Cómo sobrevive un gourmet a la Navidad

En estas fechas las citas se suceden, los menús se amontonan y no son los mejores del año

En Navidad, al final, las celebraciones agotan

En Navidad, al final, las celebraciones agotan / Urban

Santos Ruiz

Santos Ruiz

Si eres un verdadero gourmet, de esos que se sientan en la mesa con el ánimo de disfrutar de una buena comida, seguramente asumirás que la Navidad no es tu mejor momento.

Reconozcámoslo, en general, en estas fiestas, se come bastante regular. El juego anda entre las nueras que intentan reproducir recetas familiares que nunca aprendieron a cocinar, suegras ancladas en el ostracismo de las recetas de la ¡Hola! que bañan en nata el salmón y las lubinas, cuñados irreverentes que se estrellan con el sifón y las esferificaciones, y suegros emperrados en convencerte de que el mejor blanco es un tinto. Mesas opulentas pero mediocres, Así son, o suelen ser, nuestras mesas navideñas.

En estos días especiales parecemos empeñados en hacer cosas excepcionales, generalmente, con un resultado muy mejorable.

Pongo como ejemplo claro a mi madre, una excelente cocinera, que nos regala cada domingo un pedazo de cielo en forma de puchero, marmitako o arnadi pero que, llegado el día de Navidad, se empeña en castigarnos con recetas viejunas sacada Dios sabe de qué antiguos libros de cocina.

Propongo aquí un decálogo que nos arranque de esa mediocridad gastronómica en la que se han convertido las Navidades españolas. Un puñado de ideas frescas que nos ayuden a entender que menos es más. A comprender que podemos disfrutar de una muy buena comida con nuestras familias sin aspirar a que aquello parezca el festín de Babette.

El puchero es el plato típico de día de Navidad

Puche / Urban

La Navidad no es la mejor época para un gourmet. Es época de excesos, pero, reconozcámoslo, no solemos recordar las comidas navideñas por su calidad. Las citas se suceden y los menús se amontonan. Comida y vino corren a gogó pero rara vez nos levantamos de esas mesas con la sensación de haber disfrutado de una gran comida. Compartimos diez consejos para que las comidas de este año resulten un poco más satisfactorias. 

No caigamos en la trampa del marisco:

Gambas, cigalas, langostinos y demás no faltan en las mesas navideñas. Si vamos al mercado veremos un contingente increíble de crustáceos. Uno se pregunta, ¿De dónde han salido? No se puede pescar tanto en tan poco tiempo. La flota de bajura es la que es, y, por más horas que echen, no pueden multiplicar por mil las capturas. Podemos adivinar que no todas son frescas y, desde luego, no serán las mejores del año. Por otro lado su precio se multiplica. Nunca comeremos tan malas gambas y tan caras como en Navidad. Hazme caso, dejemos las gambas para enero o febrero, serán mejores y más baratas.

Ostras

Ostras / Urban

Sí al marisco de cultivo

 Una barca no puede multiplicar sus capturas según las apetencias del mercado pero el marisco de cultivo se puede recolectar a demanda. Ostras, berberechos y vieiras estarán hoy igual de buenas que el mes pasado. 

Mejor carne que pescado

Olvidémonos del besugo, la merluza o el mero. Simplemente comprarlos ya supone una odisea (el mercado está colapsado) y, de nuevo, no encontraremos el mejor precio ni la mejor calidad. Mejor optemos por platos de carne. 

No es día para experimentos

No permitas que tu cuñado se ría de tus fracasos. Guarda tus nuevas recetas para el día que estés rodeado de gente que te quiera de verdad. Juega sobre seguro y vuelve a esas recetas que siempre te salen bien. 

Mejor pocos platos y buenos que muchos y mediocres

Parece que no nos podamos sentar en la mesa de Navidad sin calzarnos siete platos. Las comidas de Navidad deberían ser las más frugales del año, porque son los días que menos apetito tenemos. Llegamos al 24 de diciembre hastiados de comidas de empresa y amigos.

Canapés frios

Canapés frios / Urban

Nada de canapés

Te quitan el hambre, no suelen estar muy buenos y tampoco son originales. Además, como los haces un rato antes, están revenidos y se los deja todo cristo. Mejor una tapa de jamón o unas chacinas cortadas al momento.

Pensemos en cosas que solo requieran un golpe muy rápido de cocina

Algo de plancha por ejemplo, o mejor aún, que pueda estar preparado con antelación. Debemos entender que la comida de Navidad es importante, pero más importante aún es estar con nuestros familiares y amigos que, al fin y al cabo, es para lo que se supone que han venido.

Mercado Central

Mercado Central / Urban

Mente abierta

Los aficionados a la cocina solemos ir al mercado con la mente abierta a ver que te encuentras y comprar lo que esté mejor al precio más razonable. Pero cuando hablamos de la comida de Navidad hay que prepararla con mucho tiempo de antelación. Uno no puede pensar en el mercado y ver por delante una cola de media hora mientras reza para que no le roben su ración de berberechos. Es mejor prever con tiempo el menú.

Ojo con la trufa

Tan presente en las comidas navideñas. Diciembre es pronto para la melanosporum. Asegúrate de que esté bien madura cuando la compres o, mejor aún, lánzate a por la blanca que está ahora en su mejor momento.

Si te ha tocado un cuñado pesado, olvídate de la comida y céntrate en el vino

Que sea bueno y en botella grande. Yo ya tengo preparados un par de magnums.