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Paz Vega: "Que te dejen de querer es terrorífico. Es la nada"

Paz Vega descubrió y se enamoró de l’Albufera cuando viajó a València para grabar «El lodo». Confiesa que, dos años después, recuerda perfectamente todos y cada uno de los amaneceres y atardeceres allí vividos. Hoy se estrena en los cines «El lodo», una película en la que el paraje natural es más que un escenario, es el protagonista.

Paz Vega en l’Albufera durante el rodaje de «El lodo», la película que hoy se estrena. ©JLCarretero

"Cual titiritera que soy, iré donde el viento sople», afirma Paz Vega desde Nueva York donde, desde hace cuatro meses, reside ya que está grabando la serie «Jigsaw» para Netflix. Hace dos años, el ‘viento’ la trajo a València. En l’Albufera, a las órdenes de Iñaki Sánchez Arrieta, rodó la película ‘El lodo’ que hoy llega a los cines. El thriller, por cierto inauguró la 36 Mostra de València, lo coprotagoniza junto a Raúl Sánchez Arévalo. La película arranca cuando una fuerte sequía castiga los arrozales. Ricardo, biólogo, después de viajar por todo el mundo, regresa para proteger el paraje natural donde vivía de niño. Las medidas que debe tomar le enfrentarán radicalmente a los lugareños, que ven atacada su forma de vida y subsistencia.

Me equivoco si te digo que el verdadero protagonista de la película es el Parque de Natural de l’Albufera.

Es el personaje. L’Albufera es la gran protagonista de esta historia y, sin ese lugar, nada tendría sentido. El sitio es espectacular. Fue increíble rodar amaneceres y atardeceres; eran de una belleza que te dejaba sin palabras y así queda reflejado en la peli con imágenes muy poderosas porque, además de ser bonito, por los arrozales y el lodo es inquietante. En la peli, todo pasa por L’Albufera; es una metáfora fabulosa de la historia en sí.

¡Qué duro debe ser saber que a uno no lo quieren allí donde, por trabajo, debe estar!

Totalmente. Iñaki dice que la película versa del miedo en general y que todos los personajes se mueven por miedo. Miedo a que llegue alguien de fuera y les quite su lugar, miedo a no saber, miedo al futuro, miedo al pasado... Miedo a todo. El miedo es lo que hace que nos movilicemos porque es un mecanismo de defensa natural del ser humano y es lo que nos hace poder sobrevivir en un entorno hostil. Me gusta cómo está representado ese miedo en ‘El Lodo’. En la peli, todos personajes tienen su propio drama.

Hablas del miedo, pero en este caso se une el rechazo al forastero, aunque llegue para ayudar.

Sí, el personaje de Raúl Arévalo es el de un señor que regresa a su tierra y lo hace para ayudar. Él llega cargado con una mochila de algo que le paraliza y tiene que gestionarlo. Mi personaje tiene miedo a lo desconocido, miedo a perder el cariño de su hija, miedo a que la dejen de querer. Unos miedos con los que todos nos podemos sentir identificados porque que te dejen de querer es terrorífico, es la nada.

Tu que vives en Nueva York, ¿has sentido alguna vez ese rechazo?

Nunca, para nada. Todo lo contrario. Durante los 14 años que he estado en Los Ángeles me sentí superacogida en una ciudad que, a priori, puede ser un poco extraña para uno que llega desde Madrid porque es otra manera de vivir y de relacionarse pero me sentí querida y comprendida. También he tenido que pasar largas temporadas en México y ha ido fenomenal. En este sentido no he sentido nunca rechazo.

Ojalá eso siempre fuera así.

Es que debería ser así. El mundo está tan desquiciado y tan loco que, querer cerrar fronteras ahora, no tiene ningún sentido, es ir en contra de la propia naturaleza y el devenir de los tiempos. Las fronteras no tienen sentido, a lo mejor hace 500 años sí, pero no ahora. ¿Cómo es posible que, gracias a internet, se tenga libertad absoluta para comunicarse y a su vez querer poner una pared que separa a dos mundos que son prácticamente iguales? Es terrible y muy doloroso el comportamiento hacia los inmigrantes y lo que está pasando. Esperemos que las siguientes generaciones se sensibilicen con este tema y sean capaces de ser valientes y abrir las puertas porque no pasa absolutamente nada. Cerrar, por el miedo a lo desconocido, no tiene sentido. Y eso es lo que le pasa a los personajes de ‘El lodo’, que se encierran por el miedo, porque el miedo te quita libertad. El miedo hay que vencerlo por la curiosidad de ver qué pasa, por ver qué pueden ofrecer otras culturas, conocer otros idiomas, otros acentos, otros colores.

¿Qué es lo que te resultó más interesante de tu personaje, una mujer de carácter introspectivo, un personaje que está marcado por la culpabilidad, el dolor, la incomprensión?

Todo. Leí el guion e inmediatamente conecté con la historia y los personajes. Es un guion que tiene muchísimo trabajo y está muy bien escrito, lo que se agradece mucho cuando te llega algo así. Me emocioné en varias ocasiones y al acabar llamé al director y le dije «quiero hacer esto» porque no sé porqué pero conecté con todo. Como madre es muy fácil conectar con Claudia y su dolor.

Tu personaje atraviesa por una depresión, una enfermedad que nadie quiere visibilizar y es durísima tanto para el que la padece como para el que le rodea.

Totalmente. De todos los personajes que en la película conviven con el miedo creo que la más valiente es Claudia, porque es la que decide ponerse en manos de profesionales, medicarse y afrontar la depresión. En la película se ve por las fases que pasa y lo que ocurre cuando deja de tomarse la medicación porque necesita estar consciente de lo que pasa y con ello deja de tener el control de la situación y se desquicia. Creo que es el personaje que lucha por salir del agujero negro. El marido no quiere hablar, no quiere ver, no quiere recordar aquello que pasó y ella quiere que lo recuerde y pase el duelo. Él tiene miedo a derrumbarse. Ella busca recuperarse para seguir dándole amor a su hija y seguir con su vida.

Este año has estrenado ‘La casa del caracol’, ‘¡A todo tren! Destinos Asturias’, ‘American Night’, ‘13 Minutes’ y ahora ‘El Lodo’, eso significa que en pandemia trabajaste mucho.

Muchísimo, no he parado. Con todo el protocolo y todas las medidas de seguridad posible sí que se puede trabajar.

Ahora estás trabajando con Netflix.

Por eso estoy desde agosto en Nueva York. Estoy rodando una serie que se llama «Jigsaw» y aún me quedan unos cuantos meses más por delante.

¿Sientes que, después de muchos años, intervenir en programas como Masterchef o Mask Singer te ha servido para acercarte más al público?

Puede ser, pero no ha sido algo premeditado. Creo que se ha visto a Paz y no al personaje, a una Paz sin guion. Lo que me interesa de mi trabajo es que la gente vea cine y punto, que me conozcan a mí no me interesa. Cuando tuve la oportunidad de trabajar en Masterchef lo acepté porque es un programa que me gusta muchísimo. Me pareció una experiencia preciosa y la disfruté muchísimo. Con Mask Singer como era cantar pero sin que me reconocieran por eso me lancé y me pasé genial. Como jurado fui como soy cuando estoy en mi salsa. Yo misma rompí una barrera que tenía porque siempre he querido protegerme muchísimo porque con los personajes ya me expongo demasiado.

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