Solíamos buscar destino para nuestros viajes en el viejo atlas de tus padres», canta La Habitación Roja en «Cuando te hablen de mí», incluida en su disco ‘4’ (2003). Los próximos 11 y 12 de diciembre, la banda culmina en el Teatre Principal de València parte de un «viaje alucinante» (así se llamaba otra canción del mismo disco) que se inició hace 25 años y al que todavía no le ven el final.

Lugares sagrados

El atlas de La Habitación Roja se abre por l’Eliana, su lugar de nacimiento. «La niñez, las raíces, los amigos, el primer amor, el lugar al que siempre volver, el lugar en el que todo empezó: La vida, el fútbol, la música, el grupo y la devoción por todas las cosas que importan en la vida», explica Martí. Antes que compañeros de banda, Jose y Jorge fueron amigos de colegio y jugadores del equipo de fútbol local. «El ‘poli’ es un lugar sagrado de nuestra infancia, testigo de juegos y de nuestros primeros pinitos futbolísticos». En 1998 incluyeron en su primer disco «Polideportivo», un tema que habla de la rutina cotidiana de un día de trabajo. «Cada mañana iba a un centro comercial para trabajar como reponedor de discos. Solo tenía una idea en la cabeza: hacer mis propios discos y dejar de reponer los de otros». Años después, la infancia volvió a aparecer en «Entrepinos», un rincón de la Vallesa «recurrente en el imaginario de los niños de nuestro pueblo y donde aún seguimos yendo cada Semana Santa a disfrutar de los amigos y la naturaleza y de las viejas trincheras que nos servían de escondite». Otro lugar sagrado en el imaginario elianero de varias generaciones aparece en ‘Largometraje’, el segundo disco de LHR. «Espiral» es un homenaje a la mítica discoteca con claras reminiscencias a bandas como New Order o The Cure que sonaban allí.

Del Carmen a l’Albufera

A 20 kilómetros de l’Eliana está el Barrio del Carmen, «donde callejeábamos en nuestros inicios colgando carteles de nuestros conciertos por todos los bares y repartiendo nuestros primeros singles». No fue fácil al principio la relación de LHR con València. En «Ahora», incluida también en ‘Largometraje’, cantan que «esta es mi ciudad, pero podría ser cualquier otra». Martí desvela que la canción hacía referencia a la indiferencia que mucha gente de la ciudad mostraba hacia ellos. No siempre es fácil entender València, como también refleja «Malvarrosa», la cara B de «La Edad de Oro». «Habla de cómo cuando éramos unos chavales València vivía de espaldas al mar, siendo éste un tesoro y una auténtica bendición». «Un lugar precioso», indica Martí, como un atardecer en «L’Albufera». «La luz que nos ha visto crecer y que sigue brillando en nuestros ojos», dice la canción con la que se abre ‘Sagrado corazón’.

Una habitación en Ciutat Vella

Barcelona, la de «las ramblas de madrugada» y la de las veladas en Razzmatazz que sirvieron de inspiración para «La noche se vuelve a encender», del disco ‘Universal’. «Es la ciudad en la que se me ocurrió la idea de formar una banda -rememora Jorge-. Desde el salón pintado de rojo en el piso de Ciutat Vella en el que vivía, llamé a Jose y le dije ‘cuando vuelva a l’Eliana haremos un grupo y ya tengo el nombre: La Habitación Roja’».

Les Marines

Viajamos hacia el sur para escuchar «Posidonia», composición que Martí entronca con sus veranos de playa en Les Marines de Dénia. «Es un sitio al que personalmente he unido mis veranos y los de mi familia y en el que he madurado letras, canciones y melodías a lo largo de inspiradores paseos por la orilla de la playa».

Malasaña y el Moloko

Madrid es plaza fuerte para LHR. Al principio, cuentan, la capital se reducía para ellos a «las noches en Malasaña» («el Carmen, l’Eliana y agosto en el FIB», suena en «Por ti»). «Sentíamos el barrio como si fuera nuestro pueblo», cuenta Martí, un «centro del mundo» que no ha parado de crecer. La «Madrid», que aparece en ‘Memoria’, es la de salas como El Sol, La Riviera, la But, Arena, «conciertos míticos, abarrotados siempre de público fiel y entregado. Noches de gloria inolvidables ahora tan añoradas y celebraciones corales post concierto en el Moloko», explica el cantante.

