Lo primero que llama la atención cuando te sientas en Beniasia es su carta de vinos. Está muy por encima de lo que normalmente encontramos en un buen restaurante de mercado de la capital y, desde luego, muy lejos de lo que solemos encontrar en los restaurantes chinos. En ella aparecen las referencias más prestigiosas de Ribera, vinos muy interesantes del Priorato, Riojas convenientemente ordenados por subzonas y especialidades, alguna joyita internacional y, por supuesto, una bonita colección de vinos locales. Salta a la vista de que se trata de una carta de vinos personal, elaborada pensando en los gustos del cliente, la armonía con la cocina y las preferencias del sumiller.

El responsable de este raro descubrimiento es Huang Shan. Tiene 23 años y se ha formando en el Máster de Sumillers que ofrece la cámara de comercio (el más caro de la Comunitat Valenciana pero también el más prestigioso).

Sushi tempurizado. Urban

Beniasia lo fundaron los padres de Huang (Fan Fan y Kido). Su historia se parece mucho a la de cualquier familia hostelera local. Empezaron con un pequeño comedor hace 18 años. Luego, en 2008 ampliaron con el edificio anexo y el año pasado afrontaron una nueva reforma que le ha otorgado identidad al local. Esfuerzo, superación y una vida atada al restaurante. Lo mismo que han vivido, padecido o disfrutado (según se mire) cada uno de los restaurantes familiares que pueblan La Marina. La última reforma ha otorgado mucho valor al negocio. En ella ha intervenido Xialoe (esposa de Huang) y el escultor Antonio Marí. Con un buen gusto reconocible ha impregnado el comedor de evocaciones a sus orígenes sin caer en esas decoraciones comunes y reconocibles de los comedores asiáticos.

Ternera agripicante. POR SANTOS RUIZ

La carta se nutre fundamentalmente de los tópicos de la cocina china elaborados con unos modos y una calidad similares a los que encontramos normalmente en este tipo de establecimientos: gyozas de pollo y cerdo, dim-sums, wan-ton… Si te dejas aconsejar por Huang pueden llegarte a la mesa algunos platos más interesantes como su Yukson. Se trata de un salteado de cerdo picado con bambú y setas que se come sobre unas hojas de lechuga iceberg a modo de taco, el solomillo de ibérico con salsa de jengibre o sus tallarines chinos (más finos de lo habitual).

Solomillo de iberico con salsa de jengibre y cúrcuma POR SANTOS RUIZ

La cocina explora también otras culturas. Hay platos tailandeses como su pollo con curry rojo o el pollo massaman y también una carta, dentro de la carta, dedicada a la cocina japonesa. De allí salen unos niguiris de ventresca o vieira y un sushi tempurizado que no emocionan pero ofrece algo distinto al cliente asiduo. Yo, que no visito el restaurante asiduamente, hubiera preferido seguir explorando la cocina china y dejar el sushi para los verdaderos profesionales de la cocina japonesa.

Para los postres Huang se apoya en un profesional de primera: Daniel Álvarez. Es una sabia decisión. Hacer postres buenos requiere de un verdadero especialista. Si no lo tienes vale la pena recurrir a un buen obrador y éste de Elche es de los mejores. De allí viene su tiramisú, su mouse de chocolate o su éclair de moka de café.

Beniasia nos demuestra que la hostelería familiar no entiende de pasaporte. El compromiso, el esfuerzo y las renuncias son comunes a todos en este oficio, independientemente del país donde haya nacido el propietario. Ahora la familia Huang debería de entender que una bodega como está merece un esfuerzo mayor en la cocina.