Bodega Sant Pere de Moixent ha sabido adaptarse en cada momento a las nuevas tendencias alrededor del mundo del vino. Hace unos años dieron un golpe de timón para trasladar a sus vinos su esencia más auténtica. Nacieron así los Sant Pere, una colección a día de hoy con cuatro referencias (dos blancos y dos tintos) que rememora aquellos vinos del pueblo que nos trasladan a épocas en las que los aromas y sabores eran fiel reflejo del campo.

Ahora la bodega ha dado un nuevo paso al frente para recuperar una de las marcas de vinos que les acompañó en otras décadas, Missatge, una línea que regresa ahora con dos versiones (blanco y tinto) y con un packaging novedoso, ya que el vino va acompañado de un rotulador permanente de punta fina que va adherido a la botella con un soporte de plástico. En la etiqueta hay un apartado que pone ‘de’ y ‘dedicat a’ para que el propietario de la botella pueda escribir lo que quiera y dedicarlo en ocasiones especiales como cuando vamos a cenar a casa de unos amigos, o en una cena del día de los enamorados.

Volviendo a los vinos, Missatge cuenta con dos referencias: un blanco elaborado con uvas de Macabeo, Malvasía y Pedro Ximénez y un tinto de Tempranillo y Monastrell. Para Ramón Rodríguez, presidente de la firma vitivinícola, en estos nuevos vinos «hemos querido apostar por variedades tradicionales, con viñas de cultivo en secano que están ubicadas situadas en la parte alta del término municipal del municipio de Moixent, a 550 metros sobre el nivel del mar».

Missatge blanco es un vino de aromas florales y de fruta blanca que destaca por un paso por boca fresco y untuoso del que apenas se han producido 1.100 botellas de la añada de 2019. Por su parte, Missatge tinto es un vino de capa media que muestra aromas de frutillos negros, especias y fondo balsámico y presenta un tacto goloso en boca, con el tanino bien pulido. De esta primera añada de 2017 se han elaborado 2.700 botellas.