A Domingo Mengual le tiembla la voz y se le humedecen los ojos al recordar los 38 maratones disputados en València. Manuel Sánchez, a pocas horas de disputar la carrera, está nervioso por comprobar cómo llega muscularmente y cómo se desarrollará su 39 maratón. Juan Francisco Rubio, el más joven de los tres, está supermotivado por disputar un año más la que ya considera su prueba. Domingo, Manuel y Juan Francisco son las tres únicas personas, de los 25.000 inscritos, que han disputado y acabado todas las maratones que se han celebrado en València, primero con la denominación Maratón Popular de València y, desde 2011, como Maratón València Trinidad Alfonso. Ellos, al margen de los registros, son únicos. Su historia, y su vida, la marcan cada una de las 38 veces que han corrido los 42 kilómetros y 195 metros de la prueba.

Desde la Alameda, desde las pistas del río, desde Valle de la Ballestera, desde Pío Baroja o desde la Ciudad de la Artes y las Ciencias, el trío ha ido superando obstáculos para inscribir su nombre en una prueba que aspira en 2020 a que la IAAF la incluya en el selecto grupo de citas con etiquetas Platino.

Una carrera que en poco, o nada, se parece a aquella que, impulsada por Correcaminos, se disputó en València el 29 de Marzo de 1981. «En las calles no estaban ni las ratas y corrimos por un circuito por la marjal, El Saler y L' Albufera para no molestar por la ciudad. La gente nos miraba como si fuéramos bichos raros. Aquella fue una prueba casi clandestina», recuerda Rubio que acabó esa carrera en el puesto 110 (de unos 600). Entonces tenía 18 años.

Ahora los maratonianos, con dorsales personalizados, sienten el calor del público durante todo el recorrido del Maratón de València y en la llegada, en la pasarela instalada sobre el lago de las Ciudad de las Artes, son aclamados como héroes. «¡Es todo tan diferente!», apunta Domingo Mengual mientras sostiene el dorsal, el 376, que lució en su primera maratón y con orgullo muestra el diploma que le entregaron tras la carrera. «Recuerdo que vi un anuncio y como corría entre 5 y 10 kilómetros pensé que sería un envite correr una maratón. Sin pensármelo me apunté y la hice en 4 horas y 10 minutos. Acabé con calambres en las piernas, pero es que, hasta ese momento, la carrera más larga que había hecho eran 12 kilómetros. Entonces era joven y me comía el mundo», sostiene el más veterano del grupo, mientras Sánchez recuerda que compitió de forma «casual» y que al acabar se juró que no volvería a participar más.

Casi 40 maratones a sus espaldas

El domingo correrá el capítulo 39 de su particular gesta. «No podría vivir sin correr porque para mí, es una manera de entender la vida y un hábito que está dentro de mi rutina» comparte, mientras muestra las maltrechas zapatillas con las que debutó en marzo de 1981. Su compañero Mengual recuerda que, en aquella ocasión, corrió con unas zapatillas de tenis de lona con el piso llano . «Ojo -apunta Juan Francisco Rubio-, que las zapatillas por muy modernas que sean no corren solas, el motor de todo es el corredor». «Sí, pero lo principal es la cabeza», le replica Mengual. «Yo lo tengo claro, mi máxima es que vence el que resiste y yo quiero resistir. Sé que no voy a ganar nunca pero resistiré todo lo que el corazón y las piernas me permitan», afirma Rubio. «Nosotros solo pensamos en acabarla, cómo, ya se verá. Acabar una maratón es un milagro», comparten Sánchez y Mengual.

Sobre los récord de la prueba, 2:04:31 en hombres y 2:21:14 en mujeres, el trío pasa palabra porque su única meta es acabar. «Y seguir sumando», afirman, mientras pasean por el Umbracle. Ellos, al contrario que otros corredores, ni visten prendas de última generación, ni siguen programas específicos, ni contratan preparadores personales para llegar a la cita en óptimas condiciones. «Todos los años me preparo como si fuera novato. Lo hago a mi manera. La primera semana corro cien metros y ando un poco, la segunda doscientos y ando, la tercera trescientos... y así voy cogiendo fondo hasta que llego a la hora de trote y cojo el ritmo de carrera, a partir de ese momento, a entrenar con paciencia y conciencia y sacrificarse mucho», describe Mengual de 73 años.

«Correr 42 kilómetros, de una u otra forma, tiene mérito, pero en los últimos años también se ha extendido el postureo», lanza Rubio tras ensalzar el papel de los atletas populares. «Ahora la organización se vuelca con los tiempos, en traer estrellas e incentivar en que se consigan marcas para atraer a más gente. Pero que nadie se olvide que, el Maratón de València 2019 está vivo y es lo que es, gracias a los populares», reivindica Mengual. Y como populares, si todo va bien y el domingo les acompaña el físico y la suerte, el trío empezará a pensar en su 40 maratón. Palabras mayores.