La de José León es otra de esas historias en las que lo emocional gana por goleada a lo racional. Pepe se ha dedicado toda su vida profesional al mundo de la odontología. Las cosas no le iban mal, y hace treinta años decidió invertir en una finca alejada del mundanal ruido, en Villargordo del Cabriel, justo en la frontera que separa Valencia de Castilla-La Mancha, en unos terrenos abrazados por el parque natural de Las Hoces del Cabriel. Se trata de la Bodega Las Mercedes, una casa construida en 1896 por los Oria de Rueda que albergaba una casa solariega, una bodega y varias hectáreas de cultivos y bosque mediterráneo

José León sirve una copa de vino en la sala de catas de la bodega. jvm

Durante muchos años se dedicó a rehabilitar las instalaciones mientras buscaba aliados para traducir sus 3 parcelas de Bobal en vinos singulares. Así, en 2014 decidió iniciar la aventura de producir vinos en sus instalaciones con el sello Las Mercedes del Cabriel, para lo que recurrió al enólogo José Hidalgo Togores, uno de los grandes en el mundo de la enología a nivel nacional que asesora a un buen número de bodegas de prestigio en todo el país. Hidalgo, además, ya tenía experiencias con la uva Bobal (al frente del proyecto de la también valenciana Bodegas Cerrogallina).

José León cultiva poco más de cuatro hectáreas de viñedo de Bobal. Son cepas viejas, cultivadas en vaso en parajes rodeados de pinos y monte bajo a una altitud media de 900 metros sobre el nivel del mar. Emplea métodos que le garanticen producciones muy limitadas que apenas llegan a los 1’5 kilos por cepa, logrando unos racimos muy concentrados que pese a la altitud alcanzan un óptimo punto de maduración para elaborar vinos de personalidad propia. De toda la vendimia solamente se seleccionan.

Ya en bodega, Hidalgo afina el proceso de vinificación buscando la mayor expresividad de la uva, pero también del terruño, del entorno donde se cultivan. Es como si la Bobal se comportase del mismo modo que el arroz en la paella, absorbiendo aromas y sensaciones del entorno donde crecen sus uvas para terminar plasmándose en sus vinos.

Por el momento solo cuentan con una referencia (del mismo nombre que la bodega, Las Mercedes del Cabriel) de la que ya está en el mercado la tercera añada (2018) con una producción que apenas supera las 5.500 botellas cuya crianza se ha ido afinando campaña tras campaña (la última añada sale con 18 meses de crianza en barrica de roble francés y otros 18 de afinado en botella), aunque trabajan en el lanzamiento de una edición limitada que llamarán ‘Esencia’.

Las Mercedes del Cabriel es un tinto fino, elegante y expresivo con un perfecto equilibrio entre el carácter frutal de la Bobal y los matices más maduros que aporta la barrica de roble francés. Es un vino que habla del lugar donde nace, con aromas pronunciados de fruta roja y frutillos del bosque, notas de hierbas aromáticas, recuerdos de tomillo, romero e incluso manzanilla y un fondo especiado. En boca es amplio, de tacto carnoso y cierta mineralidad y con una acidez perfecta que le aventura longevidad.

Con solo tres añadas en el mercado se ha convertido en objeto de deseo para los amantes del vino. Un tinto que logra extraer toda la esencia de los campos donde nace y que se muestra con nobleza, la nobleza de un varietal sin título nobiliario, un hidalgo Bobal que despliega en cada copa todos los encantos de una tierra donde el vino tiene su hábitat natural.