La 'lady Chardonnay' de California

Marimar Torres aterrizó en California en los 70 para potenciar las ventas de la bodega familiar y terminó creando una bodega que interpreta la Chardonnay como pocas en todo el mundo.

La 'lady Chardonnay' de California

La 'lady Chardonnay' de California

POR VICENTE MORCILLO

Su apellido paterno está vinculado al vino desde hace cinco generaciones. Marimar Torres Riera (Barcelona, 1945) ha sido una adelantada a su tiempo. Le tocó crecer en una España en la que la mujer era ciudadana de segunda, pero supo plantarle cara al destino (y en ocasiones también a su padre, Don Miguel) y labrarse una trayectoria profesional que inicialmente permitió a los Torres multiplicar por diez su presencia en el mercado estadounidense y posteriormente crear su propia bodega, Marimar Estate, situada en el condado californiano de Sonoma, en las colinas occidentales de Russian River Valley, con un microclima frío ideal para el cultivo de la Pinot Noir y la Chardonnay. Precisamente sus vinos con este último varietal son los que mayores alegrías les ha dado últimamente, ya que La Masía (un Chardonnay fermentado y criado en barrica de roble) se ha convertido en uno de los seis blancos de Chardonnay de todo el mundo condecorados con el título de Chardonnay Master 2020 que otorga la prestigiosa revista The Drinks Business, y Acero (otro Chardonnay, en este caso criado en depósitos de acero inoxidable) ha logrado la medalla de oro. Pero no son éstas las únicas «alegrías» de Marimar en los últimos meses, ya que su hija, Cristina, se ha incorporado al proyecto liderando el comercio online.

¿Qué supone para la bodega un galardón como el que les ha concedido The Drinks Business en el Master Chardonnay 2020?

Para nosotros es un reconocimiento muy importante, ya que solo otros cinco vinos de todo el mundo han recibido ese mismo galardón en 2020, pero lo cierto es que en Estados Unidos no ha tenido mucha repercusión. Si en cambio en España, y sobre todo en Reino Unido. Pero lo verdaderamente importante para nosotros es saber que nuestros vinos están en un nivel muy alto, que estamos haciendo un buen trabajo tanto en las viñas de la finca Don Miguel como en la bodega.

Cultivan Chardonnay, Pinot Noir... pero también Tempranillo, Albariño o Godello. ¿Cómo se comportan en Sonoma estos varietales tan típicamente españoles?

Mucho mejor de lo que hubiésemos esperado en un principio. En 2004 se nos ocurrió traer cepas de España con la idea de que la bodega tuviese un elemento diferenciador con el resto. El Albariño lo plantamos cerca del océano, pero no maduraba y a los tres años tuvimos que injertar en Don Miguel. La verdad es que los resultados que hemos ido obteniendo son muy gratificantes. El blanco de Albariño tiene unas críticas magníficas, con el Tempranillo lanzaremos en breve un monovarietal, y las primeras pruebas con la Godello han sido alentadoras.

¿Marimar Estate es un proyecto de vida o parte de una estrategia comercial?

Marimar Estate nació por amor al vino y a la viña. Yo estaba casada con un escritor de vinos y visitábamos las mejores bodegas de todo el mundo y me pareció que sería bonito tener una viña en California. Años después, ya divorciada, conseguí convencer a mi padre para que invirtiese aquí, inicialmente muy poca cosa, pero suficiente para comprar la propiedad en la que estamos ahora. Plantamos los viñedos y en 1991 creamos nuestro primer vino, un blanco de Chardonnay fermentado en barrica de la cosecha de 1989. A continuación construimos la bodega y poco después adquirimos el viñedo de Doña Margarita.

¿Qué habría sido de Marimar de no haber llegado a San Francisco en los años 70?

Me lo he preguntado muchas veces. Yo estaba destinada a casarme con alguien de bien. Ya sabía que mi hermano sería el jefe (mi padre de pequeños se llevaba a Miguel a la bodega para ir aprendiendo el oficio mientras yo me quedaba en la casa de Sitges jugando con las muñecas). Ya entonces pensaba que ojalá yo fuese como él. En aquella época tuve que luchar para ir a la universidad y me costó mucho convencer a mi padre para que me dejase viajar sola a vender nuestros vinos en Norteamérica.

Su hija, Cristina, se ha incorporado recientemente a la bodega. ¿Le ha costado convencerla?

Al contrario. Pensaba que al verme a mi pasar tantas horas en la bodega y el viñedo esto le condicionaría, pero no ha sido así. Está con nosotros desde hace algo más de un año. Inicialmente se iba a ocupar de ventas tanto nacional como internacional, pero con esto de la Covid tuvimos que cancelar los viajes programados y se ha centrado en la parte online, tanto en la organización de eventos como en la venta directa. Su dedicación ha sido absoluta y en solo un año las ventas por este canal han crecido alrededor del 20%.

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