Yoga debe ser conocido a través del yoga, y solo el yoga te conduce al yoga. Aquel que persiste en el yoga alcanza la felicidad en el yoga». Vyasa, comentario del sutra III.6 de Patanjali sobre la práctica y etapas del yoga.

¿Pero qué es el yoga? ¿por qué tanta gente practica ahora esta disciplina? La definición más común es que se trata de una práctica en la que se une la mente, el cuerpo y el alma. Un método en el que la respiración es el puente entre la parte física y emocional. El yoga es simple, aunque poderoso, ya que permite liberar el verdadero potencial de la mente y el cuerpo. La palabra clave es unión. Y el yoga, a pesar que mucha gente lo trata como un deporte en sí, es el paso previo a la meditación, a la búsqueda de la dimensión espiritual de la vida, a la «búsqueda de la unidad», según Victor Morera, Profesor-formador de Yoga terapéutico.

Los beneficios más evidentes de una buena práctica son el incremento en la flexibilidad, fuerza, vigor, mejora en la concentración, vitalidad, relajación profunda, ecuanimidad, calma y contento. Porque esencialmente, el yoga tiene que ver con el autoconocimiento. El yoga es una invitación a redescubrir el verdadero potencial, la auténtica naturaleza.

«Desde la perspectiva del yoga, la salud es un movimiento del organismo en búsqueda del equilibrio, supone una respuesta eficaz y de menor coste energético ante los estímulos externos e internos. La salud es la capacidad adaptativa del organismo y de la persona al cambio. En el yoga esa capacidad depende en gran medida de la integridad de la persona, y una persona es integra cuando hay coherencia entre su pensar, sentir y actuar. Esa coherencia restablece en gran medida la salud», explica Morera. En este sentido, el yoga da herramientas para generar pensamientos armónicos y lúcidos y, los pensamientos, son poderosos medicamentos. En la práctica, el primer paso es que cada uno asuma sus responsabilidades y ponga su energía en movimiento; una responsabilidad sin culpabilidad porque el yoga implica una actitud de aprendiz y de dejar de ser víctimas.

«No hace falta subirse a la esterilla para hacer yoga. Yoga es la oportunidad de parase en los detalles, de sentirlos sin juzgarlos, simplemente siendo un observador. Tenemos que respirarlos y comenzar a vernos en todo y en todos, de esta forma ampliaremos nuestro sentido de la empatía, pero la verdadera. En yoga hablamos mucho de los momentos de suspensión, en la vida normal a penas los tenemos en cuenta. Vamos de un lado a otro casi de forma mecánica y no nos paramos a percibir los detalles de los que se compone nuestro día a día. Nos parece siempre el mismo, pero siempre es totalmente diferente», explica Cristina Zamora, profesora de yoga titulada en India por la escuela internacional Sivananda.

El yoga también propone una parada para ver dónde estás, qué piensas y qué imagen tienes de ti mismo y del mundo. Qué piensas. El yoga es el marco en el que retomar el sentido más profundo de lo humano y con el que encontrar sentido a lo que nos sucede, así como desarrollar valores esenciales con uno mismo y los demás. Valores como no hacer daño, honestidad, generosidad, ecuanimidad y abstenerse de lo no esencial.

«El yoga es una gran herramienta que ayuda a interiorizar en nuestro ser, en nuestro silencio, y combatir los miedos que puede provocar estar en contacto con nosotros mismos. Nos da las claves para concentrarnos de tal manera, tener nuestro Drishti, nuestra mirada enfocada en un punto y ser capaces de dejar que nuestra mente no nos colapse. El yoga viene de una tradición muy antigua india, y ha llegado a Occidente con el fin de darnos paz, y restablecer la relación entre nuestro cuerpo y nuestra mente y así dar mayor sosiego a nuestra alma. Nos enseña a pararnos y sentir que no somos uno, sino que somos parte de todo», argumenta Zamora.

A nivel físico, el yoga fortalece la estructura muscular tónica del cuerpo y desarrolla una mayor capacidad pulmonar. Pero también prepara para meditar y así poder fortalecer tanto el cuerpo -mantener la postura de meditación durante un cierto tiempo necesita de una fuerza muscular en tronco superior importante-, así como suficiente elasticidad en caderas y piernas, aunque también se puede meditar en silla, pero también prepara a potenciar una fuerza mental.

El yoga ayuda a potenciar la concentración y llegar a practicar pratyahara, la abstracción de los sentidos, con el fin de interiorizar en uno mismo sin que los estímulos externos alteren. La respiración es el centro de los diferentes métodos propuestos en el yoga para restaurar la salud. Ya que por una parte aporta vitalidad, Prana, ayuda a calmar el mental y producir una respuesta de relajación, que es esencial para el buen funcionamiento de todo el sistema neurovegetativo, mejora la circulación energética y orgánica y ayuda a la limpieza del cuerpo. La práctica del yoga es saber respirar, sin ello, no se hace yoga. «Cuando estoy alterado, mi respiración es más corta y rápida, pero cuando soy consciente de ello, y la modulo, la hago más larga y profunda, la calma vuelve a mi ser. La percepción de la realidad exterior se modifica. La respiración es la clave de todo», sostiene la experta.

Con el paso del tiempo, en occidente, el yoga ha ido perdiendo su faceta espiritual y se ha convertido en una disciplina más práctica enfocada a reducir el estrés y a conseguir bienestar físico.