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Julieta Venegas | Cantante y compositora

Julieta Venegas: "Soy una ‘desgenerada’ y no me gustan las etiquetas"

Hace 25 años Julieta Venegas se situó al frente de las hordas del rock latino que invadieron escenarios, tiendas de discos y ondas hertzianas. El furor pasó y Julieta, lejos de adaptarse a los tiempos, ha preferido adaptarse a sí misma y a sus necesidades vitales y musicales. Ahora que lo latino vuelve a triunfar, ella sigue a lo suyo, con nuevo disco en la cocina y concierto como el que le trajo hace unas semanas a València.

«soy una ‘des-generada’ Y NO ME GUSTAN LAS ETIQUETAS»

El pasado mes de marzo la cantante y compositora de Tijuana Julieta Venegas actuó en el monasterio de Sant Miquel dels Reis en un concierto de formato acústico como parte de una pequeña gira por España mientras prepara un nuevo disco, el primero en siete años. Tras la publicación en 2015 de ‘Algo sucede’, Venegas cambió de urbe -dejó Ciudad de México y se instaló en Buenos Aires- y renovó el equipo de ‘management’ y la banda de músicos que le llevaba acompañando desde hace años. En 2019, la autora de piezas tan populares como «Me voy» o «Andar contigo» publicó ‘La enamorada’, álbum conceptual basado en la obra de teatro de Santiago Loza que ella mismo protagonizaba. Y en los últimos meses ha plasmado en dos sencillos sus duetos con Sen Senra («Sin ti»), y «Lo siento BB:/», reguetón compartido con Bad Bunny y el productor Tainy.

De momento, de tu futuro disco ya has presentado «Mismo amor», una canción con un aroma setentero y soulero la mar de agradable. ¿Será así la nueva Julieta Venegas?

No, el disco tiene otras caras también. Esta es una de las caras del disco. Me gustaba mucho arrancar mostrando esta canción, porque es la última que escribí para el disco y Álex Anwandter, mi productor, me dio el ritmo y fue cómo «a ver qué pasa con esto». Se juntaron como dos personalidades y es más canción. El nuevo disco tiene algunas de este mood pero también otras más acústicas.

Últimamente te hemos escuchado en colaboraciones con Bad Bunny y con Sen Senra, lo que muestra de nuevo tu falta de apego por los géneros musicales demasiado concretos. ¿Te sientes cómoda con esa etiqueta de artista fronteriza?

La verdad es que sí. A mí me desespera cuando la gente te dice que hay algún género que tienes que respetar. Y más ahora que estamos en un momento en el que la música se mueve un montón en ese sentido. Yo siempre he dicho que soy una «des-generada» y no me gusta que me pongan etiquetas. Soy compositora de canciones y cuando alguien me invita a componer y me estimula y me resulta genuina la propuesta, me interesa hacerlo. En el caso de Sen Senra me gusta porque también es un «des-generado», sabe muy bien lo que está haciendo, hace pop pero también es canción pero tiene elementos del trap... Es superinteresante porque siempre es su voz. Cada quien tiene su manera particular de contarse y a mí me interesa un montón.

Esa facilidad para trascender los géneros, a veces entre canción y canción, que llevas practicando desde los inicios de tu carrera puede parecer una cosa bastante moderna. ¿Te sientes una adelantada a tu tiempo?

No, no me siento demasiado adelantada a mi tiempo. Creo que es más una cuestión intuitiva. Mi manera de pensar la música va más por la intuición que por la descripción. Hay gente que se dedica más a explicar la música y otros nos dedicamos a hacerla.

En el FIB en 2011, cuando las etiquetas parecían más importantes, y un festival indie todavía era un festival indie, hubo bastante polémica porque te incluyeron a ti, artista latina y con cierta popularidad, en el cartel.

Sí, me causó mucha gracia esa polémica porque creo que tuvo que ver bastante con que yo había sonado en la radio. Yo siempre entendí la polémica, eh, y nunca me sentí ofendida. Tenían razón así que yo pensé que la única manera que tenía para demostrar quien soy tenía que ser en el escenario. No podía ponerme a discutir o a pedir porfavorcito que me dejaran tocar. El festival me había invitado y yo estaba feliz porque además a mí me encantan los festivales que hay acá en España, porque son muy lindos y hay mucha variedad. Pero entendí la polémica y luego el show estuvo divino, la verdad.

Después del disco «Algo sucede» (2014) paraste durante bastante tiempo. Cambiaste de banda, de compañía, incluso de país. ¿Te hartaste de la música?

Me harté un poco de la parte profesional de la música. Sentía justamente que tenía que recuperar mi relación con la música y que para eso tenía que desarmar ese edificio que tenía armado. Sentía que algo no estaba bien, que tenía que reconectar de alguna manera. Me volví a sentar y concentrar en el piano, empecé a hacer shows yo sola, empecé a salir después, ahora he empezado a hacer un disco.

¿Y estás ahora mejor?

