Hace 25 años Juan Carlos Garés y Chema Cardeña subían al escenario para dar vida a Shakespeare y Marlowe en La Estancia, obra con la que arrancó la trayectoria de la compañía Arden. Un cuarto de siglo después, Raúl Navarro y Ricardo Saiz les dan el relevo en la versión cinematográfica de esta historia, Un cercle en l’aigua, película que, tras su paso por La Mostra, se estrenará en los cines ABC Park el 6 de noviembre. Una producción, y ahí lo extraordinario en estos momentos, cien por cien valenciana.

Chema Cardeña, autor de aquella primera pieza, ha coescrito el guion de la nueva versión junto a Vicent Monsonís, director de la película. «Este proyecto ha tardado muchos años en poder llevarse a cabo, obtener la financiación no era sencillo. Pero, tener la oportunidad de retomar las palabras, los personajes y la trama tanto tiempo después, me ha traído el recuerdo de una época muy feliz, que cambió mi vida», comenta Cardeña. Con diversos reconocimientos como el Premio de la Crítica Valenciana o el Butaca, otorgado por el público barcelonés, La Estancia es el germen de su versión fílmica, aunque hay notables diferencias. «Garés me pasó el texto en el año 2000 y en 2003 ya intentamos, sin éxito, conseguir financiación. A pesar del no, yo seguí trabajando en este proyecto. Esa primera adaptación era muy ambiciosa. Intenté vender el guion pero no lo conseguí. Tenía claro que era una historia que merecía ser contada y estaba convencido que, desde aquí, se podía hacer este tipo de películas. Tras las negativas lo readapté y creé una versión más intimista, una versión en la que se mantenía el espíritu de la obra de teatro pero se situaba dentro del contexto histórico y con acción», explica Monsonís. Con perseverancia, veinte años después, el director ha visto cómo se materializaba su objetivo. «Cada historia encuentra y tiene su momento. A veces, los proyectos se meten en el cajón y periódicamente se rescatan, se reescriben y esperan su nueva oportunidad», lanza Monsonís. «Este mismo proyecto lo presenté 3 o 4 veces antes de lograr la financiación que lo ha hecho real. Siempre tuve claro que esta película se tenía que hacer aquí con gente de aquí porque tenemos talento y profesionales de sobra», completa satisfecho por haber hecho una película «digna» con un presupuesto pírrico.

Fiel a La Estancia, Un cercle en l’aigua tiene intriga, carácter y controversia, una trama que se atreve a ficcionar entorno a dos iconos de la literatura universal y cuestionar la autoría de obras cumbre del teatro, al tiempo que se habla de amor, traición, ambición... Un cercle en l’aigua desarrolla la teoría que defiende la imposibilidad de que alguien sin formación académica pudiera escribir las obras atribuidas a William Shakespeare. Solo un experto en lengua y literatura clásica, con una trayectoria sólida como escritor, pudo haberlas escrito. Y ese alguien es Christopher Marlowe. En esencia, tal como se recogía en la obra de teatro, es una reflexión sobre la creación artística y su autor. La trama, insiste Monsonís, está basada en hechos documentados. Todos los personajes, lugares y fechas son reales

«Cuando escribes para el teatro hay que usar muchísimo la imaginación para salvar las limitaciones de espacio y tiempo que da el escenario. A cambio obtienes la emoción del directo. Mientras que el cine otorga mayor libertad, puedes utilizar diferentes localizaciones, hay recursos como la fotografía o los efectos especiales que dan mucha magia... Para mí, el teatro es palabra mientras que el cine es imagen», reflexiona el dramaturgo. En opinión de Cardeña, la clave en una adaptación cinematográfica es que esos beneficios y herramientas que ofrece el audiovisual respecto a las artes escénicas no empañen la esencia de la obra.

La película, al contrario que la obra de teatro que transcurre en un único ambiente (una habitación), muestra diferentes escenarios ya que los exteriores se han rodado en localidades como Godella, Nules o Borriana y los interiores, mayoritariamente, en el castillo de Benissanó, en una masía abandonada reconvertida en una casa del siglo XVI en Godella y en el Centre del Carme en València.

En el caso de Un cercle en l’aigua se han podido crear personajes que en la versión teatral solo se mencionaban. «La película cuenta con un plantel de actores secundarios estupendos», señala Cardeña. Es el caso de Rosa López como la Reina Elisabeth o Enric Juezas como William Darnby, por ejemplo.

Otra diferencia es que en la obra estaba más centrada en la relación entre los dos protagonistas. Como testimonio del legado teatral de Shakespeare, se llevaban a escena sus temas principales, como la traición, la pasión o la ambición. Y había un homenaje al universo teatral del momento. Mientras que la película toma un tono más cercano al thriller histórico, esmerándose en la recreación de la Inglaterra Isabelina a través de un argumento que entreteje ficción con datos y referencias reales, donde cobra protagonismo la trama de espionaje y las teorías marlowianas, que ponen en cuestión la autoría de Shakespeare sobre piezas maestras como Romeo y Julieta, Otello o Hamlet. «He añadido a la obra todo lo que se sugería», apunta Monsonís.

Otra aportación de este nuevo formato es la banda sonora que han creado para la película Capella de Ministrers, formación decana de música antigua. La fotografía es obra de Jesús Sorní mientras que el vestuario cuenta con piezas que han formado parte de grandes películas como Elisabeth o La Reina Margot, todo ello supervisado por Inés Liverato. Ellos son parte de un equipo de rodaje y artístico íntegramente valenciano, que ha sabido transformar localizaciones para trasladar al espectador a la Inglaterra del siglo XVI en una película rodada en valenciano.