En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
Cuit, modelar la calma
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.
En el número 8 de la calle Ontinyent, en pleno corazón de Arrancapins, hay un reducto de paz con olor a arcilla y a pintura. Antes era un almacén de plátanos del Mercado de Abastos, pero ahora es un estudio de cerámica diáfano, punto de encuentro para varias generaciones de ociosos. Cuit, que así es como se llama este taller, es el resultado de las personalidades de Celia Collado y Patricia Soriano, dos antiguas estudiantes de la Escola d’Art Superior de Ceràmica de Manises que tras acabar su formación comprendieron que lo suyo era convivir con el torno y las herramientas de modelado.