Estudios míticos

En 2005 LHR dio uno de los saltos más importantes de su carrera cuando viajó a Chicago para grabar con el productor Steve Albini ‘Nuevos tiempos’ y ‘Cuando ya no quede nada’. «Steve nos dijo que el mejor sitio para masterizar un disco era Abbey Road. Y allá que nos fuimos. Pasamos dos jornadas inolvidables en los estudios donde grababan The Beatles. El ingeniero con el que trabajamos, Steve Rook, había remasterizado toda la obra de los de Liverpool y trabajado con Bowie, Lennon, McCartney, Wilco o Nirvana». En 2014 la banda volvió al Reino Unido para grabar ‘La Moneda en el aire’ en los también míticos estudios de Rockfield, en Gales, de donde había salido desde el ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen hasta ‘What’s the story, Morning Glory’ de Oasis. «Condujimos nuestra furgoneta desde España hasta una granja en la bucólica campiña galesa y pudimos usar el piano que Oasis habían tocado en ‘Don’t look back in anger’ y un viejo amplificador Marshall que habían usado Black Sabbath para varios de sus discos».

Cielos de rojos violentos

Jorge vive en Noruega con su familia y por eso el país escandinavo ya es una parte decisiva en la música de la banda. «Hoy cada paisaje me recuerda a una canción », canta en «Norge», del disco ‘Fue eléctrico’. En ‘Nuevos tiempos’ está «Scandinavia», con una letra que habla de cómo «arde el cielo, grita el lienzo entre rojos violentos». «Por aquel entonces todavía no me había mudado a Noruega, pero mis viajes allí para visitar a mi entonces novia eran constantes. Visité en varias ocasiones el museo de Edvard Munch y quedé subyugado ante el poder cautivador de sus cuadros».

Sobrevolar DF

Desde su primera gira en 2005, México es un lugar fundamental en la carrera de LHR, y DF es la «gran ciudad». «Marc grabó allí uno de nuestros aterrizajes y lo montó al son de ‘Lejos de la gran ciudad’. En ese vídeo se puede ver la inmensa extensión de esta descomunal urbe mexicana. Fue tras este disco cuando tocamos por primera vez en el Festival Vive Latino, uno de los más importantes de toda Latinoamérica».

Los viajes interiores

Hay lugares que uno no pisa porque están demasiado lejos o porque no existen, pero que forman parte de nuestros viajes interiores. «Siberia» está inspirada en el accidente nuclear de Chernobyl y las «zonas de exclusión» donde la radiación es letal. «Era una forma metafórica de hablar de esos recuerdos dolorosos que tratamos de sacar de nuestras vidas cuando una relación fracasa -explica Jorge-. Ese rastro de efectos secundarios y secuelas que dejan huella en nuestros corazones y en nuestras vidas». Por su parte, «Annapurna» cuenta la historia del alpinista Iñaki Ochoa de Olza, una canción sobre la lealtad, la amistad, el amor, el desafío «y las dificultades de llegar a las cimas del mundo y luego descender con vida para contarlo como metáfora de las vicisitudes de la vida». Y por último «Poterville», del disco ‘Radio’, la ciudad en la que se convierte Bedford Falls cuando James Stewart se «suicida» en ‘Qué bello es vivir’. «La canción habla de la perdida de la esperanza -señala Jorge-. Sin esperanza la vida se diluye en días monótonos que empiezan igual que acaban: entre el vacío y la soledad, sin ningún lugar para la sorpresa».

Un buen lugar al que llegar

El último capítulo de este atlas al que le esperan varias ampliaciones también es sobre un lugar interior. «Patria», grabada durante el confinamiento, es «una declaración de intenciones que engloba todo lo que representa para nosotros LHR y nos hace tener fe en seguir adelante -cuenta Jorge-. Ahí están nuestros orígenes, el estar unidos ante la adversidad, el aliento de la gente que nos quiere y nos apoya mostrándonos siempre un cariño y un amor incondicional tan genuino y puro como el de una madre. Qué privilegio el haber viajado y haber podido conocer tantas gentes y culturas gracias a nuestra música».