Llevo semanas pensando en que necesitamos soñar, porque veo, además de la preocupación generalizada, bastante tristeza en el ambiente. He participado en unas cuantas conversaciones donde las personas afirmamos sentirnos tristonas, con menos luz y energía, y no me extraña, ya que una de las cosas que más ilusión nos proporciona es soñar y tratar de hacer realidad nuestros sueños, y lo hemos dejado de hacer.

Toda la situación actual supone un freno enorme para muchos de nuestros sueños, pero no para todos.

Quizás, no todo el mundo necesita soñar para mantenerse en un estado emocional equilibrado, pero yo lo necesito, y estoy segura de que puede haber más personas como yo.

Dándole vueltas a esta idea, estas semanas he descartado la posibilidad de soñar con aquello que ahora, si no imposible, es muy muy difícil. Así, he descartado soñar con viajes, soñar con fiestas, con conferencias presenciales, con bailar con mis amigas en algún lugar concurrido, con cenas multitudinarias de amigos, con celebrar el cumpleaños de mis hijos como lo hacía tradicionalmente… Escoger ese tipo de sueños ahora podría producirme un alto grado de frustración.

Por ello, he decidido «abrir los ojos» y activar mi «radar de sueños», para detectar diferentes oportunidades para soñar. Ha sido increíble cómo, al fijarme como objetivo el «ver más allá de lo que estaba viendo, para poder soñar», efectivamente, he descubierto muchísimas oportunidades de soñar, como si se trataran de una aparición. En realidad, estoy segura de que mi disposición ha provocado que yo atrajera esas oportunidades .

Para empezar, unas personas a las que sigo en redes sociales van a lanzar un proyecto que busca crear una comunidad enriquecedora para el colectivo de las mujeres. Sin conocerles de nada, tan pronto como conocí la noticia, les escribí, mostrándoles todo mi interés y disposición para poder proporcionarles contenidos útiles de mi especialidad (liderazgo, empoderamiento, reinvención, etc.). Rápidamente me contestaron y, tras intercambiar un par de emails, parece que la idea les puede encajar, ¡y ya estamos dándole vueltas a cómo ponerlo en práctica!

A raíz de comprar una herramienta para ayudar a las personas que me piden desarrollar su habilidad de hablar en público, detecté otro sueño. Dicha herramienta no se estaba comercializando en castellano y yo podía ofrecerles la traducción de la herramienta y el desarrollo de talleres para darle visibilidad en países de hispanoparlantes. También busqué el contacto y me contestaron que la traducción ya la habían encargado, pero tal vez los talleres podrían interesarles. El tema ha quedado un poco en el aire…

El tercer sueño que identifiqué fue el de desarrollar y proponer un programa a empresas que refuerce su compromiso con la responsabilidad social corporativa de forma innovadora, en un contexto tan complejo como el actual. Ello ha propiciado que tenga varias conversaciones con personas que aprecio y, como resultado, me han surgido dos oportunidades de proyectos profesionales, además de proveerme de ideas muy valiosas para desarrollar, de forma atractiva, el programa que he ideado.

Como véis, el resultado de la puesta en acción de tres de los sueños que he detectado es muy diverso, pero el mero hecho de activarlos, de generar ese “movimiento”, y de que se abran posibilidades de que cristalicen, me ha llenado de ilusión y energía. De hecho, hace una semana que algunas personas me están preguntando de dónde saco la energía… en tiempos tan convulsos como los actuales.

La clave ha sido:

Abrirme a descubrir posibles sueños, con creatividad, activando mi «radar de sueños».

Poner en juego mi valentía para dar los primeros pasos para que esos sueños detectados se conviertan en algo «palpable».

Disfrutar muchísimo del camino y no basar mi satisfacción estrictamente en que la respuesta que obtenga sea un «sí».

Descubrir cuán lejos llega mi flexibilidad.

La sensación de poder que me produce saber que, junto al resto de partes implicadas, tengo la facultad de regular los compromisos que surjan de tales iniciativas.

Y tú, ¿con qué puedes soñar?»