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Santiago Segura Actor y director

Santiago Segura: «La comedia es un matapenas, pero es lo que ahora necesitamos»

«Lo hemos pasado fatal y es hora de disfrutar», afirma Santiago Segura que hoy estrena la comedia ‘ ¡A todo tren! Destino Asturias’

Santiago Segura, ante el cartel de su última película, en Kinépolis.

Lo que más preocupa a Santiago Segura es hacer reír a la gente. Ese es, dice, el leitmotiv de su vida. Admirador de Berlanga y Tony Leblanc el director y actor acudió la pasada semana a los cines Kinépolis de València para presentar su última película. «¡A todo tren¡ Destino Asturias» que hoy se estrena en las salas.

¿Preparado para otro pelotazo?

Estoy emocionado y contento, pero el problema es que la gente no va al cine. Mis películas han ido bien pero la cosa está malita. En estos preestrenos me encanta ver que la gente no para de reírse y disfrutar y eso es lo más porque es lo que pretendo. Quería estrenarla cuanto antes para que funcionara el boca-oreja y así que aguante todo el verano en los cines porque ahora hay estrenos para aburrir.

Parece que aflora todo lo que no se estrenó en pandemia.

Yo, que soy muy mala persona, te diría que esas películas huelen un poco a naftalina porque llevan casi dos años en la recámara y los trailers ya se vieron entonces. «A todo tren!» está en caliente, recién salida del horno. ¡Más actual imposible!

Con la necesidad que tenemos de reírnos, la comedia llega en el momento perfecto.

Yo creo que sí. En eso soy bastante concienzudo. Comedia, hora y media y ya está. No hay que querer hacer más. Si haces Braveheart, vale que tres horas o Bailando con lobos tres horas y pico, pero una comedia y para reírte a gusto, con una hora y media está perfecto. Woody Allen dice que lo perfecto son 87 o 89 minutos. Y yo eso lo pienso al elaborar el guión. La clave es que la comedia no decaiga y tenga valles. Mi intención es que la gente salga del cine más feliz de lo que ha entrado. Busco que, con una sonrisa, digan, ¿ya se ha acabado? Eso me encanta. Y creo que con esta peli lo hemos conseguido. Este año lo hemos pasado fatal, tanto a nivel sanitario como económico, y necesitamos un respiro. Me daría ilusión que me cogieran como un clásico del verano y que ver una peli mía en estos meses fuera como ir al chiringuito a tomarse una cerveza muy fresquita, crear una especie de cita anual de diversión y felicidad.

Santiago Segura, terapeuta nacional. No suena mal.

Si te empiezo a hablar de las feromonas, de la oxitocina, de la serotonina, de todas las hormonas que segregamos buenas... Hacer reír no sabes lo terapéutico que es. Estamos todo el año segregando cortisol, que es lo que nos oxida el cuerpo y fastidia el sistema inmunológica, y esto viene fenomenal para relajar.

Santiago Segura en Kinépolis Germán Caballero

Los personajes de la película son todos entrañables pero es imposible no empatizar con las personalidades contrapuestas del padre responsable y el abuelo irresponsable.

Felipe (Leo Harlem) es salaó, el clásico caradura que cae bien porque reconoce sus errores. De los dos personajes -el padre es el propio Segura quien lo interpreta- me gusta la evolución y que tengan un cambio, porque las películas son un pequeño viaje que mola que tengan una especie de moraleja porque de eso va la vida. Yo lo que busco es que la gente se ría, se divierta y se entretenga, pero si quieres escarbar un poquito siempre hay mensajes soterrados.

¿Alguna vez te has arrepentido de contratar a amigos para tus películas?

Nunca, para mí es fundamental trabajar en familia. En esta peli incluyo a Paz Padilla con la que me apetecía trabajar y de la que me gusta su desparpajo y naturalidad y me parece aprovechable para cine. Luna, por ejemplo, me parece una mega actriz y de mi hija ni te hablo. No tengo la sensación de que sea pesado ni repetitivo con el casting. Estoy deseando hacer Padre 3 porque la familia esa que me he creado postiza la quiero casi igual que a la mía auténtica. Dos de las niñas con mías, los otro son maravillosos, Martina es una tía que me cae muy bien y Toni Acosta es la mujer perfecta y ahora ya me he puesto a una madre, Loles León.

¿Es la comedia donde más cómodo te sientes?

A lo mejor me da la vena y hago una comedia musical o una comedia romántica. Todo son retos y etapas. Para mí era un reto el juntar en un cine a tres generaciones y que ninguna se aburriera. Hacer cine apto para todos los públicos es muy complejo, pero también lo es hacer una buena comedia romántica o musical. El cine que antes yo hacía también tenía su cosa porque era bestia, salvaje y gamberro.

¿Por qué no se le da valor al hacer reír cuando, dicen los actores, es más difícil hacer reír que llorar?

A mí, personalmente, me cuesta mucho reírme y, cuando alguien me hace reír, se lo agradezco.

¿Por qué la comedia se sigue mirando como un género menor?

Porque la propia naturaleza de la risa es intrascendente. Reírse es poco serio. A veces, me dicen, ¿no te da pena no tener el respeto de la profesión o no ser prestigioso? Pues a mí eso me es indiferente. Me gusta que me consideren simpático, enrollado o cachondo, eso me llena más que otras muchas cosas. Veo como le hacen reverencia a grandes actores teatrales pero con los que la gente sonríe son cómicos. Tenías que ver cómo, unos niños en Zaragoza, miraban a Flo (Florentino Fernández) porque recordaban todo lo que este hombre les había hecho reír. Está muy bien el prestigio y el respecto, pero también el cariño y el agradecimiento. La comedia es un matapenas y eso está muy bien. Esto es como el vino pero menos perjudicial.

Se celebra el Año Berlanga y tu lo conociste y trabajaste con él.

No sabes cómo lo admiraba. Decir que he sido amigo de Luis me parece un lujo asiático.

Su familia te señala, junto a Alex de la Iglesia y Javier Fesser, como su heredero.

Eso es para mí... menuda ilusión. Eso él ya me lo dijo en vida y me parecía increíble. Él me dijo: ‘la escena de Torrente que hace así con el palillo -gesto en la comisura de los labios- y lo vuelve a dejar en el palillero, me parece cumbre’. Que eso te lo diga tu ídolo es lo más. Luis me sacó en Todos a la cárcel y París-Tombuctú y eso es tan bonito. ¡Le tengo una devoción gigantesca! Haber trabajado con Toni Leblanc, López Vázquez o Landa es uno de los mayores tesoros que me ha dado esta profesión y que me haya dirigido Luis ya es la hostia.

¿Es verdad que compraste todas las revistas eróticas que tenía Berlanga en su casa cuando falleció?

Comprar no. Se subastaron los libros de La sonrisa vertical, una colección alucinante, que los compró un coleccionista suizo por 30.000 euros o así. Eso sí que fue una pena que no se lo quedara la Filmoteca. Yo me quedé las revistas que son todas fetichistas. Un regalazo impresionante. Me llamó Fernando, su hijo, y me dijo que tenía las revistas, que iba a hacer una limpia y que pensaba que a su padre le encantaría que las tuviera yo. Son como cinco mil o así. Me las llevé con una furgoneta. Ahora no las tengo porque me las pidió un fotógrafo para hacer un registro. Fernando me debe una gorra de Luis.

¿Te planeas hacer una película sobre Berlanga?

No, porque cuando alguien te influye mucho hay un tinte berlanguiano en tu filmografía.

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