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«Las personas, como las mariposas, se transforman y llegan a su mejor versión a través del cambio»

Renacidas: cuando bailar con tacones ayuda a aceptarse a uno mismo

El espectáculo quiere ser más que una coreografía de danza sobre tacones de 12 centímetros, la función que se ofrece en el Teatro Olympia reivindica que cada uno se acepte tal como es

Espectáculo Renacidas

Siete componentes femeninas, diferentes entre sí, ponen de manifiesto en Renacidas la variedad física, mental y psicológica de todas las mujeres. Porque todas somos diferentes y lo importante es aceptarse a uno mismo. «Renacidas pretende invitar al cambio personal, a sentir más y a valorar lo que realmente es importante, uno mismo», defiende Verónica Mejía, directora de Dalias Heels Company, la primera compañía de danza urbana en tacones creada en València en 2016. En el espectáculo, realizado sobre zapatos de salón de 12 centímetros, las intérpretes se transforman a través de la danza para ofrecer «su mejor versión» a través de cambios internos y externos. «Es un show único, diferente, minimalista, donde la importancia pertenece a la mujer», describe Mejía, para la que el estilo de su compañía «va más allá del tacón como símbolo de sexualidad y herramienta femenina para utilizarlo como instrumento de poder, reafirmación y empoderamiento personal».

Bailarinas en «Renacidas». Urban

El espectáculo que el día 8 se estrena en el teatro Olympia es la evolución de la catarsis personal que Mejía expuso en Anónimas cuando, a través de la danza, compartía su crisis de los 40 y la aceptación de ese complicado momento. Renacidas, en este caso, parte de «superar las dificultades y renacer. Las personas al igual que las mariposas se transforman y llegan a su mejor versión a través del cambio», lanza la directora de la primera compañía de tacones que, desde 2010, viene trabajando para trasladar un show que es tendencia en Las Vegas a València. Judith Ballester, Nerea Roldan, Amanda Morcillo, Sofia Shi, Ángela Villa, Saphira Cosima e Ilian Jones son las encargadas de plasmar las ideas de la coreógrafa sobre el escenario. «Quería hacer algo diferente, confeccionar un show único e irrepetible. Me he estado formando en países como Nueva York, Los Ángeles, Roma o París, ciudades en las que el heels dance está ya muy asentado. He recibido clases de coreógrafos que han trabajado con Beyoncé, Rihanna o Britney Spears entre otros. En 1998 decidí cambiar las zapatillas de deporte por los tacones y, desde entonces, no me he bajado de ellos», apunta Verónica, alma mater de la compañía. «Los espectadores se sentirán identificados en cada una de las etapas del show dando rienda suelta y personal a la interpretación de cada una de las piezas» aventura. «Renacidas pretende invitar al cambio personal, a sentir más y a valorar lo que realmente es importante, uno mismo», defiende Verónica Mejía.

Pretende invitar al cambio personal, a sentir más y a valorar lo que realmente es importante, uno mismo

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«El nombre de Dalias surge de un grupo de bailarinas que, como las características de la flor de este nombre, son bellas por fuera y duras por dentro» explica. Así, relata la coreógrafa, la compañía surgió inicialmente como un grupo de competición de danza urbana y en tiempo récord ganaron varios campeonatos nacionales e internacionales. Un día, tras un viaje a Londres, Verónica gestó Anónimas, el trabajo con el que lograron popularizar el estilo en València y que les llevó a hacer una gira de tres años por teatros de toda España. «Hice un casting y busqué exactamente lo que buscaba. Cada bailarín, estéticamente, tenía una característica diferente. Y eran así porque eran un reflejo de la sociedad», sostiene.

Una imagen del especáculo Urban

¿Y por qué bailar con tacones? Responde: «Siento que los tacones, más allá de una tendencia, son una herramienta de empoderamiento», confiesa. En Renacidas, como ya ocurría en Anónimas, las coreografías evolucionan para dar paso a la reivindicación de un individuo que se acepta, con sus diferencias y carácter propio y que saca pecho utilizando los tacones como símbolo de fortaleza.

Los bailarines que participan en el espectáculo han salido de la escuela que Mejía tiene en València y en la que, desde el primer día, se trabaja «el empoderamiento desde el tacón» y fomentan valores como «la responsabilidad, el trabajo, la confianza, el esfuerzo, la pasión y la constancia». «Para mí, subirme a un tacón es más que hacer una coreografía, es reafirmarme como mujer y como profesional; sentirme a gusto conmigo misma y aceptarme tal y como soy. Desde el primer día, pretendo que los bailarines se sientan libres, queridos y motivados para aceptarse y que, cuando se bajen del tacón, sigan sintiéndose fuertes y empoderados. Que nadie tenga que buscar en el exterior lo que tiene dentro de él», reivindica la bailarina.

Los tacones, más allá de una tendencia, son una herramienta de empoderamiento

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«En lo primero que pienso cuando me despierto es en el tacón», apunta la coreógrafa formada en Los Ángeles. «Para mí es fundamental la forma de transmitir cómo se siente una persona cuando baila con esta herramienta, en este caso, un tacón de doce centímetros», relata.

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