Maribel Climent estaba en El Cabanyal mucho antes de que este barrio marinero apareciera en las guías internacionales como una de la zonas más chic del planeta. Lo estaba en los años duros, cuando el barrio se conocía menos y apetecía casi nada. Sola sobrevivió a aquella época oscura y sola sobrevive ahora a la marea de hipsters modernos que buscan un barrio auténtico y original. Eso sí, sin que el bolsillo se resienta. Los modernitos son así, presumen mucho, pero gastan lo justito. Por eso hay tanta taberna en el barrio y ningún otro restaurante como éste.

Ella lleva catoce años defendiendo un concepto que gira alrededor del producto, sobre todo los pescados. Las cámaras de El Cabanyal guardan ejemplares de tamaño descomunal. Es normal encontrarse un dentón de 4 kilos, un gallo San Pedro de 2 o un rodaballo de 6. En el caso del Rodaballo lo llamativo no es su tamaño, sino que es realmente silvestre. Es raro, muy raro, encontrar rodaballos que no sean de piscifactoria. Los de aquí son siempre salvajes. Se reconoce en el color de la carne, la grasa liviana y el sabor limpio. Lástima que saliera demasiado seco, probablemente debido a un exceso de cocción (defecto que también percibí en el San Pedro y en la sepia sucia).

La cocina de Maribel no es nada presuntuosa. Es sencilla y transparente, como ella misma. Por eso mismo me sorprendió mucho cuando me ofreció la titaina con alga codium. La miré con desconfianza al verla acercarse con temeridad al lado oscuro de la cocina de tendencia. Ella debió adivinarme el pensamiento y me confesó: «el codium ni aporta ni resta nada a la titaina, pero antes no me la pedía nadie y desde que la pongo la vendo muchísimo». Ante tan abrumadora sensatez nada pude objetar. Sólo alabar el sabor intenso de esta titaina que se prepara con tonyina de sorra y se parece a las más tradicionales. Igual de buenas estaba la ensaladilla de llisa y mejor aún las alcachofas confitadas (que vienen con unas colas de gamba que se vuelven prescindibles frente a la textura tan suave de esas alcachofas).

El Cabanyal, como tantos otros restaurantes de València, están adscritos al Tenedor y ofrecen descuentos especiales (hasta un 30%) si reservas a través de este portal. No mienten. El descuento se aplica rigurosamente a los platos de la carta. Pero ojo porque con esa reserva no te ofrecerán las grandes joyas de la casa. Normal, son productos que no soportan ese descuento. Reserva como quieras, pero no te pierdas el rodaballo. Vas a ver muy pocos como este en el resto de València. Y pide que te lo hagan poquito, apreciarás más su valor.