Desde su origen, la Cooperativa de Viver ha lucido con orgullo su condición de cooperativa, luchando por valorizar su entorno, apostando por lo autóctono y protegiendo el medio ambiente como cauces para llegar al objetivo de que cada socio, cada agricultor, obtenga una renta digna por su cosecha. Con el aceite de oliva virgen extra (AOVE) Lágrima ya lograron un triple hito: por una parte visibilizar una variedad de aceituna autóctona (la Serrana del Palancia), por otra modificar los hábitos de cultivo de muchos de los agricultores (ahora más enfocados a la calidad que a la cantidad) y por otra parte generar mayor valor añadido al producto (actualmente el aceite está en los mejores restaurantes y su precio de mercado es mayor que el de otros aceites de oliva).

Viñedos Levante.emv

Con el vino la cooperativa lleva años tratando de dar respuesta a las necesidades de sus socios. Gestionan alrededor de 16 hectáreas y hasta el momento han logrado configurar una gama de vinos interesantes desde el punto de vista cualitativo, pero con los que no terminan de posicionarse en un mercado altamente atomizado con miles de marcas y cientos de zonas productoras. El gerente de la entidad, Fernando Marco; la responsable de agroturismo Cati Corell; y el director de campo, Paco Ribelles eran conscientes del potencial de la zona (con los viñedos de mayor altitud de Castellón y con un proyecto que pasaba por la recuperación de varietales autóctonos casi extinguidos), pero no encontraban la fórmula para darle sentido al proyecto vitivinícola, como ya había sucedido con el aceite.

Hasta que Pepe Mendoza se cruzó en su camino. El alicantino, con sobrada experiencia en viñedo y bodega, había emprendido un proyecto personal (Casa Agrícola), y junto a Maloles Blázquez comenzaron a asesorar a bodegas de otras latitudes, siempre con la premisa de que el proyecto les ilusionase... y éste de Viver lo hacía. Apenas un par de reuniones fueron más que suficiente para llegar a un consenso, y desde hace algunas semanas Uva Destino & Co. (así se llama la consultora de Pepe y Maloles) se ha unido al equipo de la Cooperativa de Viver para trasladar a la entidad su particular forma de entender el mundo el vino.

Mendoza asegura que «entre Alicante y Castellón hay más conexión de la que podría parecer. Cabanilles ya citaba en el siglo XVIII al Alto Palancia como gran productor de vino junto al Vinalopó. Aquí hemos encontrado unos suelos muy particulares, con alta carga ferrosa, en una zona de interesante altitud que se traduce en mayor frescura. En realidad lo que queremos es ser capaces de transmitir Alto Palancia en cada copa de vino que salga de Viver». Por el momento ya han reinjertado pequeñas parcelas de viñedo con tres varietales autóctonos prefiloxéricos (Pampolat de Sagunt, Mondragón y Morenillo) con los que han hecho microvinificaciones que comienzan a perfilar el futuro de sus vinos, pero la aventura no ha hecho más que comenzar.

Para Fernando Marco lo importante es «crear algo que sea sincero, que refleje el esfuerzo y buen hacer de nuestras gentes, pero también que recupere y ponga en valor una tradición vinícola que tras la época de la filoxera quedó reducida a su mínima expresión y que pensamos que ahora tiene que ser el motor que active la entidad, tanto en la parte relacionada con la producción como en la divulgación de nuestra riqueza agrícola y el desarrollo sostenible del entorno».