En algo más de una década, el enólogo Toni Arráez ha logrado imprimir a la bodega familiar una filosofía que le ha permitido diferenciarse del resto sin renunciar a la calidad en cada una de sus etiquetas. Formado en la escuela de enología de Requena, Toni asumió las riendas de Bodegas Arráez en un momento crucial para la firma, estancada en una línea de producción que no terminaba de afianzarse en el mercado. El enólogo puso en práctica lo aprendido en la escuela, envolviendo sus vinos en una imagen transgresora que le ha llevado a ser conocida como la bodega de los vinos «canallas».

Todo comenzó con Mala Vida, un tinto que cumplió una década el pasado 2020 y que ha sido la llave para abrir las puertas de mercados y escenarios hasta entonces vetados para los vinos, como los grandes macrofestivales celebrados en la Comunitat Valenciana, donde los vinos de Arráez suelen estar presentes entre un perfil de consumidor habitualmente poco familiarizado con el mundo del vino.

Tras inaugurar hace algo más de un año su nueva bodega en La Font de la Figuera, Arráez ha desarrollado proyectos mucho más personales y reivindicativos, como la colección Los Arráez, que incluye vinos elaborados a partir de variedades autóctonas rescatadas del olvido que Toni ha reinjertado en sus parcelass