Sí, estoy mejor, más confiada, más feliz y siento que estoy donde tengo que estar con la gente con la que estoy colaborando. Siento que el equipo es totalmente distinto y que estamos todo el mundo en una línea muy afín.

Durante este periodo cambiaste los escenarios de los auditorios por los del teatro y te convertiste en actriz monologuista en «La enamorada». ¿Te ayudó esto a ese reencuentro contigo misma?

Muchísimo. Fue una locura eso. Ni siquiera se me había ocurrido al principio hacer canciones para ese monólogo. Fue una aventura, nunca había actuado, y en medio de ese proceso es cuando nos preguntamos por qué no hacíamos también canciones. Se lo comenté a Santi Losa, que es el autor del texto, y me dijo que estaría bueno. Y así, con las canciones, tuvo mucho más sentido. Me ayudó mucho, sí. Y en el vídeo que he sacado ahora siento que he saltado a otra cosa, que es la actuación, que estaba divertido, y me está gustando mucho trabajar más historias en los vídeos.

Además, la música que hiciste para aquel monólogo te sirvió para volver a meterte en un estudio para grabar.

Sí. Cuando hice la música para presentar volví a entrar en un estudio y con Juan Carlos Iglesias, que es quien lo produjo, fue como reconectar con el placer de entrar ahí. Fue como «ah, claro, esto estaba bueno». Son cosas que fueron sucediendo poco a poco, y que supusieron eso, como un reencuentro.

Además, el disco que resultó es muy atractivo, con muchas cuerdas y en un registro que no es tan habitual en ti.

Sí, me gustaba la idea de mantenerlo simple. Porque además la obra se hacía en un teatro muy chiquitito.

Antes, cuando recordábamos lo del FIB, decías que por aquel entonces tú sonabas en la radio. Pero no solo eso, también vendías millones de discos. ¿Viste si, como cantaba Residente hace poco, una cosa es ser famoso y otra ser artista?

Pues no sé si pienso demasiado en la fama. No veo tan importante la fama como la música. Mi búsqueda va siempre por lo artístico, por buscar cómo decir las cosas, cómo expresarlas. Pero al final de cuentas es una cuestión de personalidad, cada quien lo vive de una forma distinta. Yo incluso soy incapaz de imponer esa diferencia entre arte y fama, es una discusión que para mí se puede obviar. Hay miles de razones para estar en la música y creo que son todas nobles. En todo caso, habrá alguna equivocada, pero nunca será malas razones. Siempre hay algo noble en el arte.

Después de muchos años de dominio anglosajón, parece que el cetro de la música popular lo lleva ahora Latinoamérica. ¿Ves este cambio esperanzador?

¿Y por qué crees que lo lleva ahora Latinoamérica?

Porque cuando abres Spotify y ves las listas de artistas más escuchados, la mayoría suelen ser latinoamericanos. También dicen que en Estados Unidos ahora influyen más los productores de Miami que los de Los Ángeles.

Claro, claro. Son cosas que se van moviendo. Bueno, yo creo que las plataformas son algo positivo, a mí me gustan esas maneras de escuchar música porque están cambiando cosas. Y no sé si para mí está dictado todo desde Miami. Miami es una parte, claro, pero hay otros lugares de Latinoamérica donde se están haciendo cosas interesantísimas. Yo vivo en Argentina y ahí es una locura lo que está pasando en todos los géneros, del trap al hip hop al pop a no sé qué... Hay muchos estímulos en cada región. Y por no decir acá, que está más lejos de Latinoamérica y donde también se están haciendo cosas superinteresantes. Está Rosalía, por ejemplo.

¿Te ha gustado su nuevo disco?

Me encantó, la amo, la amo. Tengo unas sensaciones muy divertidas cuando vengo a España porque ella es de acá y la perciben de una manera y en Latinoamérica la percibimos como una reina. A mí me gusta Rosalía desde el disco ‘Los Ángeles’ y toda la transformación que está haciendo me parece interesantísima.

También te adelantaste a artistas como ella. Tú hace años que cantas, compones, interpretas varios instrumentos, vas moviéndote por diferentes géneros, encabezas una carrera en solitario que va evolucionando y buscando nuevas vías de expresión...

No sé. Sí, soy fronteriza porque soy de Tijuana, y escuché por eso mucha más música anglosajona que latina. Pero en ese momento ni siquiera era consciente de que había muchas mujeres haciendo cosas. Lo importante es que ahora cada vez hay más y sí que siento que gracias a que ahora cada vez hay más mujeres compositoras, cada vez hay más cosas que están cambiando.

«Las mujeres se están revelando, los hombres no sabe qué hacer», cantas en una de las canciones de «La enamorada».

Sí, eso es muy específico. Eso lo sentí yo en México, donde hay una cuestión con la mujer, que debe ser bonita, sumisa, la madre santa... Eso en México choca mucho con el feminismo, pues no entienden que una mujer pueda estar enojada. Eso es importante poder ir cambiándolo.

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