«Un lugar de partida» es la historia de una pareja que emigra de Lugo a Alemania al poco de conocerse, pero es también la vida un millón de españoles que emigraron en la década de los sesenta. Y la de tantos que lo hacen hoy día. La función, que se puede ver en la Sala Russafa hasta el domingo, es una reflexión sobre del sentido de pertenencia, la autonomía en la toma de decisiones y las distancias que nos unen tanto como nos separan del resto.

Los movimientos migratorios no son una novedad. Han acompañado a la evolución de la especie humana. Pero en cada época se han vivido de manera distinta. ¿O no? Es lo que plantea Un lugar de partida, una obra escrita y dirigida por Iria Márquez. La actriz, dramaturga y directora narra en este espectáculo el fenómeno migratorio que vivió España en los años sesenta, perdiendo en poco más de una década casi un millón de habitantes. Dos de ellos fueron sus padres, protagonistas de esta historia, instalados en Alemania en busca de una prosperidad llena de sombras.

Un lugar de partida

«El proyecto nació para una edición de Russafa Escénica que tenía como tema España. Hacía tiempo que me rondaba la idea de investigar la emigración porque se me hizo muy evidente que podía ser algo casi cíclico cuando mi hermano, a raíz de la crisis de 2008, tuvo que instalarse en Estados Unidos para poder seguir desarrollando su carrera profesional. Era como si la vivencia de mis padres, de alguna manera, nos hubiera marcado a los hijos», reflexiona Márquez, quien también vive desplazada de su lugar de origen, al haber abandonado Madrid para instalarse desde hace ocho años en València.

«Mis padres se casaron casi sin conocerse, tras una relación breve, mayoritariamente por correspondencia. Él ya vivía en Alemania y se conocieron un verano en Lugo. Cuando mi madre siguió sus pasos, se hicieron palpables dos maneras muy diferentes de vivir la emigración», explica la dramaturga. En el espectáculo, uno de los personajes ve en la experiencia migratoria una herramienta para prosperar, mientras que el otro la sufre como un profundo desarraigo. «Por eso el título habla de ‘Un lugar de partida’, donde unos encuentran el punto de arranque para una nueva vida, mientras que para otros es un verdadero hachazo que les parte en dos mitades. Y su cabeza está en un sitio, mientras que el corazón permanece en otro», comenta Márquez.

Un lugar de partida

Para escribir esta historia, la autora buceó en los recuerdos de familiares cercanos y de sus propios padres, pero también en documentos de la época, que reflejaban el éxodo al que, en opinión de la autora, animaba la dictadura franquista. «Cuando un país no te permite desarrollarte en lo profesional ni en lo personal, de alguna manera te está incitando a que te vayas. Se genera un discurso sobre la valentía y la aventura de salir a buscarse el sustento que, en realidad, enmascara el fracaso de un sistema político y social que no es capaz de ofrecer las condiciones para una vida digna», afirma recordando que esto se ha vivido en España en diferentes momentos de la historia; pero también en otros países, de los que ahora es receptora de población desplazada. «Debería de ser fácil empatizar con la gente que llega aquí para intentar salir adelante porque, seguramente, sienten la distancia de la misma manera que la sintieron muchos españoles emigrados en los años 60. Por una parte, les aleja de sus familias, de su cultura. Pero, por otra, estrecha increíblemente todos esos vínculos», apunta.

El espectáculo, que empezó como una pieza de corta duración, pudo extenderse gracias al programa Graners de Creació, que le permitió disfrutar de una residencia creativa en Sala Russafa, donde se estrenó en abril de 2021. Ella misma era la encargada de interpretar entonces a Maria Jesusa, su madre. Y Juan Carlos Garés encarnaba a su padre, Ángel.

Un lugar de partida

Pero los compromisos profesionales de ambos intérpretes hacían imposible girar la pieza. Así que les han dado el relevo los actores Héctor Fuster y Lucía Poveda, que componen el nuevo elenco de una propuesta donde las pequeñas anécdotas de una pareja emigrada trascienden hasta conformar una reflexión sobre el sentido de pertenencia.

Un lugar de partida arranca con escenas llenas de ternura y optimismo en las primeras fases de la relación de una pareja que podría ser la historia de tantos españoles de entonces o de ahora. E incorpora el humor para evidenciar los esfuerzos de Ángel y Maria Jesusa por mantener viva una unión cuando las diferencias se hacen cada vez más grandes. Pero también hay espacio para el drama y la reflexión en una trama que acompaña al matrimonio a lo largo de 10 años.

La escenografía y el vestuario va acompasando la evolución vital de los personajes. Y la proyección de fotografías e imágenes familiares de Super 8 remarca el realismo de este espectáculo de ‘autoficción’. Además, la puesta en escena trata de conectar el pasado con el presente mediante su banda sonora. ,Incluye composiciones originales y versiones del folclore gallego, como La Rianxeira; junto a las de canciones populares como El Emigrante, de Juanito Valderrama; Radioactivity, de Kraftwerk; o la interpretación de Hurt por Johnny Cash. Todo ello corre a cargo de artistas de la escena musical independiente como Galope, El Ser Humano o David Campillos. Y suma la cesión del tema Buscando un lugar donde vivir, de Alberto Montero.

El espectáculo regresa hasta el domingo a la Sala Russafa tras ser elegido como Premio del Público de Sala Russafa al Mejor Espectáculo Valenciano en 2021.