Su sueño es «tener más trabajo». No especifica más. Y, de momento, dice, no se puede quejar. La agenda de Mario Casas está completa. Hoy se estrena Adiós, su última película, rueda las últimas escenas de la película El practicante de Carles Torras, y en los próximos días iniciará el rodaje de la serie El inocente para Neflix. Y ahí no acaban los proyectos. «No me puedo quejar», reconoce. Mario Casas es el hombre del momento. Él se lo toma a guasa.

P Casi una década después vuelves a encontrarte con Paco Cabezas, ¿ha cambiado mucho?

R Nada, es el mismo con el que trabajé en Carne de neón. Trabajar con Paco ha sido un gustazo, un lujazo y un regalazo. En cuanto me ofreció el papel, que recuerdo iba en el AVE, lo acepté con los ojos cerrados. Parece, y mira el bagaje que ha adquirido en estos años, que el tiempo no haya pasado. Su ilusión y entusiasmo es contagioso. Ha sido una experiencia maravillosa y su energía se transmite en la película. Él crea mundos para que el actor reaccione y tiene una sensibilidad increíble. Creo que, a sus ojos, yo seguía siendo el mismo, o así me lo hacía creer.

P ¿Y tu?

R Yo creo, a pesar de que han pasado tantos años, que mantengo la misma ilusión y ganas que cuando empecé. Es cierto que he adquirido más experiencia pero en esencia sigo siendo el mismo. Tengo mis miedos y mis inseguridades, pero estoy agradecido a los que están cerca de mí porque me ayudan a mantener los pies en la tierra.

P Adiós es ficción, pero es una historia muy real.

R Muy real porque al final es la historia de un padre que quiere tomarse la justicia por su cuenta. Es una peli desgarradora que empieza desde la oscuridad.

P ¿Cómo es Juan, tu personaje?

R Es un personaje consumido por el odio, un padre desgarrado en busca de venganza. Un padre bueno que tuvo que robar para poder comer. En la peli todo empieza cuando Juan, tras pasar años en la cárcel, empieza a disfrutar de permisos durante los fines de semana. En uno de ellos, para asistir a la comunión de su hija, sufre la muerte accidental de Estrella, su pequeña, algo para lo que no estamos preparados porque no es algo natural. Juan, ante la falta de respuestas, abandona redención y acude de nuevo a su familia, Los Santos, para intentar aclarar lo ocurrido y ejercer su propia justicia. La muerte accidental de la niña destapa todo un entramado de corrupción policial y narcotráfico. Es una historia con mucha verdad.

P Choca tu acento.

R Fue difícil y lo tuve que trabajar mucho porque en Sevilla hay diferentes acentos y el de las Tres Mil Viviendas es muy particular. Para meterme en la piel de Juan Santos tenía que hablar como él. Soy actor y estoy acostumbrado a cambiar pero esto me preocupaba porque sé que al público le será raro escucharme. Trabajar el acento fue todo un reto para mí. Tuve la necesidad de sumergirme ahí y crear desde ahí el personaje. Ya veremos qué opina el público.

P ¿Cómo ha sido el trabajar con Natalia de Molina?

R Increíble, creo que es una de las mejores actrices con las que he trabajado. Es brutal. Tiene mucha verdad y es increíble verla trabajar. Es muy buena compañera. En la peli es increíble como sabe reflejar el dolor y el sufrimiento de una madre.

P En la película hay mucho dolor-venganza, justicia-venganza.

R Es que en situaciones de duelo muchos hombres acuden a la violencia. No sé si será algo cultural o una cuestión de educación, pero es la manera que muchos tienen de expresarse.

P Tras este rodaje, ¿has empatizado con los padres que pierden a sus hijos y el ansia de venganza que eso despierta?

R No tengo hijos pero es imposible no empatizar con ellos. Cuando empecé a construir el personaje quise ver, con todo el respeto, qué me transmitían esas parejas que pierden a sus hijos de manera tan violenta y fue brutal, brutal.

P ¿Cómo fue el rodaje en general y en las Tres Mil Viviendas en particular?

R Trabajar a las órdenes de Paco fue muy fácil y también fue increíble rodar allí. La gente fue super respetuosa y por momentos parecía más que un barrio un escenario. Es un barrio en el que se respira libertad.

P ¿Sientes que a veces vivimos de espaldas a determinadas realidades?

R Sí, y cuando rodamos en las Tres Mil Viviendas lo sentí especialmente.

P Compaginas el cine con la televisión, ¿en qué se parece y en qué se diferencian ambos formatos?

R Con las nuevas plataformas ha cambiado todo y hay más trabajo. Sinceramente creo que eso es bueno para todos. Aquí se hacen muy buenos productos.

P ¿Cómo te sientes al vivir tantas y tan diferentes vidas?

R Soy de los que intenta cambiar constantemente porque para qué voy a hacer algo que ya he hecho. Esta profesión me permite experimentar y conocerme más a mí mismo. Eso es lo bueno que tiene. A mí me encantan los retos y los desafíos y no tengo miedo a tener que transformarme para dar vida a un personaje. Vivir otras vidas de forma tan real es todo un regalo. Me gustan papeles que llamen la atención y no me dejen indiferente, papeles intensos. Interpretar se basa en convertirse en otra persona y para eso, desde hace años trabajo con siquiatras para que analicen mis personajes y me analicen a mí. Yo admiro a muchos actores porque les he visto en cosas distintas. Solo así te conviertes en mejor profesional.

P Al teclear tu nombre en google, la búsqueda más solicitada es Mario Casas instagram.

R No fastidies, no lo sabía, en serio. Lo utilizo para publicitar mis trabajos porque no me gusta perder el tiempo con las redes. No soy millennial como mi hermano Óscar. En instagram todo es maravilloso pero, poco realista.