1. Piensa si hay algún vacío que intentas llenar con la comida

Los atracones suelen ser consecuencia de que algo te preocupa, te angustia o te provoca ansiedad. Piensa qué cambios has sufrido últimamente, qué miedos o preocupaciones han aparecido en tu vida.

2. Analiza tus pautas

En un cuaderno, escribe cómo, cuándo, qué y con quién comes habitualmente. Conocer los horarios, los alimentos y también cómo te sentías antes, durante y después te va a dar una información muy valiosa para conocer las pautas que te provocan los atracones.

3. Antes de comer, piensa si tienes hambre o no

Muchas veces es la ansiedad la que nos hace comer sin control. Antes de dirigirte a la nevera, piensa si realmente tienes apetito y si ha pasado suficiente tiempo desde tu última comida. Tal vez te descubras viendo que no necesitas comer justo en este momento.

4. Come de manera consciente

Tómate tiempo para elegir qué vas a comer, disfruta de los sabores, mastica despacio. Entiende qué estás haciendo en ese momento y por qué. Es decir, toma conciencia del acto que estás llevando a cabo y procura disfrutarlo.

5. Dedica tiempo a cocinar lo que vas a comer

Cocinar es muy beneficioso porque te ayuda a entender y valorar qué es lo que vas a comer. Además, si cocinas comprendes el proceso que han pasado los alimentos hasta llegar a tu mesa.

6. Ante el impulso de comer, busca una distracción

Suena un poco mal, pero si tienes el impulso de comer y crees que aún no toca y que además no tienes hambre, puedes buscar una distracción.

Sal a dar un paseo, ponte a ordenar los botes del baño o llama a un amigo. Ocupando la mente en otros asuntos, consigues acabar con el impulso primitivo de comer compulsivamente.

7. Establece unos horarios de comidas

El orden es importante, especialmente cuando no encuentras al 100%. Para ello, establece unos horarios de comidas y síguelos. Ponte al menos 5 comidas al día: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.

Si los sigues, habrás dado un paso de gigante, ya que reducirás los momentos en los que sientes apetito.

8. Escribe tres normas que sí vayas a cumplir

«Que puedas cumplir» es la parte más importante, porque los retos deben ser alcanzables y medibles. Empieza por tres normas sencillas. Por ejemplo: beber un vaso de agua en cada comida, comer al menos tres piezas de fruta al día, no comer galletas.

Para poder medirlos, debes poner fechas. Por ejemplo, si has cumplido estas tres normas a lo largo de 4 semanas, habrás cumplido tus primeros objetivos y además los habrás convertido en un hábito, por lo que no te costará seguir

cumpliéndolos.