El ajo, propiedades a gogó

Es recomendable tomarlo crudo y si puede ser en ayunas mejor

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

El ajo es uno de los ingredientes que más propiedades tiene. Contiene aminoácidos esenciales, vitaminas, enzimas, lípidos, sales minerales y muchos componentes activos que hacen que sea uno de los alimentos con más propiedades curativas. La gran mayoría se deben a la alicina que contiene, a la vitamina B6, al yodo, fósforo, manganeso, selenio, potasio y vitamina C.

Las primeras referencias que se tienen del ajo con fines terapéuticos fueron en el Antiguo Egipto que lo llegaron a considerar como un icono sagrado, de hecho, se ponía ajo en las tumbas ya que se creía que alejaba a los espíritus. Más tarde se comía para evitar enfermedades como el tifus y el cólera. Fue en la época romana cuando empezó a cultivarse y extenderse de forma acelerada por Europa, aunque tuvo retractores a lo largo de la historia, como Isabel la Católica, que prohibió que se sirviera en la Corte, o Alfonso de Castilla, que detestaba su olor y no dejaba que se le acercase nadie que lo hubiese consumido.

Es recomendable tomarlo crudo, ya que al cocinarse pierde muchas propiedades, y si puede ser en ayunas, mejor, ya que mejora el metabolismo estimulando los ácidos gástricos gracias al sulfuro de alilo y hace que los alimentos se asimilen mejor. El ajo crudo repite más que cocinado, por lo que una buena opción es cortarlo por la mitad en vertical, retirarle el germen, que es el brote que llevan en su interior, y tragarlo con un poco de agua. Para saber si está fresco hay que observar la ‘cáscara’ y ver que esté tensa. Cuánto más fresco es un ajo mayores propiedades para la salud tiene. Se recomienda guardarlo a temperatura ambiente pero fresco y oscuro pero nunca en la nevera ya que se reblandece. Es recomendable que los ajos puedan ‘respirar’, por lo que el recipiente debería tener agujeros.

Propiedades

Antibacterianas y antisépticas: En 1858 Pasteur informó de las propiedades antibacterianas del ajo debido a la alicina que contiene. Años después es un alimento que ha sido muy estudiado por ser fuente de componentes sulfurados como la alicina y el ajoeno, entre otros. Estos compuestos bioactivos son conocidos por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, aunque dependen del tipo de ajo que se utilice y de si está cocinado o crudo. En la primera Guerra Mundial el ajo fue usado como antiséptico, para la desinfección de las heridas cuando faltaban las medicinas.

Antibióticas: Es un gran antibiótico natural, ayuda en los resfriados y catarros, y es usado desde la antigüedad por todas las culturas para fines terapéuticos.

 Antioxidante: Posee ingredientes activos como los fenoles y las saponinas con propiedades antioxidantes. Los antioxidantes contribuye a inhibir la formación de radicales libres, y aumenta las enzimas antioxidantes celulares. También ha sido estudiado por sus propiedades hepatoprotectoras, es decir, que ayudan a proteger el hígado bloqueando la entrada de algunas sustancias nocivas y mejorando su funcionamiento.

Mejora la presión arterial y el correcto funcionamiento muscular: Es fuente de potasio, un mineral esencial que contribuye al mantenimiento de la presión arterial en niveles normales. Contiene, a modo de curiosidad, más potasio que el plátano. Contribuye a un correcto funcionamiento muscular y es bueno para la hipertensión.

Reduce el colesterol malo: El colesterol malo (LDL) es capaz de obstruir las paredes de las arterias, el ajo ha sido estudiado por su posible capacidad para reducir el colesterol. Junto a una dieta llena de otras hortalizas y frutas, es necesario para mantener una buena salud cardiovascular.

Y muchas más cosas: Aunque la mayoría de propiedades del ajo se deben a sus componentes sulfurados, también es fuente de otros micronutrientes esenciales, entre ellos, destaca el yodo, un mineral que contribuye a que el tiroides funcione correctamente y a la producción normal de hormonas tiroideas, que están involucradas en regular las reacciones metabólicas. También destaca su contenido en fósforo que contribuye al metabolismo energético. Y, en cuanto a vitaminas, es fuente de vitamina B6, una vitamina que ayuda a regular la actividad hormonal.