Ha sido un año muy raro», dice Josele Santiago en esta entrevista telefónica que contesta mientras tira la basura. «Sacamos ‘Bestieza’

y a la semana cambió toda la película y fue un corte bastante grande. Macho, para una vez que estaba todo montado bien y toda la gira tenía sentido y coherencia, todo a tomar por culo. Desde entonces no hemos hecho más que posponer y posponer, algunas cosas se han ido a la mierda, otras las hemos atrasado y ya veremos». El ya veremos más inmediato sucederá el 20 de marzo cuando Los Enemigos irrumpan en el escenario de la Mutant para presentar las canciones de su décimo álbum, uno de los mejores (que ya es decir) de su carrera.

El año ha sido tan raro que incluso fuisteis número 1 en ventas.

Imagínate. Cuando me enviaron el mensaje diciéndome ‘estamos en el número 1’, pensaba que era coña. Una cosa muy rara. Todo está siendo raro pero no te vas a quejar con lo que hay. Tenemos ganas porque somos de trabajar en la carretera y se echa de menos. Es como si fuéramos camioneros, la carretera tira mucho. Pero ahora parece que la cosa va cogiendo colorcito. Iremos a València, que imagino que será un bolo corto y con las mascarillas y procurando no soltar demasiados gapos, pero será un bolo.

Recordar los bolos de hace un año es como revivir una película surrealista.

Seguro que vuelve a ocurrir hasta que venga otro bicho. Hemos hecho méritos para que nos planteemos quién es el bicho y quién la víctima. Lo de hacer planes nunca ha tenido demasiado sentido, pero ahora menos que nunca. Así que vamos a pensar en València y en el bolito que tenemos y que poco a poco vayamos saliendo del paro.

¿Lo habéis pasado mal económicamente?

Yo he tenido suerte y la pandemia me ha cogido con un poco de dinero ahorrado por segunda vez en mi vida. Y no he parado con la guitarra acústica. Que te llaman para hacer cosas raras como ‘homenaje al hombre de Atapuerca’, y cosas así, pues vas y las haces. No me ha dado tiempo ni de a hundirme.

¿Es el mismo Josele el de la guitarra acústica que el que se junta con Los Enemigos para hacer «Bestieza»?

La manera de interpretar es distinta, pero todo lo demás es lo mismo. Procuro que no se me quede ni un poquito de mala leche por el camino. Al fin y al cabo, una de los cometidos es el de ser mosca cojonera, y eso se puede hacer hasta con una bandurria.

«Bestieza» suena a los Enemigos de los 90, los de «Nada» y «Gas», caña punk y melodía pop.

Sí, es un poco la idea, volver al punk... Bueno, volver no porque no nos habíamos ido. Pero centrarnos ahí porque teníamos muchas ganas, estábamos muy quemados.

¿En qué sentido?

En el sentido interno de la banda, que eso no debería tener mucho peso. Pero también con todo ese rollo de las «fake news», la reorganización del mundo un poco cursi, pija y hortera a la que estamos asistiendo. Todo eso descoloca, y cuando te colocas y ves de qué va, te cabreas. Y el cabreo siempre produce cierto veneno que se ve en el discurso y en la forma.

¿Asimilas el veneno con las canciones?

No es como tomarse una pastilla, pero escribes y te sale así. Mala hostia pero procurando que sea fino, que no se parezca tanto a cuando se queja un camionero. Y encontrar el enfoque, que el enfoque es lo que diferencia la canción del panfleto.

Hay mala leche en el disco, pero de vez en cuando soltáis «tendrezas» como «Vendaval»

Porque afortunadamente uno tiene capacidad de observación y en un solo día pasan muchas cosas, pasas por diferentes estados de ánimo. Además de para la mala hostia, ha de haber sitio para la reflexión y la perplejidad. Cosas sin las cuales estaríamos listos.

A vuestra edad aún bebéis de la escuela de Hüsker Dü, Ramones, Buzzcocks, Stranglers, Undertones.

Sí, de ir al grano. Es nuestra escuela, rock clásico, rhythm and blues y punk. Y las florituras nos las hemos guardado porque las canciones no nos las pedían. Antes era como canónico un solo de guitarra. ¿Qué coño ahora un solo de guitarra? Tú sigue, sigue. Ha tirado el instinto.

¿Vosotros sois ya escuela de algo?

No lo sé, pero nos sentimos bastante a gusto con grupos como Carolina Durante o Triángulo de Amor Bizarro o Biznaga. O incluso Cala Vento, que parece que no pero su discurso está bastante cerca del nuestro. También tienen mala hostia pero no descuidan la melodía ni las letras. Nos entendemos. Ha habido otras épocas en las que no había ni punto de conexión con lo que estaba de moda.

¿Qué tiene el rock, que últimamente lo matan bastante pero un grupo como Enemigos llega al número 1 en ventas?

Es que no lo entiendo. Pasa como con la novela, que cada cierto tiempo va y la mata gente que no tiene ni pajolera idea de lo que es la novela. Y al año salen tres o cuatro novelas de estas que sientan cátedra. Yo no creo que el rock muera, coexistirá con esto, con lo de más allá... Seguramente haya pasado a un plano más secundario, pero no va a dejar de tener validez porque el rock es una manera muy válida para comunicarse con ironía y escepticismo y mucha mala leche.

¿La mala leche es la os ha hecho aguantar bastante más que muchos compañeros de generación?

Estamos unos cuantos aún viviendo en el presente: Los Ilegales, Siniestro Total, DelTonos... Más que celebrar las maravillas de la vida, que no acabamos de verlas, nos dedicados a ejercer de mosca cojonera y al discurso puñetero, y eso siempre va a funcionar. Estamos los que seguimos teniendo capacidad de cuestionar el mismo rock’n’roll, por ejemplo, que hay gente que aún se lo toma de manera muy ortodoxa. Pues nosotros pensamos que lo contrario de la ortodoxia es el rock’n’roll. El rock son canciones hechas por las vísceras, que no están pegadas a ningún movimiento estético ni pollas en vinagre, que las podía entender un chaval hace 20 años y su hijo ahora, también.