Luis Corbí siempre ha tenido cierta atracción por los «imposibles», un término que en su diccionario personal tiene un significado distinto al que conocemos. Hace una década y media decidió sumergirse en una aventura que se salía de las pautas que en ese momento imperaban en Terres dels Alforins. Su bodega, Clos Cor Ví, se convirtió en la primera de toda la Comunitat Valenciana en la que únicamente se elaboraban vinos blancos, y además, de uvas poco extendidas en la zona como la Viognier o la Riesling. «Yo entonces sabía muy poco de este mundo del vino y me dejé llevar por mi intuición, que chocaba con lo que habitualmente se estaba haciendo en la zona. Añada tras añada fuimos adaptándonos a lo que nos decían el terruño y el viñedo, explorando también otros caminos como el de las uvas autóctonas (la Verdil) y los cultivos bajo pautas ecológicas, algo vital en un proyecto como éste, en el que la viña es el origen de todo», afirma Corbí.

Junto al enólogo Yosu López de Ocariz, Luis ha configurado una colección de vinos blancos de perfil gastronómico que ha despertado la curiosidad de los amantes del vino. Pronto comenzaron a pedirle a Corbí más vinos en esa línea, pero ahora tintos. El viticultor reconoce que «lo fácil hubiese sido comenzar a trabajar con variedades tintas en Moixent, pero queríamos dar un paso más, buscar parcelas singulares y seguir explorando el mundo de la ecología. Por el camino encontramos la finca de Los Isidros, en Requena, y decidimos arrancar un nuevo proyecto más enfocado al enoturismo y la naturaleza».

El reto de mantener en marcha las dos bodegas parecía complejo en un principio, pero entre Yosu, Luis y Reyes (la hija de Luis, que acaba de incorporarse hace alrededor de un año al día a día de ambas bodegas) han encontrado la fórmula de activar los nuevos retos de la finca de Requena sin que ello afecte al día a día de la bodega de Moixent. Salvo en momentos puntuales, es poco habitual que se solapen las tareas de campo, ya que las variedades de uva que cultivan en Moixent son de ciclo corto y se vendimian habitualmente en agosto, mientras que la vendimia del Bobal suele realizarse un mes después.

El primer vino que ha visto la luz en Finca Cor Ví ha sido Maloco (el segundo apellido de Luis invertido), un tinto de Bobal ecológico de concepción muy personal que sigue la línea de vinos gastronómicos de Clos Cor Ví y que a pesar del actual estado de pandemia ha tenido una gran acogida, con su primera añada casi agotada.

La pasión y buen hacer que los Corbí imprimen a estos proyectos ha despertado el interés no solo de los aficionados, sino también de los responsables de los grandes canales de distribución para que los vinos de Bodegas Luis Corbí Coloma se encuentren también en lineales de tiendas de alimentación, algo que por el momento el viticultor descarta: «hemos tenido alguna propuesta para incorporar al lineal de supermercados blancos como el de Verdil, pero de momento hemos decidido no entrar en esta línea de negocio. Trabajamos con producciones muy limitadas (apenas 50.000 botellas entre todas las marcas que comercializamos), y aumentar a fecha de hoy nuestra producción para abastecer a nuevos clientes podría desvirtuar la calidad de nuestros vinos.