Cuando hablamos de Utiel y Requena, irremediablemente el vino termina apareciendo en la conversación. Desde el punto de vista de los valencianos, la comarca de Utiel-Requena es algo así como la cuna del vino, el lugar donde existen indicios más viejos del cultivo del viñedo y la elaboración de vinos (los hallazgos del yacimiento de Las Pilillas en Requena atestiguan que ya en esta zona se elaboraba vino de manera más o menos industrial desde la época de los íberos). Fuera, a nivel nacional, esta región vitivinícola ha tenido que luchar contra el lastre que suponía que en otras épocas fuese considerada como la viña de España (ya que de aquí salía vino a granel para todos los rincones del país), pero gracias a décadas de esfuerzo de viticultores y bodegueros están logrando que se les valore más por la calidad y singularidad de sus vinos que por su capacidad productiva.

Si bien la viña ha sido un cultivo que ha dominado el paisaje de estas tierras desde tiempos inmemoriales, no sería hasta el último tramo del siglo XIX cuando el sector del vino comenzase a crecer exponencialmente, gracias principalmente a la llegada del ferrocarril, que facilitaba el transporte del vino y propició la formación de verdaderos barrios de bodegas en los alrededores de las estaciones de los pueblos por los que transcurría entre Utiel y València. Poco después llegaría el nacimiento de la Denominación de origen, en el año 1932, aunque no sería hasta la década de los años setenta cuando el organismo regulador adquiriese la estructura con la que cuenta en la actualidad.

La Denominación de Origen Utiel-Requena es una de las más homogéneas de cuantas habitan en España. Engloba a un total de nueve municipios del interior de la provincia de Valencia (Caudete de las Fuentes, Camporrobles, Fuenterrobles, Requena, Siete Aguas, Sinarcas, Utiel, Venta del Moro y Villargordo del Cabriel) y ocupa una extensión de viñedo cercana a los 350 kilómetros cuadrados, de los que casi tres cuartas partes corresponden a la uva mayoritaria, la variedad Bobal, autóctona de la zona y principal seña de identidad de la Denominación de Origen.

Esa amplia extensión de viñedos propicia paisajes singulares de llanuras en las que las filas de vides se pierden en el horizonte, pero también otras imágenes en las que el bosque parece abrazar con su manto de pinos las pequeñas parcelas de sus laderas. Es una zona que ofrece postales cromáticas casi bucólicas, sobre todo en otoño, cuando las hojas de las cepas van cambiando su tonalidad verde tornándose en ocres, dorados y marrones hasta secarse definitivamente y dejar desnudas sus ramas.

La belleza de esos paisajes y el creciente interés de la sociedad por el mundo del vino y la naturaleza ha permitido también al sector impulsar la llegada de visitantes gracias al enoturismo. Actualmente son decenas las bodegas que plantean experiencias enoturísticas como complemento al negocio del vino, y los municipios que componen la denominación de origen han puesto en valor algunos de sus reclamos paisajísticos y patrimoniales para configurar un producto turístico que gira alrededor del vino pero que también implica a la gastronomía, la naturaleza y la cultura.

Esta apuesta por el enoturismo es también otro de los compromisos del Consejo Regulador, que desde hace décadas ha convertido su propia sede en Museo de la Vid y el Vino. Se trata de la Bodega Redonda, una singular construcción en forma de círculo ubicada en el casco urbano de Utiel que fue empleada como bodega de elaboración desde el siglo XIX. En su interior se encuentra una importante colección de antiguos aperos y utensilios empleados en la viña y en la bodega, una colección de miles de botellas que repasan la historia del vino en la zona y un espacio sensorial en el que se pueden descubrir los aromas más característicos del vino.

Otro de los puntos con los que se identifica la Denominación de Origen Utiel-Requena es su apuesta por la ecología, el respeto por el entorno y su compromiso con el origen. La pluviometría e insolación media anual, unidos al tipo de suelo predominante en la zona y la altitud media (entre 600 y 900 metros sobre el nivel del mar), convierten a esta denominación de origen protegida en un territorio único para el cultivo adaptado a pautas ecológicas, en las que se eliminan aquellos productos o tratamientos nocivos para el ecosistema.

La ecología en el mundo del vino tiene mucho que ver con el cuidado que tenemos con la naturaleza, pero también con el compromiso hacia futuras generaciones que tienen que encontrar un entorno fértil en el que seguir cultivando esos viñedos ya centenarios que dan personalidad a la denominación de origen y propician la elaboración de vinos finos y elegantes. En ese sentido, Utiel-Requena ha crecido significativamente, y se cuentan por miles las hectáreas de viñedo certificado por el Comité de Agricultura ecológica de la Comunitat Valenciana. Varias bodegas ya han ‘cerrado el círculo’ y todos sus vinos salen al mercado con el distintivo de ecológicos, mientras que otras muchas están siguiendo la estela, adaptando los cultivos y lanzando al mercado parte de su producción de vino como ecológico.