Uff, lo pienso y se me pone la piel de gallina. Creo que lo voy a flipar», exclama una «ilusionadísima» Paula Usero. La niña de los anuncios que soñaba con ser actriz, puede conseguir mañana su primer Goya. «Es todo mágico y superraro», afirma con las olas del mediterráneo como ruido de fondo. «Soy muy competitiva y por qué no lo puedo ganar» lanza tras grabar en Sant Vicent del Raspeig el primer videoclip de Las hermanitas de la calidad, el grupo de música que lidera. La gala, sin embargo, la vivirá en su casa de Madrid junto a su pareja y sus dos gatas, Pepi y Molly. Su familia, «a lo mejor con más nervios que yo», la seguirá desde València. La valenciana (22 de octubre de 1991) está nominada a Mejor actriz revelación por su actuación en La Boda de Rosa. Sus rivales son Jone Laspiur (Ane), Milena Smit (No matarás) y Griselda Siciliani (Sentimental). «Iba a ir a la gala con mi hermano e incluso pasé sus datos, pero las restricciones me obligan a verla solo con mis convivientes. Una pena. Iba a ser un día mágico pero... me pondré guapísima para estar en casa», apunta. «Espero que no fallen las conexiones», bromea. «¡Lo pienso y flipo, toda la vida viendo las caritas de los cuatro nominados en el tele y este año me enfocarán a mí, alucina!» suelta con desparpajo y entusiasmo.

La televisión, precisamente, es el medio en el que desde muy pequeña mejor se ha desenvuelto. A los seis años, recuerda, la cogieron para ser la imagen de los anuncios de las muñecas de Famosa y poco después para las campañas de Arroz La Fallera, «y, a partir de ahí, para un montón de anuncios más para los que no tuve que pasar ningún casting». En esa época, recuerda, fue cortesana de la Fallera Mayor Infantil de València (2003) y sufrió bullying. Dice que, para que se «callase», sus padres la apuntaron a una escuela de teatro con el compromiso de que tenía que ir holgada en los estudios. Cumplió. Quería ser criminóloga, pero el selectivo lo aprobó en septiembre, no tuvo plaza, y «mi madre me empujó a matricularme en Ciencias Políticas en la Universidad de València». «Me di cuenta rápido de que no era lo mío pero aguanté», relata.

Mientras estudiaba, la fan de «Gossip Girl», empezó a participar en algunos cortometrajes hechos por amigos de Comunicación Audiovisual y en 2012 decidió cambiar el mundo de la política por las aulas de la Escuela Superior de Arte Dramático de València. « ¡Bendita decisión!», exclama.

Su primera película fue El Olivo dirigida por Iciar Bollaín, la misma directora que la ha llevado a la nominación por La boda de Rosa. Curiosamente, ambas cintas se rodaron en la Comunitat Valenciana. «Está siendo todo como superextraño. No soy consciente de todo lo que me está pasando. Es como que no soy capaz de masticarlo y digerirlo. Es superraro. La vida me está sorprendiendo muy a menudo. Hago muchas cosas. Yo estaba en ‘Amar es para siempre’ cuando me llegó esta peli. Tenía ganas de volar y un cierto miedo a que me encasillara por el personaje de Luisita. Volver a trabajar con Iciar y crear el personaje de Lidia fue recibir un soplo de aire fresco y una autoreafirmarción de que podía confiar en mi. Siempre digo que soy maltratadora conmigo misma porque no termino de valorar las cosas», reflexiona la actriz para la que su participación en otra serie, ‘Luimelia’, ha sido el despegue definitivo a su carrera -trata sobre la relación de dos mujeres que viven una historia de amor en el Madrid post franquista de finales de los años 70-. «Es increíble que los fans de Amar hayan visto ‘Luimelia’ y es increíble que la gente joven le haya puesto ‘Luimelia’ a la gente mayor de su familia y les haya gustado y tengan ganas de más. Luimelia se ha convertido en un fenómeno mundial», reconoce tras confesar que lleva «muy mal» la popularidad. «No me gusta ni que me reconozcan, ni que me paren. Me agobia muchísimo y lo vivo con bastante ansiedad. Me gustaría pasar más desapercibida», confiesa. «Flipo- reflexiona- con que la gente confunda mi personaje con mi persona. Hay que diferenciar ficción de realidad porque esa es una responsabilidad que yo no tengo por qué tener. Hay gente que me increpa al averiguar que tengo pareja y que es un chico, ¿sabes?». Aún así está orgullosa por las barreras que su personaje ha traspasado. «Yo no quiero ser abanderada de nada, el valor hay que dárselo al personaje y reconocerle a ellas lo que les ha costado vivir libremente. La serie es un micro virtual. Consumimos relaciones heterosexuales y está bien contar casos de dos tías que se quieren y ya está», afirma la pizpireta actriz que sueña, más que con premios, con tener un gran agroturismo cerca del mar, «donde todo fuera ecológico y donde se sirvieran los mejores desayunos del mundo».

Confiesa Paula que, entre sus aficiones, está viajar junto a su hermano Gonzalo, al que adora, y el buceo. Dice que lo que peor lleva de su trabajo es estar alejada de Pluto, su pequeño yorkshire (está en València con sus padres) y madrugar. De pequeña, recuerda, veía una y otra vez la película Matilda. Afirma que, para ella, el mejor lugar de mundo para perderse es la Albufera y, entre risas, remarca que conoce todos los «trucos» para hacer una buena paella. ¿Cocinará una el domingo para celebrar el Goya?