El Nueva York de los excesos y del glamour es el principal protagonista de «Halston», la nueva serie de Netflix, que en realidad pretende ser el biopic de otro personaje legendario, Roy Halston, el famoso diseñador que hizo de Jackie Kennedy un icono. El idilio entre Halston y la gran manzana, escenario de toda la serie, comenzó en los años 60, cuando el diseñador abrió su primera boutique. Hasta ese momento, nada parecía predecir que Roy, un niño acomplejado nacido en una granja de Iowa, fuera a ser uno de los hombres más conocidos de la industria de la moda.

«Halston», que así se llama la serie, se estrena hoy en la plataforma de streaming con un elenco de altura. Ewan McGregor (Trainspotting, Moulin Rouge) se pone en la piel del diseñador, un papel hasta ahora nada explorado por el cine. Krysta Rodriguez, Rory Culkin, Rebecca Dayan o David Pittu completan el reparto de esta producción que solo podría tener un responsable creativo, Ryan Murphy. Después de retratar la muerte de Gianni Versace en «American Crime Story», Murphy no ha querido desaprovechar la oportunidad de hacer resurgir uno de los personajes clave de la noche neoyorquina, al igual que lo fue Truman Capote, Liza Minnelli o Andy Warhol. Sobre todo, en un momento en el que muchos diseñadores clave de la industria nos han dejado en los últimos años, como Pierre Cardin, Alber Elbaz o el mismísimo Karl Lagerfeld.

Este biopic aborda los años dorados de Halston y su estrépitosa caída en el olvido. De diseñar el sombrero pillbox que Jackie Kennedy lució en la ceremonia de investidura de su marido en 1961, a perder el dominio de su propia firma en apenas dos décadas, el último estreno de Netflix es la mejor excusa para descubrir la vida de Halston, las luces y sombras de un diseñador que marcó una época. Su estilo no solo se materializaba en sus diseños, sino que se vendía como un estilo de vida en sí mismo, tal y como se reflejaba en el interior de su boutique, decorada con multitud de espejos y sofás tapizados en rojo brillante. Una de sus principales impulsoras en la industria fue su gran amiga Liza Minnelli, quien le abrió las puertas de París, cantando durante sus desfiles. La familia del diseñador ya ha mostrado su disgusto en un comunicado. Según ellos, la serie expone un «relato inexacto y ficticio», además de «lascivo». Con más motivo, hay que verla.