Perder peso es uno de los grandes propósitos de año nuevo, una de esas promesas que, cada temporada, aparece marcada en nuestro calendario. Es muy posible que la hayamos señalado a principios de diciembre, cuando el ambiente prenavideño, cargado de buenas intenciones nos recuerda que la salud es lo primero. Es entonces cuando decidimos que apuntarnos al gimnasio y luchar contra la báscula serán nuestras prioridades en el año que entra.

Para el experto en diagnóstico de la obesidad, José Luís Sambeat, deberíamos recordar la máxima de Albert Einstein referida al pensamiento científico " No esperes resultados diferentes si sigues haciendo lo mismo" y aplicarla ahora a algo más prosaico pero necesario, adelgazar. Advierte el doctor Sambeat en su libro Coaching nutricional para tener éxito en la dieta "que uno de los grandes errores por los que fracasan las dietas es que decidimos esperar al lunes para comenzar un régimen de pérdida de peso. El motivo es que el lunes es el día en el cambiamos nuestro esquema mental para volver de nuevo al trabajo, tras los días de descanso. El regreso a la rutina, explica el experto, conlleva retomar las obligaciones y con ellas a un sentimiento de malestar o, como poco, una sensación no gratificante: madrugar, aguantar el atasco, retomar en ocasiones tareas mal remuneradas y, ahora, ponernos a régimen.

En principio, podría decirse que la monotonía ayuda con las pautas de una alimentación estructurada, que evite picar entre horas, tomar alcohol con amigos o salir a cenar y caer así en las tentaciones. Sin embargo, cuando llega el viernes, buscamos una gratificación, una recompensa al esfuerzo de toda la semana y es fácil que, si salimos con amigos, esa recompensa sea comida o bebida.

Por otro lado cuando nos decidimos a comenzar una dieta, es cuando nuestro nivel de fuerza de voluntad está en lo más alto. Si comenzamos el viernes, con plenitud de fortaleza motivacional, estaremos mucho más predispuestos a enfrentarnos, y vencer, a las tentaciones que se nos van a presentar en nuestro encuentro con esos allegados incitadores al pecado gastronómico. Por este motivo, siempre es mejor comenzar una dieta el viernes, al igual, considera José Luís Sambeat, que lo es decidirse a luchar contra la báscula antes de la Navidad. Esta decisión, que puede parecer algo loca teniendo en cuenta todos los compromisos sociales y comidas familiares que se acumulan en pocos días, puede ser una garantía de éxito de cara al 8 de enero.

En estas fiestas se engorda, reconoce el autor de El Método San Pablo de Nutrición, ya que las calorías ingeridas van a superar los índices tolerados en cualquier plan de adelgazamiento, pero si llegado el 22 de diciembre se ha perdido ya peso, la motivación para controlar lo que se toma es mayor. La persona se va a ver mejor en su traje o vestido de fiesta, más delgada, con mejor imagen y la motivación va a hacer su entrada en escena. Después de Reyes, el peso ganado suele hacer muy difícil empezar cualquier dieta y, si le sumamos, esa vuelta a la rutina antes comentada, todo va a quedarse en nada, en otro propósito de año nuevo no cumplido.

Así pues, cambia tu plan de acción, ponte a dieta antes de Navidad y mantén tu decisión con la fortaleza mental y preparación psicológica que te da el coaching nutricional.