Dice que está en «plena forma» a sus 81 años, «camino de 82». Concha Velasco regresa a València con «La habitación de María», una obra que, confiesa, puede ser «la última» con la que se subirá a los escenarios. En la obra interpreta a una escritora, Isabel Chacón, que padece agorafobia y vive recluida en un ático del que no se mueve hasta que un incendio obliga a evacuar el edificio.

Esta semana aparece en todas las revistas del corazón.

Ah sí, no he visto nada.

Confiesa el nombre del padre biológico de su hijo.

Sí, fui a la tele, pero de eso no quiero hablar más.

He leído que está escribiendo su autobiografía.

Sí, lo tengo ya todo preparado y se lo hemos ofrecido a Planeta. Voy a escribir sobre mí, con autenticidad. Han escrito sobre mí Arconada y Méndez-Leite y también está «El éxito se paga». Tengo una amiga en Lorca que hace unas mantas preciosas y este año me regaló una con todos los premios que me han dado y eso me dio la idea de escribir el libro y poner esa manta como portada.

¿Cómo lo hace para que el público la quiera tanto?

Que la gente me quiera es lo más importante para mí; creo que me quieren porque las obras que hago son muy buenas y porque me entrego a mi trabajo. Ahora, con 81 años, me cuesta un poquito más pero el teatro es lo que más me gusta en la vida.

Vuelve a estar sola sobre el escenario.

Sí, pero no es un monólogo y sí un espectáculo. Es la historia de una escritora que lleva 43 años sin salir de casa y sin permitir que entren en contacto físico con ella.

¡A ella, entonces, no le hubiera afectado el coronavirus!

Pero no tiene nada que ver. A ella le encanta ser famosa y está escribiendo «La habitación de María», su última novela. Se produce un incendio y ella tiene que hablar con la gente para que la saquen y es cuando se plantea que entren los bomberos a sacarla.

¿Cómo ha sido retomar la obra tras el parón por el coronavirus?

Me costó mucho. La ensayamos con mucha ilusión y es una obra muy difícil de hacer y muy cara en el sentido más grande de la palabra porque necesitamos diez técnicos diarios para hacerla.

¿No le empieza a entrar pereza el subirse a escenario?

No, lo que me da tristeza es ver todas las personas que han desaparecido durante la pandemia. Me da tristeza el ver que se han ido amigos de los que no he podido despedirme. Pero no me gusta hablar de tristezas, porque no quiero ser Doña Más que es lo que dice mi hijo y Raúl Sender. Soy Doña Menos. Pero sí, la pandemia me ha pasado factura. El actor Pepe Ocio me ha devuelto la alegría de vivir y de subirme otra vez a un escenario.

¿Tiene nuevos proyectos o con esta obra se despedirá de los escenarios?

Con esta, creo, me despediré porque tengo firmado para dos años más. Ojalá se pase todo y, por lo menos, no nos sigan cancelando. Sé que soy una privilegiada porque lleno donde voy pero la cultura es la gran perjudicada de esta maldita pandemia.

Pues la cultura es la que salva a su personaje de «La habitación de María».

El personaje dice que ha podido sobrevivir a la soledad y a la agorafobia gracias a la cultura y, el problema, es que a los políticos lo que les gusta es que la gente no lea, no estudie y no sea culta.