egunda añada del vino emblemático de Bodegas Murviedro, La Casa de la Seda, hecho con las uvas de unas cepas centenarias de Bobal que la bodega con sede en Requena adquirió hace ya algunas campañas para salvarlas del arranque por su baja, aunque excelente, producción. Hablamos de la Finca El Ardal, diez hectáreas de viñedo en secano, con profundas raíces que soportan con mucha más solvencia los años de déficit hídrico, cada vez más habituales en esta comarca de València. Un tesoro vitícola de los que son cada vez más escasos, que en su mayoría se conservan solo por motivos sentimentales, ya que fueron plantados por los abuelos de las actuales generaciones, y que en los últimos años ha reactivado su interés entre productores de vinos, que buscan parcelas singulares con las que elaborar vinos de personalidad propia.

La Casa de la Seda 2017 es un tinto con crianza vinificado bajo pautas tradicionales que ha permanecido seis meses a partes iguales en fudre de roble, una tinaja de barro cocido y un depósito de hormigón de forma ovoide.

La añada climática de 2017 se aprecia en la copa, muestra más frescura y elegancia que la anterior de 2016 en la que llovió algo menos. Tiene un precioso color púrpura, propio de la Bobal, con buena capa. Domina su aroma varietal a frutas negras, a frutillos silvestres, con recuerdos a plantas aromáticas, notas florales de violetas y especias como el azafrán. En el paladar es de cuerpo medio, amable, con frescura y elegancia, taninos sedosos, un punto goloso, con presencia de fruta madura (confitura de grosellas), equilibrado con la buena acidez varietal, sensación fresca y fondo mineral. Buen acompañante de carnes rojas, guisos de caza, embutidos y quesos curados.