue siéndolo. Ahora hago un par de cosas con agencias, pero mi música siempre ha sido mi movida y va a seguir siendo potente y ‘puterosa’».

P¿Por qué recopilaste canciones viejas en tu nuevo disco «Eurococa»?

R Quise que fuese un disco épico donde estuviesen todos los temas que consideraba como mis hits de una época, para que no se quedasen como simples singles y que la gente los entendiese como parte de «Eurococa» sin que se perdieran por el camino.

P Tienes temas profundos como «Aquario 3:33». ¿Todo lo que sientes lo escribes o te guardas cosas?

R Intento escribir en el momento en el que estoy, en lo que estoy pensando y en los sentimientos que me salen. Me guardo muchas cosas y otras las pierdo también, porque se me parte el móvil o se me quedan ahí… (Ríe). Últimamente, me da un poco de «flojera». Cuando estoy en la cama se me ocurren muchas frases, pero a veces no me doy la vuelta para apuntarlas.

P ¿Entre qué estilos oscila tu música y cómo la definirías?

R Es complicado porque siempre he viajado por los géneros que me han gustado y me han llenado. Cuando voy en un Blablacar y me lo preguntan, respondo que es rap, música urbana aflamencada, a veces reguetón, a veces más trap y que a veces tira más hacia la electrónica. Tengo temas de rap clásico, salsa, flamenco, trap, rap experimental, tres o cuatro discos de música instrumental... Es difícil concretar.

P «No recuerdo na» y «Ke kiere ase». ¿Con cuál te quedas y qué significan para ti esas canciones?

R No recuerdo na, porque son muchos más recuerdos que Ke kiere ase. Ke kiere ase es un momento y No recuerdo na cincuenta. Representa toda una etapa de mi vida, mi etapa rapera potente.

P ¿Qué hace que un tema tuyo triunfe?

R Nunca he pensado cuáles son las movidas que hacen que triunfe un tema, lo que sí me he dado cuenta que mis temas más naturales sobre cosas banales y «de a pie» llegan más a la gente. Hago muchas locuras, a veces pienso en qué se le pasará a la gente por la cabeza si meto algún sonido del Mario Kart y estoy esperando el plan «a verás los chavales, van a flipar con esto»; pero no pienso en qué hace falta para triunfar, ni lo sé. A lo mejor me hago el reguetón más potente del mundo, el Te boté 7.000 y no se pega. Se pega lo que le gusta a la gente de repente.

P Desde «Amantes del dolor» hasta «Skydrvg 1», ¿cuál ha sido la evolución?

R Es muy poco tiempo, no mucha. Amantes del dolor es más rap que Skydrvg 1. Hice Amantes del dolor porque la música que estaba haciendo era más experimental, demasiado trap sureño-americano Memphis. En España eso no había entrado todavía, entonces decidí hacer algo de rap porque sabía hacerlo y, de hecho, fue de lo mejor porque la gente todavía me lo recuerda. No daba ni un duro por eso, pero a día de hoy sacas un tema de rap y se pega más que uno de trap. El trap lo tienen quemado ya los chavales, lo propio y lo que no está dentro del género se quema menos. El rap me gusta, pero me gustan otras cosas también y entonces quería hacer algo que se adecuase más a eso. Hemos sufrido lo nuestro en Sevilla cuando la gente nos decía que no hacíamos rap, nosotros decíamos «quillo pues mejor, si no es rap mejor». La gente estaba con sus bases de rap y yo con mis composiciones, que eran otro rollo.

P¿Y desde «Skydrvg 1» hasta ahora?

R Buf, en esa transición habré sacado como 20 discos (ríe). El cambio más notable es que ahora es mucho más simple; antes le metía 200.000 beats a las canciones, y ahora cuantos menos mejor. Prefiero transmitir con poco y aprovechar lo que tengo, como hace cualquier artista cuando tiene una fórmula que vende y la explota al máximo. Yo nunca he sabido hacer eso porque me pone nervioso. Si hubiese hecho 20 Ke kiere ase sería otra película, pero en vez de eso hice 200 hits más con otras fórmulas distintas y más potentes.

P Dejando la parte de la letra, ¿qué representa para ti «While you work I make music»?

R Otra época «guapísima» de mi vida, en la que el estudio de Ladroga Lab era uno de los garajes en los que vivía. La gente entraba allí sin llamar, cuando menos te lo esperabas había compadres por ahí metidos. Aparte empecé a dejar de ir al bachillerato porque en mi casa faltaba dinero. En ese momento estaba dando conciertos con un grupo que amo, La desgracia en compañía, y empecé a ver dinero. Desde ese momento decidí ponerme a hacer eso y darlo todo por la música. De ahí el título y la vía de escape que fue.

P Llevas sacando canciones desde el 2008. ¿Qué significa para ti la música?

R Es mi estilo de vida y la forma en que la veo. Me da la vida. La música es mi droga, y mi droga es tu música (Ríe). Es lo que me ayuda a seguir creando, superándome tema a tema y siendo feliz. Para mí todo eso es muy gratificante.

P ¿Te consideras un artista de trap del futuro?

R Claro, ¿si no qué? (Ríe) Cuando nosotros hacíamos Memphis en España, nadie sabía lo que era. Si hacíamos un rollo más «vaporoso», nadie sabía lo que era el vaporwave. Cuando empezamos con el rollo «witch house» y a ponernos triángulos, cruces y medias lunas en los títulos de las canciones, en España eso no se lo imaginaba nadie y preguntaban qué era. Cuando empezamos a utilizar el lenguaje de los cultismos, al igual que se hacía en Florida, poníamos las «v’s», las «x’s» y nadie lo hacía, lo hacíamos nosotros y Pxxr Gvng. Siempre hemos traído cosas que aquí en la vida se imaginarían que estaban siendo potentes fuera.

P ¿Crees que la moda influye en la música?

R Influye mucho, porque es la estética y lo que te hace recordar a un artista. Es su complemento. Tú puedes ser un «Action Man», pero ¿qué tipo de «Action Man» eres? ¿el buzo?¿el que vende en el corner?

P ¿Cómo imaginas el trap en diez años?

R Si en tan pocos años hemos avanzado tanto, en diez esto será una fantasía. A ver, España también es complicada y dura para estas cosas. No solo depende de nosotros, también de un montón de gente que está por encima, pero que tampoco se crean nada (Ríe). Podría ser como EE.UU. o algo así. Aquí ya tenemos esa potencia, EE.UU. muchas veces se fija en España, Latinoamérica también, hay muchas potencias que lo hacen. ¿Tú te crees que en Asia no habrá sellos que se fijen en otros países para coger un poquito y ponérselo a sus BTS? Aquí ya está empezando una tendencia potente que siempre se ha visto, de hecho, hace muchos años el rap latinoamericano tiraba del estadounidense o del español. En Latinoamérica hay peña que flipa con VV, Nach… y son como su ley.