El tamaño de México, tres veces el de España, ayuda a su enorme diversidad. Como ya hemos comentando anteriormente existen muchos Méxicos y prácticamente ninguna tradición es común a todo el país. Eso sucede con las Navidades. Guadalajara vive estos días su primer Navidalia. Gigantesco parque temático sobre las tradiciones navideñas en México. En él encuentras representadas las habituales posadas navideñas con sus letanías, sus buñuelos, su ponche y sus piñatas. Así como nacimientos, Reyes Magos de Oriente y otras tradiciones comunes al centro y sur del país. Todas ellas con una clara raíz española.

Pero en el norte de México la presencia de todos estos elementos es testimonial. Y es Santa Claus y las tradiciones de Estados Unidos las que predominan.

En lo últimos años está llegando con fuerza al norte del país una tradición nueva relacionada con Santa Claus que parece destinada a perdurar. Nosotros la hemos incorporado este año y el resultado ha sido más que sorprendente. Se trata de la aún poco conocida tradición del Elf on the Shelf, es decir, el Duende en la Estantería.

Esta tradición, llegada directamente de Estados Unidos, consiste en un duende explorador enviado por Papá Noél desde el Polo Norte para comprobar si los niños se portan bien o mal. El duendecillo aparece por arte de magia en la casa unas semanas antes de la Navidad para tomar buena nota de todos los comportamientos de los más pequeños.

Los niños no pueden tocarlo excesivamente porque el duende se molesta y además el roce le hace perder su magia. El duende también tiene prohibido hablar pero es un gran confidente y le encanta escuchar. Cada noche viaja de regreso al Polo Norte para informar a Santa de todo lo que ha visto y regresa en la mañana colocándose en otra ubicación de la casa.

Pero además es un duendecillo travieso que puede hacer todo tipo de trastadas como comer caramelos o llenar el baño de papel higiénico. Los pequeños le confían sus secretos y sus deseos. Y los padres tienen, en caso de necesidad, una manera más directa de comunicarse con Papá Noel.

Acabadas las fiestas el duende vuelve a desaparecer para reunirse con Santa en el Polo Norte y no regresará hasta las Navidades siguientes.