Francisco Martínez Bermell llevaba toda su vida vinculada al mundo del vino, aunque no fue hasta 1982 cuando arrancó su proyecto vital, el legado en forma de bodega que dejaría a las futuras generaciones. Vera de Estenas hundió sus raíces en la centenaria Casa Don Ángel, en el término de Utiel, una finca con viejas parcelas de viñedo que pronto comenzó a transformar, conservando aquellas de uvas autóctonas como la Tardana o Bobal con más edad y reestructurando otras para cultivar uvas que en aquella época apenas si se conocían en la zona.

Con Vera de Estenas y Viña Lidón, Francisco demostró al mundo el potencial enológico de una zona que hasta ese momento se «conformaba» con producir vinos a granel. Viñas mimadas durante todo el año, elaboraciones artesana y largas y pausadas crianzas que fueron traduciéndose en unos vinos adelantados a su tiempo, con el mismo carácter pionero que siguen implementando hoy en día la segunda y tercera generación de esta familia de bodegueros, representada en Félix Martínez y Eduardo Vives respectivamente.

Hace apenas unos días se ha celebrado el 40 aniversario de la fundación de esta bodega -una de las de mayor tradición y solera dentro de la DO Utiel-Requena- con una jornada a la que han asistido amigos, profesionales del sector y muchos de los que, de un modo u otro, han contribuido al posicionamiento de la firma. Más allá de los actos protocolarios, el presidente del Círculo de Enófilos de Utiel-Requena, Carlos Martín, hizo entrega a Félix Martínez, actual gerente de Vera de Estenas, de un reconocimiento por su labor en favor de la enocultura durante las últimas cuatro décadas. El acto culminó con las emotivas palabras de Yolanda Martínez recordando la figura de su abuelo paterno, un hombre que dedicó toda su vida al vino y que clavó sus raíces en la centenaria Casa Don Ángel.