La realidad no es suficiente. Por eso, Jordi Casanovas ha vuelto a darle un giro a Valenciana para sumergir al público del Rialto en un recorrido por el éxtasis, el miedo y la euforia de la València de los años 90. Rebeca Valls, Maria Almudèver yVanessa Cano interpretan a tres amigas periodistas; ellas son las encargadas de hilar la corrupción, la Ruta del Bakalao y el caso de las Niñas de Alcàsser, tres tramas del pasado que, sin embargo, también son un reflejo de la actualidad. «Las mujeres somos las protagonistas, pero lo más significativo es que todo esto se cuenta desde nuestro punto de vista. Con casos como el del crimen de Alcàsser nos decían que no saliésemos de fiesta, que no fuésemos solas por la calle… es un reflejo de lo que ocurre ahora con casos como el de la Manada, por ejemplo. Esto es fundamental, porque ponen en acción todos esos cambios de la época que perviven en la actualidad», expone Rebeca Valls, una de las protagonistas.

¿En qué cambia la Valenciana que se podrá ver en el Rialto, desde hoy y hasta el 8 de noviembre, al que se ofreció el año pasado en el Principal?

Se diferencia, además del cambio de algunos actores, en la escenografía porque el Rialto es diferente y aquí todo es más recogido. El director lo que ha hecho es centrarse más en los actores y todo tiene una mayor intensidad. La cercanía con el espectador hace que se vivan las historias de forma más personal y que lleguen más directamente al alma. En el Rialto, el espectador llega a ver casi el aliento, el alma y el pensamiento de cada personaje.

Es lo que tiene el Rialto.

Aquí todo es más íntimo, cercano y por qué no, diferente.

Pero en esencia, tres personajes, tres historias...

Eso no cambia. Hablamos de tres amigas periodistas que cada una lleva una línea de trabajo, una se dedica a investigar para Canal 9 el crimen de las niñas de Alcàsser, otra la ruta del Bakalao unida a una historia personal y la otra es la dircom de un político valenciano tipo Zaplana. Todo con un simbolismo muy particular. Jordi Casanovas, el director, se dejó llevar por nosotras en los ensayos y, durante el proceso de dirección, siguió escribiendo por lo que todos nos sentíamos muy partícipes de todo. De principio a fin, en Valenciana todo está siendo muy bonito.

Hablamos de una historia de los años 90 que bien podría ser de esta década.

Sí, porque al final fue algo muy gordo de lo que se ha hablado poco en València. El crimen de las niñas de Alcàsser nos hizo mucho daño a las mujeres y ahora, con la Manada, sí que hemos podido salir a las calles y reivindicar que no tenemos que ser fuertes y valientes y sí libres. Creo que estas historias están más presentes que nunca y por eso esta obra es contemporánea. En València, no sé por qué, de todo esto se ha hablado poco; no sé si porque eran temas tabú, porque no nos han dejado o porque nos ha dado miedo se ha pasado por encima. Yo soy de las que piensa que está bien hablar de nosotros mismos para entender y cerrar heridas.

Más que una reivindicación, ¿Valenciana es una enseñanza?

Sí, porque de la obra cada espectador saca sus propias conclusiones. Jordi habla mucho de las teorías conspiratorias de las niñas de Alcàsser, de adónde nos lleva y a adónde no, él da su opinión sobre eso y cada espectador puede extraer sus propias conclusiones que para eso está el teatro, para pensar, debatir y sacar tu propia idea. El teatro te debe invitar a reflexionar y para eso existe. El teatro es y debe ser más que un mero entretenimiento; para mí, es un templo dónde poder ir a pensar, en comunión, pero a la vez en la intimidad de cada ser.

¡Hay que ver cómo nos ha cambiado la vida de cuando se estrenó la obra en el Principal a ahora!

Hemos pasado meses muy duros. Yo estuve 8 meses sin currar. Cuando empezamos a ensayar Valenciana ya se me habían caído todos los bolos. Sí, fui a los Premios Max y todo fue muy bonito, pero oh, de dónde venía... Gracias a esta obra del Institut Valencià de Cultura seguimos... En este periodo, parece que la cultura está siendo lo de menos. Está claro que la salud es lo más importante, sí, pero podemos decir muy alto que la cultura es segura, que en los locales se respetan las medidas de seguridad, que los actores nos hacemos las pruebas para poder trabajar seguros y poder trabajar sin mascarilla en el escenario... Los espectadores deben saber que nosotros nos sentimos totalmente seguros para ofrecer lo que hacemos y que ellos también lo están. Con tantos brotes que se han dado en España, no hay ninguno que tenga su origen en un teatro.

Sí, pero muchos espectáculos se están cancelando.

Y no sé porqué. Creo que hay que dar confianza porque la gente sigue teniendo mucho miedo. Pero mira, luego vas a una terraza y está llena, subes a un avión o a un metro y está lleno... Sinceramente creo que necesitamos el apoyo de los de arriba y que den y trasladen confianza a la gente porque los teatros son sitios seguros en los que se respetan las medidas, te sientas y a tu lado no tienes a nadie, llevas mascarilla y no hablas... más imposible.

¿El que va ahora es más ‘entendido’ y hay menos postureo?

El que va es más selecto y se nota que valora más el trabajo de los actores. En esta pandemia todos nos hemos dado cuenta que la cultura, para nuestro bienestar y nuestra libertad dentro de nuestra casa y dentro de nuestro encierro, nos daba para poder evadirnos con la mente, el corazón y el alma. Los espectadores que van al teatro son los que verdaderamente aman el teatro . El fin de semana estuve representando El método Grönholm y en los teatros no se oía ni destapar un caramelo, ni una tos, nada. Respeto total.

Te has vuelto a quedar a las puertas de tener un Max.

Estar nominada ya es un respaldo y una recompensa importante. Llegar donde ha llegado Dinamarca es importantísimo. Ésta fue mi segunda nominación; en la primera se llevó el premio Blanca Portillo y en la segunda Verónica Forqué, si hay tercera ya veremos qué pasa. Solo el hecho de estar ahí ya es una recompensa. Me lo dijeron cuando estábamos confinados y me subía por las paredes de mi casa de alegría. No puedo estar más agradecida a Dinamarca; además de todo, nunca olvidaré que me dejaron conciliar. Yo iba con el bebé a los ensayos, le daba teta con todo lo que ello implica... Agradezco ser madre-actriz porque mis compañeros, además de entenderlo, lo respetan.

¿La nominación llevó aparejados nuevos proyectos?

En ese momento, ya tenía más o menos programada toda la temporada. A no ser que se caiga, y cruzo los dedos, lo tengo todo bastante petado y ya me tengo que dejar cosas. Tengo que hacer encaje de bolillos para combinar cositas y eso es muy bueno. Me han propuesto cosas que no he podido hacer y otras están en el aire para hacer cuando pueda. De momento va todo rodado.