La asociación del deporte con el esfuerzo físico supone para muchas personas el inmediato desistimiento de afrontar la práctica de muchas modalidades deportivas. Un muro, a veces infranqueable para algunos, que puede convertirse en un mínimo obstáculo y superar ese miedo o confianza por falta de condición física si se combinan los elementos adecuados. Y las carreras de orientación son un claro ejemplo dada la unión de factores como el intelectual, el trabajo en equipo y, por supuesto, el ejercicio en plena naturaleza.

La orientación surgió a finales del siglo XIX en los países nórdicos como método de entrenamiento militar. Unos inicios que han desembocado en una serie de competiciones federadas por todo el mundo dirigidas tanto a categorías de élite y de gran tecnificación, como a aquellos que se inician en el manejo del mapa y la brújula. Aunque existen diferentes variedades el concepto es claro. Los participantes cuentan con un mapa con puntos de obligado paso que configuran un recorrido que tienen que completar en el menor tiempo posible.

Sin límite de edad

A pesar de ser un deporte minoritario, en España existen cada vez más clubes de apasionados a este mundo de la orientación. Un escenario en el que la Comunitat Valenciana juega un papel protagonista tanto por número de federados como por el nivel de las pruebas que se organizan en a lo largo de las tres provincias.

La orientación destaca por el amplio abanico de gente a la que va dirigida. Tal y como asegura Ricardo Iñíguez, responsable de la sección de orientación de la Sociedad Deportiva Correcaminos, este deporte «cuenta con un enorme potencial didáctico y ha surgido una creciente demanda entre colectivos escolares e incluso por grupos de familias y amigos».

Y es que, este deporte que tiene principalmente la naturaleza como escenario, se puede practicar de manera individual, por parejas o en equipos, con lo que se fomenta un «espíritu de colaboración y trabajo conjunto de gran diversión», además de «contar con un factor intelectual muy importante sobre todo en las categorías de iniciación, ya que hay que estar pendiente del mapa en todo momento para saber donde estás y saber a donde vas», afirma Ricardo Iñíguez.

En este sentido, hay que resaltar las facilidades que ofrecen estas pruebas a aquellos que cogen un mapa y una brújula por vez primera. Carmen Perona, fundadora de València Orientación, uno de los principales clubes valencianos, afirma que la orientación «está al alcance de todo tipo de personas, independientemente de su edad y condición física, desde niños de corta edad hasta personas de más de 90 años como he visto en algún campeonato del mundo». Por todo ello, desde los diferentes clubes se hace especial hincapié en el aspecto de la promoción, con la creación de escuelas y pruebas en pequeños espacios cerrados como parques infantiles, donde pequeños y pequeñas de 4 o 5 años aprenden a interpretar sencillos mapas en lo que resulta un divertido juego.

Además, las pruebas oficiales cuentan con la categoría Open donde se reúnen hasta cuatro escalones en función de los conocimientos y experiencia de los participantes, con trazados y niveles de dificultad muy delimitados. Una sencilla y entretenida manera de comenzar a familiarizarse con la orientación y que cualquiera puede conocer de primera mano en la próxima cita del calendario que se celebrará en Bétera el 15 de diciembre.